Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del PP

“Cristina Cifuentes y Feijóo encarnan los valores de lo que debe ser el PP: la derecha moderna”

Andrea Levy es la vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular y la número 2 de los de Rajoy en Cataluña. En sus manos tiene cocinar el programa electoral, la única sorpresa que esconde el PP para abrir el apetito en las urnas...

La nueva diputada catalana mira con ilusión al votante del PP, "que sabrá valorar" el esfuerzo que ha hecho el Gobierno.

Después de Cospedal, es la segunda mujer con más poder en el Partido Popular, con permiso de Soraya Sáenz de Santamaría. Número 2 de los azules en el Parlament, por cortesía de García Albiol. Número 7 de Génova, con permiso de Aznar y el empujón de Jorge Moragas. 31 años. Encarna el lifting en la estructura canosa del PP que Pablo Iglesias y Albert Rivera han terminado imponiendo en la política española. No tiene miedo a Ciudadanos. Liberal. Apasionada de la política. Acostumbrada a responder. Autónoma. Se guisa su agenda y sus argumentos. Puente aéreo entre Madrid y Barcelona. Es la cara de la nueva generación de la derecha. La cara, y por su cargo, también el fondo.

Después de las elecciones autonómicas del pasado 24 mayo, el PP perdió aceite. Al día siguiente, el barón popular con la batuta regional más larga, Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León, aconsejó a Mariano Rajoy “mirarse al espejo”.

Quedamos con la renovación del Partido Popular en El Espejo. A medio camino entre Génova y Colón, nos sentamos en terraza con Andrea Levy para descubrir las américas del nuevo PP. Un día después de las portadas más independentistas de los últimos años y de unas urnas que marginan a los de Rajoy, la vicesecretaria general del PP da la cara.

Llega a El Espejo vestida de primavera y con una sonrisa impecable. Se le ve segura. Pide sombra. Dos cocacolas con rodaja de limón. Y cronómetro. Veníamos para una hora, pero la conversación se ha quedado en 28 minutos de reloj. Stop.

Antes de que asomara el PP 2.0 ha pasado por esta misma terraza un señor grandote, con traje gris de época. Se llama Jesús Posada. Es el presidente del Congreso de los Diputados. Y se ha encendido un puro gigante a la altura de mi sombra. Se pierde por el bulevar el PP del presente-pasado. Se acerca en tacones altos el PP del presente-futuro. Es otoño en El Corte Inglés.

Nos sentamos. Mientras la mesa cojea, nos miramos en El Espejo.

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Hay espejos planos y espejos esféricos. Espejos cóncavos y convexos. Hay caleidoscopios. Y hay cornucopias presumidas, retrovisores, y espejitos de juguete para las muelas del dentista. Espejos de baño, y espejos de salón. Espejos públicos, y espejismos. Y después están las entrevistas... 

Enhorabuena. Por su escaño, y por no haberme dejado colgado con la entrevista. Sinceramente, pensé que después del 27S lo mismo me daba plantón…

No. Aquí estamos. No paramos.

Es que me llama la atención el miedo que hay en el PP-de-siempre a dar la cara y decir: “hemos fracasado”…

Seguro que hay muchos españoles que se han caído y han tenido la fuerza necesaria para volverse a levantar, salir adelante y empezar de nuevo con muchísima ilusión. Yo, al menos, así lo hago en mi día a día. De los errores se aprende. Es cierto que el resultado de las elecciones no es bueno. Ahora lo que tenemos que hacer es tomarlos con la ilusión de mirar hacia adelante, con el compromiso de tener un grupo parlamentario que trabaje, que de eso se trata, que se esfuerce, y que sepa transmitir el proyecto ilusionante que, para mí, debe representar el PP.

Me interesa conocer su análisis personal sobre las elecciones catalanas, más allá del discurso oficial que se ha hecho esta semana.

Después de tres años en los que se ha sometido a la sociedad catalana a un estrés sentimental sobre su pertenencia con la permanente excitación promovida por el Gobierno de la Generalitat, ese proyecto político ha quedado diluido en unos resultados que no permiten confirmar, como querían los partidos independentistas, que en Cataluña hay un solo pueblo, y que se podía iniciar un programa independentista, porque así lo quería una mayoría de catalanes.

Una imagen de la noche electoral: García Albiol, sólo, delante de un fotocol con el lema “Unidos ganamos”. Me pareció feo, la verdad.

Le estábamos acompañando todos debajo de la tarima, muy cerca, supongo que la imagen dependerá del ángulo de la foto… Él hizo la valoración porque así se consideró oportuno.

¿Qué será de usted a partir de ahora?

Combinar el Parlament con la Vicesecretaría de Estudios y Programas del PP supondrá muchas horas de trabajo, pero me siento muy orgullosa con ambas responsabilidades. Creo que no hay nada que pueda complementarse mejor, porque, como política catalana, voy a tener la oportunidad de trasladar el proyecto que tenemos para regenerar, para transformar, para mejorar España como lo vamos a hacer poniendo en marcha ese programa electoral que tengo encima de la mesa.

Ahora que nuestro país se ha encarrilado y ha superado las debilidades, tenemos la oportunidad de demostrar en la próxima legislatura que tenemos un proyecto de España para todos.

¿Será la próxima candidata a la presidencia de la Generalitat?

Yo no tengo percepciones sobre mí misma. Ya veremos.

¿Qué ha aprendido en esta campaña de Inés Arrimadas?

Inés y yo hemos coincidido en muchas tertulias en Cataluña y sabemos lo difícil que era abrirnos paso en el discurso independentista. Ha trabajado con muchísimo arrojo. Todo los partidos que demuestren que hay una alternativa a los que nos querían imponer el pensamiento cerrado de la Cataluña única, bienvenidos sean…

Hay un análisis más o menos común en toda la prensa española tras el último Comité Ejecutivo Nacional del PP que coincide en que su partido, ahora sí, tiene miedo a Ciudadanos de cara a las generales…

Yo no tengo miedo a un partido político. Al revés. Lo que tengo son muchas ganas y mucha ilusión para demostrar que el proyecto del PP es muy atractivo, porque es el que han levantado los que se han encargado de acabar con esa España que destruía empleo, con esa España en la que habían fracasado las políticas económicas y cuyas debilidades se veían con temor en la Unión Europea… El PP ha sido el partido que no ha tenido miedo a cambiar el sistema laboral, a fortalecer el sistema financiero… Todo eso está dando resultados. Por lo tanto, yo creo que los españoles, de cara a las próximas elecciones generales, sabrán poner en valor el cambio que ya se ha producido en España gracias al gobierno del PP.

Lo que sí me da más miedo es que, por las declaraciones que estamos escuchando últimamente, el señor Albert Rivera aspire a acompañar a Pedro Sánchez a la Moncloa. Habría que pedirle que nos dijese si, de verdad, su aspiración es ser vicepresidente del Gobierno, con Pedro Sánchez, y devolver a España a la etapa socialista. 

¿Por qué cree usted que los ciudadanos no valoran adecuadamente los logros que destacan tanto el Gobierno como su partido?

La gestión de los sacrificios que se le ha tenido que pedir a la sociedad en estos años ha desgastado a muchos gobiernos europeos. No hemos sido los únicos. Venimos de una situación complicada, pero no se ha de culpabilizar a quien ha tenido el valor de llevar a cabo las mejoras que han contribuido a que nuestro país vaya muchísimo mejor.

De todas maneras, creo que nuestro partido tiene que hacer una autocrítica para volver a reconectar con esas clases medias españolas, con esos profesionales liberales que han soportado el gran peso de la crisis económica. Es de justicia devolverles ahora los frutos de la recuperación.

Usted, que sabe de comunicación, qué cree que significa: “Tenemos un problema de comunicación”.

Que hemos de transmitir con muchísima humildad, con muchísima sensibilidad, y con muchísima cercanía nuestra función de servidores públicos. Debemos transmitir lo que hacemos, por qué lo hacemos, cuál es nuestro proyecto de país, por qué se han adoptado las medidas que se han tomado, que no han sido ni ocurrencias ni oportunismo… Hemos trabajado sabiendo que España podía recuperarse y, en ese sentido, se han planteado todas las reformas. Creo que no hay que tener miedo a salir a hablar cuando el proyecto del PP ha sido el que ha conseguido que España se repusiera de la difícil situación en la que estaba.

Y en menos de tres meses, las elecciones generales. ¿Habrá cambios importantes en el PP?

Los cambios más importantes que habrá en los próximos meses serán las propuestas que llevemos en nuestro programa electoral. Hay mucho margen para presentar ese proyecto ilusionante que debe ser la España de los próximos años: la España de los 20 millones de empleos que podemos conseguir… ¡Quién nos lo iba a decir hace unos años en los que sólo hablábamos de destrucción de puestos de trabajo! Plantearemos bajadas de impuestos, que son necesarias, y reformas de nueva generación que conlleven un fortalecimiento de la calidad democrática. Yo creo que eso lo están demandando los españoles, y el PP, que es un partido reformista, debe abordar esas cuestiones en su programa electoral. Pienso que estamos trabajando en un cambio que van a saber valorar los españoles.

En los temas sensibles, que dicen mucho a los votantes del PP, como la familia, el aborto, las relaciones Iglesia-Estado, etc… ¿Habrá también nuevos enfoques en el programa?

No. Nos mantendremos en la misma línea. Nosotros no nos regimos por principios demoscópicos. No vamos cambiando nuestros valores según las encuestas. Evidentemente, el PP forma parte de la gran familia del Partido Popular Europeo, y representamos esos valores del centro y del centro-derecha en España, y lo que hemos de hacer es el discurso moderno de la derecha. El PP representa esa derecha moderna que quiere ofrecer a los españoles un proyecto reformista para los próximos años con una economía sólida, en donde el empleo no sea una preocupación, sino una oportunidad, y donde los valores fundamentales encuentren en este partido su casa común.

La ley del aborto y la reforma de la elección del Consejo General del Poder Judicial son dos propuestas vendidas en las pasadas elecciones y no ejecutadas. ¿Acierto, estrategia, o error?

Sobre al aborto: nosotros llevamos La Ley Aído al Tribunal Constitucional y lo que vamos a hacer es esperar a que dictamine, porque nos creemos las resoluciones del Tribunal Constitucional. Sí creíamos que había un tema prioritario, que tiene mucho que ver con nuestra percepción sobre lo que tiene que ser la familia en el seno de la sociedad española, como red, como eje vertebrador, y considerábamos que no podía ser que se parcelara la vida de las familias en aspectos como que una menor se viera en el amargo trance de llevar a cabo un aborto. Eso lo hemos modificado. El resto, esperaremos a lo que dictamine el Tribunal Constitucional.

Con respecto al sistema de elección del CGPJ: en lo que es el reforzamiento de nuestras instituciones derivadas de la Constitución, de nuestras instituciones democráticas, hay mucho camino por delante. Debemos analizar qué instituciones deben tener procedimientos de elección más transparentes y procedimientos de funcionamiento mucho más eficaces y más ágiles; qué instituciones relacionadas con nuestro sistema político deben estar más cerca de los ciudadanos… No podemos olvidar que en España llevamos 30 años de democracia, pero veníamos de una dictadura, y tenemos instituciones que debemos actualizar, pero, ojo, sin impugnar todo el sistema, que es lo mejor que tenemos como fruto de la Constitución.

¿Usted cree que el Gobierno de Rajoy ha aprovechado adecuadamente su mayoría absoluta?

Lo que creo es que sin mayoría absoluta no habríamos tenido la estabilidad política que necesitaban las circunstancias y no estaríamos donde estamos ahora. La mayoría parlamentaria ha permitido llevar a cabo reformas que han sido muy cuestionadas, pero… Fíjese: ahora, ¿quién va a poder derogar una reforma laboral que ha conseguido que en España se revierta la tendencia y hayamos pasado de destruir empleo, a crear puestos de trabajo?

A veces el día a día político podría haber bloqueado reformas importantes, que no habrían salido adelante sin esta mayoría. En España era casi más fácil acabar con un matrimonio que establecer una relación laboral, cuando el sistema laboral debe ser lo más flexible posible para el empleador...

La mayoría absoluta ha servido para desarrollar reformas de calado que eran necesarias y que están dando sus frutos.

Dicen que es usted leal, pero muy autónoma. No es fácil esa conjugación. ¿Los que llevan años en el partido están facilitando la transición?

A mí me sirve mucho poder contar con personas con mucha más experiencia que yo en los momentos en los que tengo alguna duda. De ellos aprendes a atemperar mucho, una cuestión que me parece necesaria, porque si no, podríamos caer en proponer ocurrencias en vez de las propuestas oportunas.

Esto lo vemos mucho en Pedro Sánchez, que no tiene visión a largo plazo. Un día dice que no va a pactar con Podemos, al día siguiente pacta con Podemos, y ahora, como no sabe qué proponer, dice que va a cambiar la Constitución, que es justo lo que nos traería mayor inestabilidad política…

Me siento cómoda en el PP. No creo que los partidos deban ser monolíticos, sino no representarían a la sociedad.

¿Pero tiene mano y autonomía de verdad?

¡Muchísima! ¡Me han dado todo un programa electoral, o sea que..!

¿No le imponen nada en Génova? Arrimadas dice que el éxito de Ciudadanos es no tener complejos. ¿Usted es usted misma, o hay un molde?

A mí, a Pablo Casado, y a Javier Maroto nos nombra Rajoy. Ese cambio y esa renovación vienen directamente desde arriba, y son del agrado del presidente del partido. Lo que pasa es que hay algunos partidos que se creen que ahora han inventado el fuego y la rueda…

Cómo ve al PSOE, porque ellos también deberían mirarse al espejo después de las elecciones catalanas…

El PSOE había tenido 54 diputados en Cataluña y fue una fuerza llamada a gobernar. Ahora tiene 16 escaños. En los últimos 16 años los socialistas han ido perdiendo cada vez más apoyo. De todas formas, lo que más me preocupa es el PSOE de Pedro Sánchez. A él le da igual perder estas elecciones. Él ya ha visto una oportunidad de ser presidente del Gobierno de la mano de Albert Rivera. Hemos visto esa tendencia hasta el extremo de pactar con Podemos por conseguir estar en un gobierno autonómico. Cuando uno tiene esa ambición tan desmedida y con tal carencia de proyecto, puede acabar sembrando el caos por el oportunismo de querer gobernar sin más. A Pedro Sánchez le falta un proyecto de futuro para España.

¿Qué debe ser el PP: un partido conservador, un partido democristiano, un partido liberal, o la suma de todos?

¡La derecha moderna! ¡La casa común de todos los que están dentro del centro, del centro-derecha, y compartimos un espíritu liberal, que es lo que más me identifica!

¿Algún rostro que ponga ojos a eso de “la derecha moderna”?

En el PP lo representan muchos, pero Cristina Cifuentes o Alberto Núñez Feijóo me parece que encarnan esos valores.

¿El efecto Podemos ha pasado?

Cuando ciertos partidos que se presentaban como una alternativa para liderar el cambio asumiendo las responsabilidades de manera diferente llegan a un gobierno demuestran que sus promesas eran humo y bla-bla-bla. Eso es lo que le está sucediendo a Podemos. Ahora tiene que rendir cuentas de lo que hace allí [señala a Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid, gobernado por Manuela Carmena]… No era todo como ellos decían… Cuando se gobierna, se hace con responsabilidad, y hay partidos que son profundamente irresponsables cuando proponen.

Se fue Floriano. Retrocedió González Pons. ¿Cospedal es insustituible?

En un proyecto político no hay nadie imprescindible. Se trata de un trabajo en equipo que hacemos sabiendo que no permaneceremos siempre. Pero creo que tampoco ha llegado el momento de la secretaria general que, por otra parte, lo está haciendo bien.

¿En qué ve usted que el PP está lejos de la gente de la calle?

Hemos de hacer más calle. Pecamos de hablar de forma estirada o distanciada. Hacemos muy buena gestión. Somos muy buenos a la hora de gobernar, pero deberíamos hablar en un lenguaje más sencillo y más conectado a la calle.

Tres pinceladas del programa, para abrir el apetito…

Uno. Política social, muy importante. Ha llegado el momento de devolver a los españoles los frutos de la recuperación. Tenemos capacidad financiera para hacerlo.

Dos. Fortalecimiento de la calidad democrática de nuestras instituciones: actualización de algunas de ellas, sin necesidad de impugnar el texto constitucional.

Tres. Avanzar en las cuestiones que tienen que ver con nuestro modelo territorial para que funcione mejor: reforma del sistema de financiación, mejorar la eficiencia de las administraciones públicas y de los entes locales, la Ley de Unidad de Mercado…

¿Qué le da vergüenza ajena de la política española?

La frivolidad.

¿Usted cree, de verdad, que los diputados del Congreso representan adecuadamente a la sociedad española?

Los servidores públicos debemos ser más conscientes de que los españoles nos han dado su confianza para mejorar sus vidas. Debemos actuar con muchísima diligencia cuando ejercemos un cargo público.

De todas maneras, esa intención de menospreciar siempre a la clase política es un tópico en España que no coincide  con la realidad. Lo vemos en el Gobierno central, en el que contamos con personas de gran carrera y valía.

¿Qué le identifica con Rita Barberá?

Que somos afiliadas del PP… Tampoco podemos dejar de valorar que Rita Barberá ha sido alcaldesa de Valencia durante muchos años, porque así lo quisieron sus electores. Porque yo acabe de llegar para asumir una responsabilidad política no creo que tenga que borrar y menospreciar de un plumazo la trayectoria y la historia más reciente de un partido político que ha conseguido dos mayorías absolutas en los últimos diez años. Eso no lo ha conseguido ningún otro partido… ¡Por alguna razón será!

Hay personas de este partido que tienen experiencia, porque llevan muchos años, y no se les tiene que borrar de la historia. Albert Rivera dice que si nos has nacido después del 78 no deberías estar en política… ¡Oiga! ¡Los buenos escritores lo son porque han tenido muchas vivencias, y eso deja poso! Me parece una declaración pretenciosa.

¿El nuevo escenario del PP son caras nuevas y gente joven, o ideas renovadas y de fondo?

Eso de la nueva política es una expresión muy equivocada… En política, lo importante no son las personas, ni las caras. No nos presentamos a un concurso de modelos. Lo importante es tener ideas, ideología, proyectos… Lo que hace a un político es el cúmulo de sus experiencias. La visión de Estado difícilmente la puede tener un político con 25-30 años…

Precisamente el desapego a su ideología es lo que critican muchos ex votantes del PP, incluso es uno de los arietes recurrentes de Aznar contra su propio partido, que cree que está perdiendo sus raíces…

El fortalecimiento ideológico de los proyectos políticos es muy necesario. Para las intervenciones del día a día, también de cara a los medios de comunicación, puedes hacerlas con frases sencillas o mensajes cortos, pero la gestión de un gobierno, y la gestión de un país no se pueden llevar a cabo sin un proyecto de base ideológica sólida.

¿Cree que en el PP hay lealtad, o en estos momentos de tribulación electoral echa en usted en falta que la gente dé la cara en las instancias correspondientes?

Desde que tengo estas nuevas responsabilidades me he dado cuenta especialmente de una cosa. A veces, cuando uno hace una crítica o alza un poco la voz para decir que tal cosa se puede mejorar, parece como si se originara una catarsis… Las palabras de Aznar, o las de Esperanza Aguirre, que a veces pueden discrepar, o las de cualquier otro militante, nos han de servir para mejorar. A las críticas que sean para mejorar no debemos tenerles miedo.

REBOBINANDO

La política es así: unos se queman con las reformas y la mano dura, y otros retoman después como una bocanada de aire fresco. Al menos, así funcionan los partidos eficientes. El PP ha sido eficiente. Y también distante. Y torpe.

¿Representa Andrea Levy una novedad sincera? Vayamos por partes:

1. Ofrecer una entrevista así, dos días después de una derrota electoral, es una novedad. Una novedad conseguida sin pasar por prensa de Génova: un mensaje en su blog, conexión vía Twitter, y teléfono. Y después ya entra en acción el gabinete de comunicación. Con mucha profesionalidad, también hay que decirlo.

2. Destacar que la prioridad del PP es la ideología, es una novedad. Al menos, desde que arrancó el mandato de Mariano Rajoy.

3. Exponer con soltura que el PP hace buena gestión, pero “habla de forma estirada y distanciada”, que requiere humildad, conectar con la calle, y recuperar a las clases medias, es una novedad, se mire por donde se mire.

4. Hablar de “devolver a los españoles los frutos de la recuperación” es a la vez una novedad y un reclamo electoral.

5.  Hablar de José María Aznar, de Rita Barberá o de Esperanza Aguirre con cariño de nieta, pero con distancia por los años, es una novedad para una persona que está en el círculo central de la gaviota.

6. Ubicar al PP en la estantería de “la derecha moderna”, en un momento en el que los políticos jóvenes eluden las clasificaciones y la sistematización conceptual de la política, es una novedad.

Claramente, aquí hay una popular que se sale del guión. Esto no es sólo una operación vintage. Mi duda es si novedad y naturalidad están unidas en este caso, como se aprecia en los candidatos de Ciudadanos.

Y una reflexión de escalera mecánica del metro: ¿La renovación de la estructura de poder del PP llega tarde? Según los datos de la encuesta elaborada por Metroscopia en abril de 2015, la edad media de los futuros votantes del PP es de 53 años. ¿Confiarán los votantes conservadores del PP en los nuevos dirigentes liberales? ¿Tendrá el PP relevo de nuevas generaciones de votantes jóvenes, o ese nido se lo está llevando Ciudadanos? ¿El relevo se quedará con el testigo en la mano?

Sea lo que fuere, suerte, joven. A Andrea Levy el valor se le presupone, porque aterrizar en Génova para mandar a estas alturas de la histeria no debe ser tarea fácil.