Una patada al avispero de Sánchez
Tenía toda la razón Pedro Sánchez cuando se enfadó, y mucho, con Yolanda Díaz por no haber sabido controlar en Cataluña a su nueva formación, Sumar, allí con el nombre de Comunes.
Porque ha sido la posición de los Comunes, negándose a apoyar los presupuestos de la Generalitat, lo que ha provocado que Aragonés adelantara las elecciones autonómicas. Y esos comicios trasladan a Madrid un avispero que bien querría haberse ahorrado el presidente del Gobierno.
Pedro Sánchez va a poder vender, con razón, el claro triunfo de su candidato, Salvador Illa, que ha llevado al PSC a una rotunda victoria, tanto en votos como en escaños. Y se esmerará en vender que la amnistía ha ganado al separatismo. Pero, de rebote, en la mayoría que salga de estos comicios se decidirá el futuro de la actual coalición parlamentaria en Madrid. O sea, la continuidad de Sánchez en La Moncloa.
Como alguna vez ha repetido el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, para seguir en el poder Sánchez “necesita a todos y siempre”. Y la convocatoria y celebración de estas elecciones ha puesto en riesgo al menos uno de los apoyos.
Una de las enseñanzas del veredicto de las urnas es que el independentismo está a la baja en Cataluña. Se confirma que una parte de la población se muestra más que harta de esa problemática y que, si fuera posible, desearía olvidarse del procés. La prueba es el retroceso de los nacionalistas, que no alcanzan escaños suficientes para sumar mayoría.
El PSC va a tener que intentar formar gobierno. Y, hoy por hoy, todo apunta a un tripartito de izquierdas, con Esquerra y los Comunes.
Esa combinación deja absolutamente fuera de juego a Puigdemont. Y la reacción de un ex president frustrado puede convertirse en un grave peligro para la estabilidad de la actual mayoría nacional. Porque tiene en su mano la opción de dar una patada al avispero. Un político frustrado, que ni siquiera tiene claro si va a poder regresar a España, es un mal compañero.
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