La industria de defensa española superó los 12.135 millones de euros de facturación en 2022

Los operarios programan el torno y la broca comienza a perforar con precisión milimétrica  el acero. Es una de las miles de piezas que forman esta plataforma de armas, fabricación 100 por cien nacional que se exporta a decenas de países.

La independencia estratégica está detrás de este auge. El objetivo: gastar más, mejor y de forma coordinada con la unión europea.

Por ejemplo: España es uno de los pocos países del mundo con capacidad para producir completamente un submarino. La inestabilidad internacional ha provocado que el crecimiento del sector se mantenga y aumente. España se sitúa ya como cuarta potencia europea. La percepción social de esta industria también se está modificando. Para 2029 el gobierno se ha comprometido a elevar hasta el 2% del PIB, el presupuesto de defensa nacional.

La industria de defensa, seguridad, aeronáutica y espacio española experimentó un notable crecimiento en 2022, alcanzando una facturación de 12.135 millones de euros, según el informe "Impacto económico y social de la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio" elaborado por KPMG para TEDAE. Este dato representa un aumento del 4,6% respecto al año anterior y consolida la recuperación del sector tras el impacto de la pandemia.

El informe destaca la importancia de la aeronáutica militar en este crecimiento. Impulsada por proyectos como el Eurofighter, el A400M y el futuro FCAS, esta área experimentó un aumento del 10,4% en su facturación. Además, la creciente demanda de sistemas no tripulados y la modernización de las flotas aéreas contribuyeron a este impulso.

El sector espacial también registró un hito histórico al superar por primera vez los 1.000 millones de euros de facturación. Este logro se debe al creciente interés en la exploración y explotación del espacio, así como al desarrollo de tecnologías punteras relacionadas con satélites de observación de la Tierra, sistemas de navegación y comunicaciones. La participación en programas europeos como Galileo y Copernicus ha sido fundamental para este avance.

La industria naval, aunque experimentó un ligero descenso en su facturación, mantiene una posición sólida gracias a la construcción de buques militares como las fragatas F-110 para la Armada Española y la exportación de patrulleros y buques de apoyo logístico a diversos países.

En cuanto al empleo, el sector generó más de 57.000 puestos de trabajo directos, la mayoría de ellos altamente cualificados. Además, se estima que por cada empleo directo se crean 2,5 indirectos, lo que demuestra el impacto positivo de la industria en el tejido económico y social del país.

A pesar de este panorama positivo, la industria aún no ha recuperado los niveles previos a la pandemia. La crisis sanitaria afectó especialmente a la movilidad aérea y la demanda de algunos productos y servicios. Sin embargo, las perspectivas para el futuro son optimistas. La creciente inversión en I+D+i, que alcanzó los 1.169 millones de euros en 2022, garantiza la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías que impulsarán el crecimiento del sector en los próximos años.

La industria de defensa española se consolida como un motor clave para la economía del país, generando empleo de alta calidad y contribuyendo al desarrollo tecnológico e industrial. Además, su papel en la seguridad nacional y en la cooperación internacional refuerza su importancia estratégica para España. El compromiso con la sostenibilidad y la transición ecológica también se ha convertido en una prioridad para el sector, que busca reducir su huella de carbono y desarrollar tecnologías más limpias y eficientes.

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