Illa tendrá que pelear por el tripartito, el independentismo pierde el Parlament

Pere Aragonès asegura que ERC se quedará en la oposición y agita el fantasma de la repetición electoral. Inédito: el PSC sumaría mayoría absoluta con PP y Vox

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez (i) y el candidato del PSC Salvador Illa (d) durante un mitin del PSC, en Pavelló Vall d’Hebron, a 10 de mayo de 2024, en Barcelona, Catalunya.
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez (i) y el candidato del PSC Salvador Illa (d) durante un mitin del PSC en Barcelona.
  1. Adiós a la mayoría independentista
  2. Una suma improbable: PSC+PP+Vox
  3. ERC huye del tripartito
  4. Puigdemont no gana pero no se rinde
El candidato de Junts+ a las elecciones al Parlament, Carles Puigdemont, en un mitin en Argelès-sur-Mer (Francia).
El candidato de Junts+ a las elecciones al Parlament, Carles Puigdemont, en un mitin en Argelès-sur-Mer (Francia).

La política catalana ha dado un vuelco este 12 de mayo de 2023. Por primera vez desde que los nacionalistas se embarcaron en el ‘procés’ para tratar de alcanzar la independencia de Cataluña, los partidos que apuestan por la secesión no suman mayoría absoluta en el Parlament.

La subida de tres escaños de Junts, al recuperar de candidato a Carles Puigdemont (en 2021 la candidata fue Laura Borràs), se vio neutralizada por el hundimiento de Esquerra Republicana de Catalunya, que de empatar a 33 escaños con el PSC pasa a la tercera posición y pierde 13 escaños.

La CUP también se desploma de 9 a 4 parlamentarios, mientras que Aliança Catalana se estrena con dos escaños.

La suma de los cuatro partidos independentistas se queda en 61 escaños, lejos de los 68 que marcan la mayoría absoluta en el Parlament de Cataluña.

Adiós a la mayoría independentista

Las elecciones autonómicas de 2012, 2015, 2017 y 2021 dieron como resultado que Convergència i Unió o Junts per Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya, Junts pel Sí cuando los dos anteriores fueron juntos, y la Candidatura d’Unitat Popular superaban juntos los 68 escaños.

Esa suma les permitió elegir como presidentes a Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès, aprobar durante años los pasos hacia la secesión, lanzar el desafío en septiembre de 2017 de aprobar las leyes de desconexión y de convocatoria del referéndum del 1 de octubre, y finalmente declarar la independencia de Cataluña el 27 de octubre de 2017.

En las elecciones autonómicas de 2021, convocadas aún en picos altos de la pandemia del coronavirus, la participación se desplomó y el independentismo logró la victoria simbólica de superar el 50% de los votos. Pese a ello, con Pere Aragonès el Govern no lanzó otro desafío rupturista.

La última legislatura, el Parlament tenía 74 diputados de partidos independentistas (ERC, Junts y CUP). Ahora pasa a 61 escaños entre esos tres partidos y Aliança Catalana.

Una suma improbable: PSC+PP+Vox

La derrota del independentismo, en un contexto de una participación baja pero superior a la de 2021 (58% frente al 51%), no tienen visos de traducirse en que se vaya a formar un Govern netamente contrario a la independencia.

 

Ahora serán 74 escaños los que sumen los partidos no independentistas, si se engloba en esa categoría al Partit dels Socialistas de Catalunya (PSC), Partido Popular (PP), Vox y Comuns-Sumar.

Los resultados de estas elecciones autonómicas han sido tan inusuales, que incluso alcanzan la mayoría absoluta PSC, PP y Vox -justo 68 escaños-, sin los Comuns, que aunque no apoyan la secesión, apuestan por que se pueda celebrar un referéndum de autodeterminación.

El PP ha logrado dar un gran salto, de los 3 escaños de 2021 a 15. Supera a Vox, pero no lo absorbe, ya que los de Abascal se mantienen en 11 escaños.

Sin embargo, las dinámicas actuales de la política nacional hacen poco probable que pueda producirse la investidura de Salvador Illa como president del Govern de la Generalitat de Cataluña gracias a los votos del Partido Popular y de Vox: por el rechazo de los socialistas al partido de Santiago Abascal, con el que se comprometieron a no pactar, y porque tampoco se prevé que Vox apoye a Illa, aunque sea para desalojar al independentismo del Palau de la Generalitat.

No hay que perder de vista que Pedro Sánchez depende de los votos de los siete parlamentarios de ERC y los otros siete de Junts en el Congreso de los Diputados para poder sacar adelante su programa legislativo, por lo que un portazo de cualquiera de los dos partidos independentistas catalanes dejaría en punto muerto al Gobierno de España.

ERC huye del tripartito

El único ganador de la noche es Salvador Illa. El ex ministro de Sanidad ya consiguió en 2021 ganar en votos y empatar en escaños con ERC, pero no pudo gobernar ante el acuerdo de los independentistas.

Ahora se despega claramente, con 42 escaños. Esa misma cifra consiguió Pasqual Maragall en 2003, cuando comenzaron los años del tripartito de izquierdas.

La repetición de esa combinación de gobierno -socialistas, republicanos y los herederos de Iniciativa per Catalunya- parece la opción preferida por el PSC para conseguir volver al poder en Cataluña, 14 años después de perderlo a manos de CiU con Artur Mas.

Pere Aragonès se encargó de enfriar esos cálculos de los socialistas: “ERC asumirá la voluntad de la ciudadanía y trabajaremos para continuar, pero en la oposición”, anunció el actual presidente del Govern de Cataluña.

PSC (42), ERC (20) y Comuns-Sumar (6) alcanzan la mayoría absoluta de 68 escaños. Incluso la CUP acumula otros cuatro diputados (serían 72), que dibujan una mayoría de izquierda en el Parlament.

Pero la negativa de ERC a apoyar a Salvador Illa impediría cualquier fórmula de un gobierno de izquierdas, y si se niega a ceder acerca la posibilidad de una repetición electoral si, por ejemplo, se produjera una primera investidura fallida del candidato socialista en la que sólo obtuviera 48 votos del PSC y los Comunes.

Puigdemont no gana pero no se rinde

Si el triunfador de las elecciones es Salvador Illa -si bien podría disfrutar de una “amarga victoria” si no logra ser investido-, y el gran castigado es Pere Aragonès, la decepción la protagonizan Carles Puigdemont y sus seguidores.

Junts confiaba en el ex president huido de España en 2017 para galvanizar al independentismo más irredento, superar a ERC y volver a reactivar el ‘procés’ con un Puigdemont ya amnistiado de nuevo instalado en la Casa dels Canonges, residencia oficial del presidente del Govern de la Generalitat.

El candidato descartó volver a Cataluña durante la campaña, dejándose detener -aún no se ha aprobado la amnistía y pende sobre él una orden de detención- al pisar suelo español. Anunció que volvería en el debate de investidura, confiando así en que en ese debate sería candidato a la investidura.

También dijo que, si no podía gobernar, volvería para ese debate, pero que después dejaría la política institucional, ya que no se veía como líder de la oposición.

Pese a todo ello, Puigdemont no se dio por vencido con esos resultados. En su comparecencia para valorar los resultados, animó a ERC a intentar con Junts la formación de un gobierno “sólido” y “de obediencia netamente catalana”, pero para ello tendría que lograr que el PSC se plegara y con su abstención permitiera gobernar al segundo y al tercer partido.

Aunque pueda parecer una opción remota, ECD reveló que ya en campaña hizo llegar mensajes en esa dirección al PSOE, para intentar pactar con Pedro Sánchez que Junts mantenga sosteniendo al Gobierno de España en el Congreso de los Diputados, a cambio de que Sánchez sacrifique la victoria de Illa y facilite que al frente de la Generalitat de Cataluña vuelva a estar Puigdemont, seis años y medio después.

Pere Aragonès comparece al conocerse los resultados de las elecciones autonómicas de Cataluña (Foto: David Zorrakino / Europa Press).
Pere Aragonès comparece al conocerse los resultados de las elecciones autonómicas de Cataluña (Foto: David Zorrakino / Europa Press).

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