Científicos alemanes estudian con satélites la formación de unas olas gigantes que han hundido 200 buques en 20 años

Inmensas olas de origen desconocido merodean por el océano sorprendiendo a los capitanes de los barcos cuando aparecen en el horizonte y chocan contra su proa. Las cubiertas de los lujosos transatlánticos son arrasadas, los superpetroleros se ven imposibilitados para navegar y se vuelven vulnerables ante el capricho de la siguiente embestida. Muchos son los barcos que desaparecen por culpa de unas olas gigantes que ahora son investigadas.

Inmensas olas de origen desconocido merodean por el océano sorprendiendo a los capitanes de los barcos cuando aparecen en el horizonte y chocan contra su proa. Las cubiertas de los lujosos transatlánticos son arrasadas, los superpetroleros se ven imposibilitados para navegar y se vuelven vulnerables ante el capricho de la siguiente embestida. Muchos son los barcos que desaparecen por culpa de unas olas gigantes que ahora son investigadas.

Según ha explicado Wolfgang Rosenthal, del Centro de Investigaciones Alemán GKSS, se ha podido establecer una trágica media que asegura que cada semana naufragan dos barcos de grandes proporciones. A pesar del funesto balance, nadie parece decidido a estudiar al detalle las causas de estos accidentes, tal y como sucede, por ejemplo, cuando se trata de un accidente aéreo. Como mucho, todo se achaca al mal tiempo.

El equipo de científicos teutones dirigidos por Rosenthal parece decidido a arrojar un poco de luz sobre la materia. La investigación que está llevando a cabo ha podido constatar que en las últimas dos décadas se han hundido por culpa de unas olas de gran tamaño unos doscientos barcos de diverso tonelaje: petroleros, transatlánticos, transportes de mercancías...

Hoy en día los científicos siguen dudando sobre el factor desencadenante de estas tremendas masas de agua. Ahora un grupo de analistas que trabaja con imágenes vía satélite han podido descubrir algunos detalles que ayudan a comprender cómo se forman. En las tres semanas que llevan de observación, los ordenadores han detectado diez olas gigantes que fluyen por diferentes partes del mundo y que alcanzan los 25 metros de altura.

La confluencia de algunas olas menores que se mueven en diferentes direcciones, provocadas por los cambios de presión existentes en el océano, provoca un choque en cadena que están en el origen de estos fenómenos. La ayuda del viento soplando en la misma dirección durante periodos de tiempo prolongado (más de doce horas), hace el resto. (30-07-2004)

 

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