Las quejas de los policías obligan a Interior a desmontar las modificaciones en los nuevos coches-patrulla: los agentes no cabían en los vehículos

Los agentes de la Policía Nacional estrenaron el pasado año una nueva remesa de 300 coches-patrulla. La decisión de la dirección general de modificar las características de los vehículos motivó las protestas de los agentes: se quejaban de que no cabían en el habitáculo del conductor.

La dirección general de la Policía decidió adquirir estos nuevos ‘zetas’ (así son conocidos los coches patrullas del cuerpo) el pasado año. Tal y como se publicó en estas páginas –ver noticia- los agentes estrenaron los primeros vehículos en enero.

En el momento de la compra, la dirección decidió modificar algunos elementos de estos vehículos. Para ello, se contó con el informe favorable de un equipo de ingenieros técnicos expertos en prevención de riesgos laborales. Concretamente, la modificación supuso un coste aproximado de 1.000.000 de euros. Estas son algunas de las quejas de los agentes sobre los nuevos coches-patrulla:

-- Se redujo el habitáculo de la parte delantera del vehículo, de tal forma que los agentes tenían que forzar al máximo su asiento. Algunas de las mamparas acabaron rompiéndose con la presión de los respaldos. Los policías denunciaron que una persona de 175 centímetros de altura no cabía en la parte del conductor: su cabeza daba en el techo y sus rodillas, en el volante.

-- Los asientos eran móviles, es decir, no tenían un tope en el rail de desplazamiento, por lo que en su movimiento podían chocar contra la mampara de seguridad. Carecían, además, de protección lumbar. Según los agentes, “no estaban adaptados para ubicar los instrumentos de dotación reglamentarios”. También señalan que la ficha de inspección técnica sólo permite cuatro ocupantes. -- Los coches tampoco tenían el sistema de seguridad E.S.P., que evita derrapes y controla la tracción del vehículo. Denuncian que se podrían haber ahorrado otras modificaciones innecesarias para dotar al vehículo de este sistema de seguridad que supone un desembolso mínimo: unos 300 o 400 euros por vehículo.

Pues bien, según ha podido saber El Confidencial Digital, la dirección general de la Policía ha decidido rectificar ante las quejas de los agentes y desmontar las modificaciones efectuadas en los vehículos policiales. Las fuentes consultadas explican que esta decisión supondrá un desembolsó de otro millón de euros. Es decir, el coste total de los cambios en los asientos y demás mobiliario interior, y el devolverlos a su situación de fábrica será de 2 millones de euros.

Vea a continuación imágenes de los nuevos ‘zetas’:

 

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