El Gobierno se plantea ceder al desafío del dictador Obiang y extraditar a Severo Moto a un tercer país “amigo”

El Gobierno lleva un tiempo barruntándolo. Se argumenta que tener a Severo Moto en nuestro país es, por muchas razones, una molestia. Y la razón de más peso la ha dado Obiang al pedir la extradición de Moto como requisito mínimo para salvar las relaciones bilaterales. En Exteriores existe la voluntad de cumplir con los deseos del dictador Obiang.

El Gobierno lleva un tiempo barruntándolo. Se argumenta que tener a Severo Moto en nuestro país es, por muchas razones, una molestia. Y la razón de más peso la ha dado Obiang al pedir la extradición de Moto como requisito mínimo para salvar las relaciones bilaterales. En Exteriores existe la voluntad de cumplir con los deseos del dictador Obiang.

Se trataría, ciertamente, de extraditar a Moto no a Guinea Ecuatorial, donde su vida correría peligro, sino a un tercer país alejado de las conflictivas relaciones que España mantiene con su antigua colonia. En este sentido, el país que se busca tiene que cumplir con el siguiente perfil: ser estratégicamente poco relevante y ser, además, destinatario de gran cantidad de fondos españoles en materia de cooperación. Todo apunta, pues, a que se trata de algún enclave de Centroamérica o Sudamérica.

El dictador ecuatoguineano Teodoro Obiang ha puesto en jaque a la diplomacia española al retirar a su embajador en Madrid días atrás. Pese a las declaraciones del ministro Moratinos, quien afirmó que la llamada a consultas se trataba de un problema interno de Guinea Ecuatorial, nuestra cancillería queda ahora forzada inexcusablemente a tomar postura, ya pase esta por mostrar un claro rechazo a Obiang y apoyar a la oposición, ya pase por contemporizar con el sátrapa guineano para que las relaciones con el régimen sean pacíficas.

El gabinete de Zapatero ha mantenido durante estos meses una política de tono bajo respecto de Guinea Ecuatorial, coincidente en el fondo con las directrices de la era Aznar. Pese a la notable marginación que el PSOE le ha dispensado al opositor y supuesto golpista Severo Moto, autonominado presidente del Gobierno en el exilio, los movimientos de Moto inquietan, y mucho, a nuestros responsables políticos, de tal modo que el CNI vigila permanente al opositor guineano para controlar sus posibles recaídas golpistas.

Así pues, para el actual Gobierno español, librarse de la presencia de Severo Moto en nuestro país sería un alivio que, de modo directo, calmaría la tensión con Guinea Ecuatorial. Pese a esto, fuentes ecuatoguineanas consultadas por ECD señalan con detenimiento los males que tal extradición reportaría.

En primer lugar, España quedaría desacreditada al cumplir los deseos del tirano Obiang, consiguiendo que el dictador guineano sacara partido de su desafío a nuestro Gobierno, lo cual crearía un peligroso precedente. En segundo lugar, y pese a que Moto no tiene, ni mucho menos, la simpatía de todos los opositores guineanos, el Gobierno español se portaría de un modo flagrantemente injusto con el contingente de exiliados guineanos que aquí habitan y con todos los que sufren a Obiang en su país.

Pese a estos datos, en Exteriores buscan la manera de desembarazarse de Moto, pues tal vez es esta la manera más fácil de recomponer las maltrechas relaciones con Obiang. (28-07-2004)

 

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