EN PAUSE CON ZAIDA CANTERA, diputada socialista y comandante en retiro del Ejército de Tierra

“Las Fuerzas Armadas no son ideales, pero no las satanicemos, como hace la izquierda extrema con demagogia e hipocresía”

Zaida Cantera es nueva en el hemiciclo. Comandante en retiro después de una compleja historia de acoso sexual y laboral que rompió una espiral de silencio en el ejército. Ahora, desde las filas socialistas, la diputada combate las injusticias. Sin uniforme. Y de otra manera

Zaida Cantera, en su despacho del Congreso de los Diputados. La bandera de España da la bienvenida.

Zaida Cantera “vive” gracias a un libro y a la tele. Desde que Irene Lozano escribió su historia y, sobre todo, desde que Jordi Évole le consiguió la libertad desde Salvados, una mujer acosada no se camufló en silencio sobre fondo verde-caqui. Fuerte. Recta. El ejército le retiró con 38 años y una marca, y Pedro Sánchez le dio la mano para entrar en el PSOE y en el Congreso de los Diputados. Decidida. Valiente. Criada entre el comunismo y el socialismo, pero recela de Podemos, porque España está antes. Republicana. Su brújula conduce a la justicia. Su paracaídas es ella misma. Su kit de supervivencia contiene humildad. Y su visión del ejército lleva lealtad, pero también afán por cambiar lo que siempre se ha hecho así. Opiniones cargadas con pólvora. Porque el ejército también está formado por seres humanos y, algunos, incluso fallan…

Jueves de sol. En el Congreso de los Diputados, los leones se han puesto gafas y Cervantes está en el ambiente.

Movimiento en el ala oeste del Grupo Parlamentario Socialista. Tercera planta. Aquí tiene su despacho Zaida Caldera, más Quijote que Dulcinea, aunque los dramas siempre tienen su parte de molinos de viento o gigantes, según el ojo del protagonista de la historia con que se mire.

Dos hileras amplias de secretarias. Un secretario. Así, a la vista. Una de ellas rompe el plano de nuestra espera llevando dos cafés al garito de César Luena, secretario de organización del PSOE. Por aquello de que estamos en el siglo XXI y el tópico de la secretaria ha saltado por los aires, llama la atención.

Total, que venimos en son de paz para hablar con una diputada que hasta hace poco estaba en la guerra. Literal. En 24 horas, una política con el ejército a flor de piel ha leído la propuesta de entrevista y ha respondido que sí. Decisión. Acción. Y aquí estamos. Así funcionan los nuevos.

Estos días Zaida está en los titulares. Si hay elecciones, podría ser una diputada fugaz si le hacen, de pronto, colgar también estas botas. Dicen. Con su curriculum vital intenso, su experiencia política de unos meses y esa amenaza de descarte en el horizonte, disparamos. Con balas de fogueo.

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Usted entró en política para cambiar las cosas. Tras cuatro meses sin Gobierno, ¿es fácil tirar la toalla?

Nunca tiro la toalla. Siempre se puede hacer algo. En estos cuatro meses he ayudado a algunas personas, y eso es una satisfacción. Es cierto que, a veces, te quedas con una cierta sensación de impotencia, porque piensas: “estoy en el nivel en el que estoy, y no puedo hacer más”, porque hay cuestiones que sobrepasan mis funciones e invaden otras responsabilidades. Me llegan temas que claramente son injustos y urge cambiarlos, pero todo eso lleva tiempo…

El PSOE tampoco ha tirado nunca la toalla. Desde el 20 de diciembre está con la mano tendida, pero los acuerdos necesitan que haya un interlocutor al otro lado.

¿Le gustaría un pacto PSOE, PP y Ciudadanos?

No me gustaría un pacto con el PP. Estoy diametralmente en contra del PP, aunque somos occidentales, y siempre podemos llegar a algún punto en común. Lo estamos viendo estos días en los plenos del Congreso, ya que hay cuestiones que se votan por unanimidad. En la base real de mis concepciones ideológicas no hay nada que me una al PP.

Supongo que para una militar, acostumbrada a un ritmo más ejecutivo de toma de decisión y acción, la política debe ser todo como a cámara lenta…

Eso forma parte de la impotencia que siento a ratos al ver que todo tiene su trámite…

Por no hablar de la burocracia y el ritmo de los partidos, que también son un poco elefantes…

Sí…


¿Lo de usted y el PSOE fue una oportunidad, un flechazo…?

Yo siempre he sido del PSOE. Me crié entre el comunismo y el socialismo, que fueron las raíces ideológicas de mi familia. Mi padre fue del PCE en la clandestinidad. Fue de los pocos que, durante el golpe de Estado del 23-F, nos puso a salvo a su familia y se vino aquí, al Congreso de los Diputados, a partirse la cara por la continuidad de la democracia que nos había costado tanto…

Mi ideología siempre ha sido socialista. Lo que sucede es que, cuando llegas a ser militar, todo el mundo tiende a emparejarte con la derecha, por las reminiscencias de nuestro pasado. Ser de izquierdas no es incompatible con ser militar. Entre otras cosas, los militares de hoy no tienen nada que ver con los del siglo XIX o del XX. Estamos en otra época.

Con ese background ideológico cocinado en casa, ¿no se veía más cómoda en Podemos?

No comparto la concepción que tiene Pablo Iglesias del Estado español. Yo defiendo un modelo federal de nuestro país. Soy republicana. Además, tengo muy claro el rechazo absoluto al terrorismo. A cualquier tipo de terrorismo. El terrorismo es una manera de utilizar la violencia de manera indiscriminada para conseguir instaurar el terror en la sociedad…

Podemos también está en contra de ese terrorismo…

…Bueno, los de Podemos tienen conceptos un poco sucedáneos… Que se digan ciertas cosas de Otegui y le califiquen de preso político, ¡pues no!

¿Cómo valora la experiencia de estos meses en el Congreso? ¿Se ve capaz? ¿Se esperaba otra cosa?

Me veo capaz para esta función. He necesitado aprender a toda velocidad procedimientos que desconocía. Los primeros días fueron arduos, porque, para materializar cualquier idea o cualquier proyecto que resultara eficaz, tenía que aprender de cero cómo llevarlo a cabo. Es un hándicap que se soluciona con un poco de humildad: preguntando… Y poco a poco aprendes a hacer una Propuesta No de Ley, cómo se tramita, en qué formatos…

Cómo no pisar ningún callo de tus propios compañeros de partido…

Eso lo había aprendido ya en las Fuerzas Armadas... Si veo que mis ideas o mis iniciativas necesitan una visión más transversal con otras comisiones, no es que pida permiso, pero lo hablamos para evitar que sea incongruente con cualquier otra cuestión que se esté trabajando desde el grupo parlamentario.

En estos meses, y a la espera de si hay o no nuevas elecciones, ¿hay miedo entre sus señorías del PSOE para ver si se revalida en las listas?

Lo acabo de estar hablando ahora mismo… No es el momento de pensar en mí. Es el momento de pensar en que estamos a tiempo de formar Gobierno.

He visto en mi vida muchos acuerdos firmados en el último momento. El PSOE ya le ha dicho a Podemos que, de los 20 puntos que ha planteado, en 18 estamos de acuerdo. Asumir los otros dos implicaría trasgredir la Constitución… Esto es tan sencillo como que Pablo Iglesias valore qué es más importante: los 18 en común, o los dos en contra. Es una valoración interna que tiene que hacer Podemos. Y en ese caso, en tres minutos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pueden rubricar un acuerdo…

Pero Ciudadanos no quiere pactar con Podemos…

Ciudadanos ha dicho que no quiere a Podemos en el Gobierno, que es distinto… Un ejemplo: en la Comisión de Igualdad del Congreso se han firmado ya unas cuentas transaccionales entre PSOE, Ciudadanos y Podemos. Y ese voto conjunto se ve en otras comisiones y en el mismo Pleno. En el reparto de sillones es en lo que Ciudadanos y Podemos no se entienden. Bueno, pues coloquemos en los sillones a independientes, o a gente del PSOE…

Por cerrar el tema de su reválida en las próximas listas electorales, si existen. A veces da la impresión de que a usted y a Irene Lozano se les hace culpables de que Eduardo Madina se haya quedado fuera del Congreso…

Eso es porque hay gente que no sabe cómo se hacen las listas en el PSOE. He recibido mensajes a través de las redes sociales para que cediera mi acta. Incluso lo pregunté y me dijeron que ni se me ocurriera, que los ciudadanos me habían votado a mí, y yo había sido elegida…

Si yo no hubiera ido en la lista de número 6 por Madrid, habría ido otra mujer. Las listas del PSOE son cremallera: son hombre, mujer, hombre, mujer, hombre, mujer… Eduardo Madina iba de número 7, porque el número 1 era Pedro [Sánchez], el número 3 era Antonio [Hernando], el número 5 era Rafael Simancas, y el 7 era él. Ese es el orden de hombres dentro de la lista. Para que Eduardo Madina hubiera entrado en el Congreso tendría que haber estado en el puesto 5, pero no en el 6, que era el mío.

Si yo no hubiera estado en la lista habría estado una mujer estupendísima trabajadora socialista que se ha quedado fuera: Ángeles Álvarez.

¿Cuál sería su táctica para el presente-futuro de Pedro Sánchez de aquí al 26 de junio?

Defender las ideas socialistas del partido que tienen que ver con el bienestar de la sociedad en su conjunto: la sanidad universal, un Pacto de Estado contra la violencia de género, una educación igualitaria y de calidad de 0 a 18 años… La gente se equivoca cuando cree que el PSE ha virado a la derecha por haber llegado a un acuerdo con Ciudadanos: ¡no! Esto es una mezcla programática en la que se busca lo que nos une para avanzar. Es el mínimo común denominador que estamos viendo en el Pleno y en las comisiones.

¿Usted cree que Ciudadanos es de derechas?

Ciudadanos está en el centro, centro-derecha.

Yo le he preguntado por la táctica, y usted me ha respondido con ideología. Me ha parecido interesante.

La táctica, en sentido militar, son objetivos a corto plazo. La táctica es salir a la calle y decirles a los ciudadanos que el PSOE defiende y defenderá los valores sociales que llevan a la igualdad. Los socialistas han impulsado la educación universal, la sanidad universal, la justicia universal… ¡Todo lo que lleva la etiqueta “universal” lo instauró el PSOE!

Le veo ya política total. Me está soltando aquí una intervención casi de Pleno…

¡No! (risas) ¡Esto lo aprendí en las Fuerzas Armadas, no se equivoque! ¡Esto no es de estos meses!


¿Echa de menos el Ejército?

Sí. Aquí, a veces, en mis intervenciones, me sale la vena militar, qué quiere que le diga…

¿Sus amigos se quedaron allí?

Noooo… Ahí tengo algunos, pero mi principal grupo de amigos son civiles.

¿Cuándo fue la primera vez que pensó en ser militar?

Estando de vacaciones con mis padres en el pantano de Entrepeñas y Buendía. Allí estaban haciendo prácticas los de la Brigada Paracaidista. Casualmente, uno de ellos cayó al agua y salió del pantano por la zona en la que estábamos nosotros. Hablamos con él hasta que volvieron a buscarle. Unos días más tarde coincidimos con él y su familia de acampada, cuando se podía acampar... Ese hombre representaba los valores que mis padres me habían inculcado y aquel verano empezó todo.

Un test rápido para ver cuál es su opinión sobre la política de Defensa:

¿Reforma de la carrera militar?

Sí, empezando por los militares de tropa y marinería. Hay que reformarla para dotar de una ley de carrera militar a estos profesionales.

¿Modificación del sistema de promoción interna?

Sí.

¿Cómo?

Basado en igualdad, mérito y capacidad. Los mismos valores que se tienen en cuenta en la administración pública. Y haciendo más permeable la promoción interna.

¿Más derechos fundamentales para el personal de las Fuerzas Armadas?

Por supuesto.

Asociación, sindicalismo…

Sí.

¿Es sano que los militares sean apolíticos públicamente?

Es muy sano, y muy necesario. Otra cuestión es que uno tenga sus propios ideales, pero el militar está para la defensa y protección de todos y cada uno de los españoles, siguiendo el mandato de las Cortes Generales.

¿Misiones internacionales sometidos a referéndum popular?

No, basta con el visto bueno de las Cortes…

Podemos pide un referéndum…

¿Y por qué sólo para las misiones internacionales?

¿Urge revisar el convenio con Estados Unidos sobre las bases de Morón y Rota?

Ese convenio ya se revisó, pero si así lo establecen las Cortes…

¿Mejores instalaciones y más modernas para el ejército, o más ajustes?

Se necesita una reconfiguración de las Fuerzas Armadas en el territorio español para que sean más eficaces y eficientes.

¿Políticas más eficaces de igualdad?

¡Por supuesto!

¿Hay derroches en el ejército?

Como en todos los sitios…

¿Qué es la mujer en las Fuerzas Armadas del siglo XXI?

Lo es todo, junto con los hombres. Un ejército sin mujeres es como un ejército sin hombres.

¿Los españoles valoramos adecuadamente a nuestro Ejército?

¡No!

A pesar de lo que dice el CIS…

Los españoles tienen un concepto muy positivo de las Fuerzas Armadas. Las valoran mucho en las encuestas, pero pocos dejarían que sus hijos entraran a formar parte del ejército, y pocos conocen el día a día de un militar… El día a día de los y las militares del siglo XXI es pasar hambre, frío, calor, sed y enfermedades, mientras protegen a hombres, mujeres, niñas y niños a los que están asesinando por tener unas creencias u otras, en lugares donde ni siquiera llegan las ONG. Esa realidad, la sociedad española no la conoce: todavía tiene implantada en su subconsciente la equiparación entre militares y Franco… ¡y han pasado ya muchos años!

¿No cree que la izquierda ha sido muy demagógica con el ejército?

La izquierda extrema ha sido muy demagógica con el ejército. El PSOE siempre ha defendido a las Fuerzas Armadas. Las Fuerzas Armadas tienen sus pros y sus contras y, como todas las instituciones, son muy mejorables. Hay que adecentar la calidad de vida desde el primer soldado hasta el último general. Pero sí, la izquierda ha sido muy demagógica. Ayer, Podemos pidió en el Congreso que los militares estuvieran fuera de Canarias, y hace unos días pedía, en la Comisión de Industria, que se aprobara sí o sí la construcción de cuatro fragatas… ¡Eso es demagogia! Igual que es demagogia decir que no quiero militares pero me como el pescado de los barcos que los militares protegen para que la piratería no les ataque. Esos dobles juegos son de políticos demagógicos, o hipócritas. Llámelos como quiera.

¿Es compatible haber sido JEMAD y estar en Podemos?

A mí me chirría en algunas cuestiones. Respeto su decisión, pero me chirría que, por ejemplo, haya defendido a Ada Colau después del desplante a las Fuerzas Armadas que protagonizó en Barcelona… Yo puedo entender que a una persona no le gusten los militares. Es su opinión. Igual que es lícita la de los que ven en los militares un baluarte de defensa de sus propios valores. Lo que no se puede permitir es que un representante político, en este caso, de Barcelona, vaya y le diga a unos militares: “No os queremos aquí”. Ada Colau debe saber que gobierna el Ayuntamiento de Barcelona para todos y cada uno de los barceloneses, no sólo para los que le han votado. Al menos ese es mi concepto de representación. No juguemos con dividir España.

Hay muchos militares que son catalanes, la mayoría de Barcelona. ¡Señora Colau, respete! ¡Sus ideales son suyos, pero sepa usted diferenciar cuando actúa como representante institucional!

Pablo Iglesias tiene mucho interés en el CNI. Y parece que, si sale adelante un pacto con el PSOE y con Ciudadanos, propondrá que Julio Rodríguez sea su cabeza. ¿Usted confía?

Desconfío de todo aquel que quiere, por encima de todo, incluso de las políticas sociales, hacerse con aquellos ministerios que controlan el poder fáctico de un Estado. Desconfío del que siempre quiere el hard power. Con la política dura se puede acabar forzando a otros a que no puedan transmitir sus ideales. De alguien que, directamente, quiere el Ministerio de Defensa, el Ministerio del Interior, la Vicepresidencia con el CNI, y todos esos órganos que representan la defensa dura de la democracia, uff… ¡ojo!

¿Me parece adecuado Julio Rodríguez para estar al frente del CNI? No conozco suficientemente su cualificación profesional para trabajar en Inteligencia. Si se mira su curriculum, no sabría decirle si es el más adecuado o no. Sólo tengo la experiencia de cuando estuvo en el Ministerio de Defensa. Y tengo mis pros, y mis contras.

¿Sufrir agudiza el orgullo?

Sufrir te hace más humilde.

¿Qué teme de haberse convertido en un icono?

No me considero un icono. Cuando me dicen que he sido muy valiente siempre digo que se están equivocando. Hay que tener más valor para sufrir y callarse, en determinados momentos. Pero el problema de esta sociedad es que llamemos héroe a la persona que denuncia corrupción y actos delictivos… Algo falla…

Yo no me considero ninguna heroína. Sólo soy una buena ciudadana. Ha habido muchas mujeres antes que yo en las Fuerzas Armadas que han padecido y sufrido acoso. Y han dado su paso adelante, pero quizás no han tenido la suerte de tener un Salvados, ni un Jordi Évole que se fijara en sus casos.

¿Qué le debe usted a Jordi Évole?

Le debo la libertad. A mí me iban a meter en la cárcel. Habían abierto un proceso judicial falsificando pruebas para encerrarme. Cuando Jordi Évole sacó mi historia en Salvados, hubo conciencia de que el problema había superado la esfera militar y se convertía es un escándalo público.

Los periodistas tenéis una responsabilidad que quizá es excesiva: cuando hacéis periodismo de denuncia social, lo que más temen las autoridades es que les den un tirón de orejas.

Hablando de Évole: ¿Usted habría hecho una entrevista como la del otro día a Otegui?

Ahí me chocan dos trenes: el sentimiento y la razón. Por una parte, mis sentimientos dicen que no. Vi la entrevista, y lo que decía Otegui me pareció deleznable, porque vino a decir: “Cuidado, porque, como no hagáis lo que yo digo, volvemos a las armas”. No lo dice así, porque se cuida mucho, pero en sus declaraciones subyace una amenaza. Tampoco ha pedido perdón a las víctimas, y no ha tenido la decencia de dejar constancia de su enorme equivocación. Además, equiparó víctimas y asesinos de una manera repugnante. En ese plano, dudo de que sea bueno que Salvados le haya dado un altavoz a un hombre y a una forma de actuar que no me parecen apropiadas. Pero vivimos en una democracia, y yo creo en la libertad de expresión, y en que una persona puede hablar de sus ideas, mientras no haga apología. Ese es mi choque de trenes sobre esta cuestión…

¿Son justas las enmiendas a la totalidad contra el ejército ante casos que parecen puntuales?

Por supuesto.

¿Cómo acercaría el ejército a la calle?

Abriendo sus puertas. En otros países, los ejércitos se dan a conocer en los colegios. En Francia, por ejemplo, se imparten, en algunos cursos, asignaturas de Cultura de Defensa. Equiparar a los militares con la guerra o con la violencia es no saber nada. Salvo que te encuentres con un tarado mental, los militares son los primeros que odian la guerra. ¡Ojalá no hicieran falta los ejércitos, pero eso sólo serviría, de momento, en las sociedades utópicas! Eso significaría que las personas seríamos capaces de dirimir nuestras diferencias ideológicas, sociales o culturales hablando, y no agrediéndonos. Pero nos ha tocado vivir en una sociedad donde, dentro y fuera de nuestras fronteras, hay elementos de disenso y personas que recurren a la violencia, y por eso hace falta gente que defienda a quien no puede defenderse.

Debemos enseñar a la sociedad española que los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas son, en su mayoría, hijos e hijas de la democracia, que creen en los valores de la libertad, la igualdad, la justicia, la defensa del más débil…

También creo que mostrarse así exige que las Fuerzas Armadas cambien algunas cosas… Las Fuerzas Armadas no son ideales, pero no las satanicemos, como hace la izquierda extrema con demagogia e hipocresía…

Después de estos meses, ¿se ve más, o menos, como posible ministra de Defensa?

No me veo más allá de cada día… Quien piensa en el futuro, más allá de 3 ó 4 días, se está perdiendo el presente.

Si usted tuviera la cartera de ministra por el mango, ¿por dónde empezaría?

Por mejorar las condiciones laborales de la tropa.

¿Qué es la autoridad?

Saber gestionar recursos humanos y materiales con equidad y con justicia.

¿Hay privilegios desfasados en el ejército?

Sí.

¿Alguno especialmente clamoroso?

Pues que los mandos tengan derecho a pabellones, mientras que los soldados, sin apenas dinero, se tengan que buscar la vida para dormir. ¡Qué más da que seas oficial o que seas soldado! ¡Los derechos deben ser los mismos por el hecho de ser personas! En ese ámbito hay una relación amplia de temas, como las dietas, los coches oficiales… Sí, quizás estas cosas son el chocolate del loro, pero la suma de los chocolates del loro en este país acaban sumando una chocolatería demasiado grande, más que la de Hansel y Gretel… Ojito con los chocolates del loro, que generan crispación, y más en nuestros días…

¿La cultura de la denuncia de las injusticias va calando?

Poco a poco, pero sí. En otros países, la persona que señala con el dedo es aplaudida por la sociedad. Aquí, eso todavía nos sigue oliendo a chivatos, porque volvemos con la cabeza, casi sin querer, a los recuerdos de una Guerra Civil. en la que vecinos y vecinas se señalaban y después eran fusilados… Poco a poco va calando una conciencia diferente.

Parece que aquí el robagallinas es el que paga, y el gran delincuente es una especie curiosa de héroe que al día siguiente está en los platós de la televisión justificándose o vanagloriándose, como la Pantoja, Mario Conde o el Pequeño Nicolás…

¿Se puede contra los que parecen que siempre ganarán la partida?

(Silencio y suspiro) Yo creo que no… Yo creo que, al final, lo habitual es que no… Quiero creer que sí ingenuamente… y lucho porque sea así, porque en caso contrario no estaría aquí. El problema es que el débil gana muy pocas veces, todavía, esas partidas…

¿La justicia militar tiene sentido, o seamos todos iguales ante la ley, tanto civiles como militares?

La justicia militar no tiene sentido en época de paz. Tiene sentido un Código Penal militar, pero un Código Penal militar donde no se tipifiquen cuestiones que ya están recogidas en el Código Penal general. A raíz de mi caso y de otros, acaban de meter en el Código Penal militar el acoso sexual. ¡No! ¡El acoso sexual no es un delito militar! ¿Por qué un militar, por el simple hecho de llevar unas botas y vestir un uniforme, tiene que ser juzgado por un estamento distinto que el resto de los ciudadanos? ¿Es que yo soy distinta de cualquier otra mujer que haya sufrido acoso sexual? Partamos de la base, además, de que la pena que le habría caído a mi acosador hubiera sido muchísimo mayor… Los jueces militares no tienen sentido.

De este señor, usted no ha tenido más noticias, supongo…

No. Ni me preocupa.

¿Qué opina sobre el futuro del Cuerpo Jurídico Militar?

Es interesante que existan en las unidades personas con capacidad jurídica para asesorar al mando, o a cualquiera que lo necesite.

Si los jurídicos militares fueran realmente independientes y dijeran las cosas claras a los mandos… Pero… Yo he llegado a ver a un general decirle a un jurídico: “Hazme un escrito en el que quede claro que la razón no la tiene el soldado, sino el capitán”; y decirle el jurídico: “¡Pero es que la razón la lleva el soldado!”; y contestarle: “¡Me da lo mismo. Yo no le voy a quitar la razón a un capitán!”. Y esos escritos te los hacen…

La carrera de los jueces militares depende de las sentencias que dictan sobre otros militares, que son los que deciden después qué puestos van a ocupar…

Yo creo que la justicia militar no debe existir. Lo ideal es que en el ejército se cuente con jurídicos versados, que apliquen el Código Penal militar o el régimen disciplinario, pero no hace falta que sean militares.

Hay gente en el ejército que considera que su caso parte de un principio de razón que después ha sido oportunistamente aprovechado…

Son comentarios muy españoles… ¿Me he aprovechado porque estoy ahora en política? Yo no llamé a Pedro Sánchez. Es más: mi historia salió en Salvados, en El Objetivo, y enEspejo Público. Y yo no he vuelto a acudir a contar el caso en ningún otro medio de comunicación. Otra cosa es que los medios hayan hecho referencia a mi historia. Yo me retiré. Acabé un máster, empecé a estudiar Derecho, y entonces me llamó Pedro Sánchez.

Otros dicen que me he aprovechado de mi condición de mujer. ¿Cómo una mujer se aprovecha de su condición de mujer? No tiene ningún sentido.

Estuvimos a punto de no salir en Salvados. A mí me amenazaron. A Jordi Évole le presionaron. Al final se sacó, porque la gente no sabe que yo llevaba seis años de calvario, y que encima se estaba falseando la realidad para que acabara en la cárcel.

¿Sigue adelante con la carrera de Derecho?

Ojalá… No concibo un diputado que pueda ser a la vez alcalde, concejal, o tener otras responsabilidades… Yo, por lo menos, veo que esto exige exclusividad. No llego a más. Quizás es porque digo sí a todo, y a lo mejor tengo que empezar a decir que no, pero es que se me cae el alma a los pies cuando alguien me pide ayuda.

¿Hay corrupción pendiente de salir de los cuarteles?

Sí.

Usted se decantó por el ejército por el atractivo de las misiones internacionales. ¿Hay demagogia de la izquierda española contra el papel internacional de nuestras fuerzas armadas?

Por supuesto. Mi marido estuvo en la crisis del ébola. Hemos estado en Etiopía, en Líbano, en Kosovo, en Macedonia, en Afganistán… A esos demagogos les diría: señores, no se equivoquen. Aunque llevemos un uniforme, no nos comparen con otras fuerzas armadas. Los militares españoles vamos a esas misiones a ayudar, a proteger y a defender a los débiles.

¿Invertir en defensa es antipopular por culpa del populismo?

Sí. Más demagogia: ayer, sin ir más lejos, Podemos pedía mejorar la calidad de vida laboral de los militares –con lo que estoy plenamente de acuerdo-, y a la vez insistía en que no quieren a los militares. Eso me choca. Dicen que los militares, aquí, no, pero sus fragatas, sí. Podemos dice que los militares no, porque son "guerra", pero sin embargo quieren el Ministerio de Defensa… ¿Y para qué lo quieren, para hacer desaparecer las Fuerzas Armadas? Hay demasiadas incongruencias.

Salgamos de maniobras:

¿A dónde se dirige su brújula?

Hacia la justicia.

¿Cuáles son las claves de su misión?

Ayudar a la gente. Que me ayuden lo llevo muy mal. Creo que no es por soberbia, es que me gusta valerme por mí misma. Sin embargo, me encanta ayudar y me da vergüenza que me lo agradezcan.

¿Qué misiones humanitarias espera conseguir en política?

Que se acabe con los asesinatos de mujeres y los casos de violencia de género, y que haya una igualdad real total entre todos los ciudadanos. La verdad es que lo quiero para España, pero también para el resto del mundo, aunque tenga que ser realista.

Entre 350 diputados, ¿hay mucho camuflaje de mediocres en política?

Alguno que otro…

En la vida, ¿la mejor defensa es un buen ataque?

No. La mejor defensa es un buen acuerdo.

¿Cuál es su paracaídas?

Yo misma.

¿Qué contiene su kit de supervivencia?

Agua. Y humildad.

¿Mucho tactismo en la política española?

¡Demasiado!

¿Mucha disciplina militar en los partidos?

¡No! Hay disciplina, como en cualquier sitio. ¡Pero todavía no me han arrestado!

¿El ejército es opaco?

Sí.

¿Tiene la impresión de estar marcada para siempre con 38 años?

Por desgracia, sí.

¿Qué le dice Zaida…

a los que creen que usted ha engordado su historia con histeria?

Que no sean tan histéricos y sean más realistas.

a los que no se creen que algo así suceda en el ejército?

Si no padeces, no has padecido, y no conoces, lo mejor es no opinar…

a los que toleran “estas cosas normales, que pasan…”?

Me sale un exabrupto… Que eso no es tolerancia. Es apología.

¿Muchas otras militares transigieron?

No hablaría de transigir. Hay que estar en la piel de cada una. Muchas no hablan por miedo a las consecuencias. Es una lástima.

¿Le hace ilusión ser madre?

¡Mucha!

¿Cómo es ser patriota del PSOE?

Los socialistas somos auténticos patriotas.

¿Usted es más de José Bono o de Carmen Chacón?

Yo soy más de Pedro Sánchez.

¿Y qué le contará a su hijo: que fue una rebelde con causa, una mártir, una incomprendida, o la primera y la última?

Una rebelde con causa. Rebelde me gusta ser, el problema es que tenga que haber una causa…

¿Morenés se ha volcado?

Le veo mirando con arrogancia por encima del hombro al resto, pero ni me ha llamado, ni hemos hablado. Casi no sé ni quién es… Yo le escribí pidiendo ayuda y su respuesta fue: “Zaida es un problema administrativo”. ¡Tócate las narices!

¿Qué espera usted a partir de ahora del ejército?

Que mejore.

REBOBINANDO

A muchos militares se les pone el uniforme de gallina cuando oyen hablar de Zaida Cantera. Algunos le ven como una mentirosa, una interesada, una mancha. Algunos tendrán sus razones. Otros y otras sólo habrán oído campanas. Y ladran. Pero en casos así de intensos, con seis años de tiras y afloja, de dimes y diretes, y de dagas voladoras, la subjetividad de cada ser humano tiene su punto de vista.

Seis años no se pueden condensar en una hora y media de entrevista, mi general.

La Zaida Cantera diputada que está al frente de mis preguntas es una mujer segura, trabajadora, sensible personal y socialmente, fuerte contra la injusticia, llorona en la intimidad. Valiente. "Pregunte lo que quiera". Desde luego, tiene hechura de mujer que no se amedrenta ante nada y que está dispuesta a llegar hasta el final cuando alguien se pasa de la raya.

Militar en el fondo y en las formas. Civil de cabeza. No es una roja antisistema que discrepa del ejército, ni mucho menos. Enamorada de las Fuerzas Armadas. Resentida con las personas que convirtieron su historia en una pista americana. Agradecida con los que le han puesto el altavoz. Realista. Peleona. Con esa alergia tan contemporánea -y a la vez tan histórica- a los que tienen el poder y lo usan con potestad, pero sin autoridad. Como pisando fuerte con las botas porque-aquí-mando-yo.

Dicen que Zaida es nombre de mujer directa, franca y tozuda. No hablo de la comandante, a la que no conocí. Hablo de una diputada que ha sacado los tanques en un campo de batalla –el político- donde muchos caballeros, a los que traen el café, y muchas señoras, a las que les guardan el bolso, están en la cantina. Pedaleando.