PADRE ÁNGEL, fundador de Mensajeros por la Paz

“Busquemos a un independiente para gobernar España. Los otros cuatro, ¡a trabajar! Y que ese independiente convierta Moncloa en una residencia para los sin techo”

El Padre Ángel es un icono de la caridad 4x4. Hace 54 años fundó Mensajeros por la Paz, y su S.O.S ha cuajado. Referencia de la atención pastoral y social a las personas descartadas por la mayoría. Es el “capellán” que bendice a Podemos. Pero no sólo a Podemos…

El Padre Ángel dirige el hospital de campaña de la Iglesia de San Antón, en Madrid. Un templo de generosidad en 3D.

Padre. Evidente. Ángel al estilo de “¡Qué bello es vivir!”. De la guarda. Mensajero con paloma y heraldo de la paz, empezando por los de casa. Merienda con Carmena. Se whatsappea con Cifuentes. Tiene foto con Felipe y con Aznar. Amigo de Botella. Se emociona cuando ve a Errejón o a Casado haciendo de políticos jóvenes para una España mejor. Vota por un presidente independiente. No cree que Iglesias sea el demonio. Cura hasta la sepultura. Rebelde con causa que sabe pedir perdón. Todoterreno del cariño hacia los que no se saben ni su nombre. Suero contra el dolor ajeno. Con palabras. Pero sobre todo, con hechos como ollas. 

Entrevista de nueve de la mañana, con la fresca, en la Iglesia de San Antón. Madrid. Calle Hortaleza. Antes, los madrileños traían aquí sus mascotas el 17 de enero, fiesta del patrón. Ahora, también. Pero hay más: hoy este templo es todo un complejo humanitario, porque la iglesia del barrio ha abierto sus brazos a los hombres y a sus circunstancias.

Mientras la niebla pinta una capital de Antonio López, decenas de personas se toman un café caliente en esta casa de Mensajeros por la Paz. Dentro, música sagrada de fondo, y gente que mira al infinito. Gente con sus perros. Gente que busca calor y gente que encuentra wifi. Gente que entra al baño. Gente que busca un lugar para sentarse. Gente que para el Padre Ángel y los voluntarios de este corazón social son personas…

Una limpiadora barre la alfombra roja del exterior. Una alfombra roja sin glamour pero con mensaje. Algunos han dormido bajo estas tejas altas con planta de cruz latina. Huele a café caliente gratis por amor al reino.

Mucha más actividad por aquí que en torno al edificio de enfrente: una sede más de UGT…

En una capilla lateral, entrando a la izquierda, al pie del Cristo de los Niños y entre confesonarios casi de juguete, dos sillones, una mesa camilla con ganchillo, una vela, un bol con caramelos. Y el Padre Ángel, leyendo el ABC.

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- Buenos días, Padre. Venimos para la entrevista.

- ¿Un café?

- No, muchas gracias. Vengo a hacerle un examen a conciencia, con su permiso...

Sonrisa. Ojos. “Lo que quieras”.

Estamos en el aire.

Lleva 54 años voceando la paz con hechos. ¿Su mensaje llega a donde tiene que llegar?

Yo creo que sí. ¿Me lo pregunta por si llega a los políticos y a los gobernantes? Sí, llega, y de una manera especial a los corazones de mucha gente.

Más de 50.000 niños y jóvenes a los que han encontrado una casa. 12.000 ancianos atendidos, más los cerca de 9 millones que escuchan el Teléfono Dorado. Equis comidas al día. Comedores. Banco Solidario. 50 países. ¿De toda la acción de Mensajeros por la Paz, cuál es su dato preferido?

No sabría decir. Cuando uno tiene muchos años y le hacen preguntas casi de balance de toda una vida, no hay nunca un dato exclusivo. Son muchas cosas. Aun así, en estos momentos mis preferidos son los mayores, los ancianos, los desvalidos. Las personas mayores sin familia es lo que he encontrado al final de mi vida, y a veces es lo que más encoge el corazón.

¿Mensajeros por la Paz es labor de la Iglesia que huele a oveja, como pide el Papa Francisco?

Yo creo que a veces huele a cabrito, porque somos incómodos, pero sí quisiera ser esa Iglesia de la que habla el Papa. Cuando Francisco habla de que los pastores huelan a oveja quiere decir que seamos pacientes. La oveja es muy tierna. Pero también tenemos que oler a cabritos, a cabrones, a vacas, a toros, a conejos… Yo lo que interpreto de su magisterio es que debo estar con la gente, no sobre moquetas ni sobre alfombras.

¿Quién es para usted el Papa Francisco?

¡Una bendición de Dios! Le conocí siendo arzobispo y cardenal en Buenos Aires, durante los años de la hambruna. He tenido la suerte de viajar con él en metro. Él mismo me pagaba el billete. Si lo llego a saber me guardo los tickets… Francisco es un cura. Le veo como al sacerdote de mi pueblo. Tiene más de cura y de párroco que de obispo y de Papa.

¿Merece el Nobel de la Paz?

No… El Papa no necesita esos galardones, como no los necesitaba la Madre Teresa de Calcuta. Hay gente que no necesita premios… A Mensajeros por la Paz no le vienen mal, porque son una manera de poner el altavoz y cosechar más ayuda para sacar adelante estos proyectos. Si los premios son a mí, nos estorban.

¿Hay paz en España?

Hay paz en España, digan lo que digan, y aunque lo digan en los púlpitos, o en la Plaza de Colón, o en la Moncloa, o desde la oposición… ¡Claro que hay paz en España! Hay que estar en otros países para ver lo que significa que un ser querido salga de casa y no saber si volverá con vida… Aquí puede haber alguna puñalada, pero hay paz.

Paz y pactos tienen algo en común. ¿Cuál sería su receta para estos días de puzzle de Gobierno?

¡La de Podemos! Han dicho una cosa preciosa con la que estoy de acuerdo: busquemos a un independiente para que gobierne España. Me parece bien. Busquemos a una persona independiente, que puede ser un catedrático, un empresario, un obispo… ¡No sé, hay que encontrarlo!.. Y los otros cuatro, ¡a trabajar! Y que ese independiente no vaya a vivir a la Moncloa, que trabaje en Paseo de la Castellana, 3, en la sede de la Presidencia del Gobierno, y que entre todos conviertan Moncloa en un testimonio social abriendo una residencia para este tipo de personas sin techo, sin familia, sin trabajo, pero con futuro…

No dicen ninguna barbaridad los de Podemos. Entre PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos deberían buscar un candidato independiente, como se ha hecho en Italia. Un modelo interesante de elección es el que se consigue con el nombramiento del Defensor del Pueblo entre todos los partidos. El Defensor del Pueblo siempre ha sido buena persona, aunque sea de un determinado partido político.

Con un independiente de consenso se conseguiría un gobierno de coalición sin ser coalición. ¡Hombre, un buen presidente, entre los millones de españoles que somos, seguro que existe! Y si no, que vayan a fichar uno afuera. No sé por qué para el fútbol sí, y para liderar un Gobierno no se puede fichar a un buen presidente: un tío que meta goles…

¿Qué espera usted del nuevo Gobierno?

Que nos gobierne. Igual que para Papa quiero una persona que gobierne. Yo no quiero un Papa bueno, que dé besos, y bendiciones. Quiero un Papa que gobierne, y que sea el reflejo de Jesús.

¿Qué les dice el Padre Ángel

… a los que ven la botella medio vacía?

Que son torpes, porque es como decir que me quedan muy pocos años de vida… ¡Hay que dar gracia a Dios por haber podido vivir ya 70 años!

… a los que creen que España es lo peor del globo?

Se equivocan… No han visto el globo, y a lo mejor lo que tienen que hacer es montarse en un globo y ver las cosas con perspectiva…

… a los que ven siempre una mala intención detrás de un gesto?

Están enfermos…

… a los que no sonríen?

Son… ¡Iba a decir una palabrota!.. ¡Son tontos! La Madre Teresa de Calcuta lo decía: la vida es para gozarla, para disfrutarla y para compartirla. Si no sonríen, pierden el tiempo. Nacimos para sonreír, no para llorar.

… a los que se erigen en guardianes de la ortodoxia mientras pisan cuellos?

¿Quiénes son ellos para convertirse en jueces de los demás? Hay mucha gente que me dice que soy guapo y bueno, pero hay tres o cuatro que no hacen más que darme palos y poner dificultades… Yo me pregunto: ¿Quiénes son ellos para juzgarme? Yo creo que a veces hablan sin pensarlo dos veces. Les recomiendo lo que pidió el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, al Partido Popular después de las elecciones municipales: que se miren al espejo.

… a los que critican cómo está el mundo desde el sofá?

Se equivocan. A los gobernantes les decimos que hay que salir a la calle, porque desde un sofá no se levanta el país. Además, el mundo está mucho mejor que ayer. Y el mundo que viene, el que vamos a dejar a nuestros hijos, va a ser mejor que el que disfrutamos nosotros. Eso no lo duda nadie. Tenemos luz, calefacción, agua, aviones, las enfermedades se curan, muere menos gente, porque hay más adelantos…

… a los que ven a la Iglesia como un poder, y ya?

A veces es que lo ha sido… A veces, los obispos, los curas, ¡incluso los sacristanes y los monaguillos!, se creen dueños de los cuerpos y de las almas… A veces tenemos que ser menos poderosos y más misericordiosos.

… a los que creen que todos los curas son pederastas?

Que se equivocan. Ser cura no implica eso, como tampoco conllevaría esa etiqueta si fueran ingenieros, periodistas, abogados… Se ha exagerado, y hacen bien, porque hay que exigir coherencia a los que se creen que son buenos… De todas formas, es una equivocación pensar que los curas son más buenos que los médicos, los catedráticos… Hay gente que piensa que el cura por ser cura ya es bueno, y el cura es tan buena persona o tan mala persona como cualquier otro…

… a los católicos que cumplen, pero no quieren?

Pues que mejor que no cumplan. Ya lo dice el Evangelio: antes de rezar, mira a ver si estás enfadado con tu hermano, y si es así, márchate, no hace falta que vengas…

… a los que dejan que su mano izquierda sepa de memoria lo que hace la derecha?

La hipocresía no sirve para nada.

… a los que viven como si estuvieran solos en el mundo?

A veces tienen razón, porque están solos en el mundo. Hay que ponerse en el lugar de muchos… Y cuando falta cariño real, hay pocas ganas de vivir, y se entiende. Pero eso se puede corregir.

¿Qué le seduce y qué le repele de Podemos?

Iglesias no es el demonio, y lo está demostrando. A Podemos le recrimino y le admiro absolutamente igual que al PP, o al PSOE… Sé que eso me trae problemas, porque me quieren encasillar y hacer creer que soy de alguno de ellos. Yo soy del Evangelio. Y del Evangelio de los pobres. Pero me gusta Podemos, y me gustan menos los que han estado siempre en el poder. Y eso no quiere decir que esté en contra de nadie.

Con la juventud y la renovación me sale un "¡bendito sea Dios!". Me pasa también cuando veo sacerdotes jóvenes y obispos nuevos. ¿Y los viejos no le gustan? Pues mire, a los viejos ya les conozco, y me gustaría conocer también a otros…

Con Carmena, ¿hasta dónde?

Hasta tomar unas pastas y unas magdalenas que me va a hacer y nos vamos a tomar juntos. Carmena es el reflejo de una generación distinta. Es un reflejo de mi generación. Creo que es una mujer que quiere hacer bien las cosas. Madrid no se ha parado. Madrid estaba totalmente igual con Ana Botella o con Alberto Ruiz-Gallardón. Por eso no entiendo bien por qué le critican. Antes me señalaban porque estaba mucho con Ana Botella. Ahora lo hacen por estar con Carmena…

Desde hace 50 años digo que creo en Dios y creo en los hombres. Y cuando digo que creo en los hombres me refiero a los obispos, a los políticos, a los periodistas, a los abogados, a la gente. Es verdad que creo. Es más, les quiero. Ningún poderoso me ha dicho nunca que no. Me pueden decir “venga usted mañana”, o volverme loco pidiéndome veinte mil solicitudes compulsadas, pero nadie me ha dicho nunca que no. Ni en un partido, ni en otro.

¿Y con Cifuentes?

Cifuentes estuvo en esta iglesia en la que estamos ahora, abierta las 24 horas del día. También estuvo Carmena, en una misa el día de los abuelos. A Cristina Cifuentes la conocía antes de que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid, y nos whatsappeamos

¿Cuál es su Teología del descarte?

La común: no podemos estar tranquilos ante la vergüenza y el escándalo de que, en pleno siglo XXI, haya gente que no tenga un colchón. No lo digo yo. Gracias a Dios ha habido muchos papas que han dicho estas cosas.

¿Qué modo de ser cristiano es una fiesta?

Rezar y gozar. Rezar sólo y darse latigazos no lo veo yo mucha fiesta... Quizás es el modo de vida de los monjes, que por cierto son más alegres y festivos que nosotros… Gozar es compartir lo espiritual y la fiesta exterior, con comida, vino, y para los que fuman, incluso con puro, que fumar es malo para la salud, pero no es ningún vicio del que haya que confesarse…

El Padre Ángel, en formato telegrama:

¿La palabra que le da más paz?

Querer.

¿La injusticia que le pone en pie de guerra?

El descarte, el hambre, el frío, las imágenes de Macedonia de estos días de personas con nombres y apellidos que sufren solas… Eso me da mucha pena. Me encoge el corazón.

¿La realidad que a veces le tienta para rendirse?

La incomprensión de los míos… Pero no tiro la toalla…

¿La verdad como este templo?

Este templo es una verdad, pero hay muchas más verdades. Esta no es ni la iglesia, ni el modelo de iglesia. Podemos decir que es una iglesia, en todo caso, especial. Pero la iglesia de los universitarios, la de los del Opus Dei, la de los carmelitas, y el resto de instituciones de la Iglesia, también son verdad. Cada uno escoge el modo en que está a gusto dentro de la Iglesia. Yo aquí estoy feliz y gozoso, entre personas descartadas. Hoy mismo oficiaremos la apertura de la puerta santa de los sin techo. Me siento feliz con estas cosas, pero este no es el único camino.

¿El éxito que espera de su generosidad?

Hacer cosas para esperar éxito sería una tontería. El éxito es una sonrisa.

¿La alegría que lo paga todo?

La misma que sentiría un padre o una madre. Nada especial: el cariño. Cuando uno tiene mucho tiempo se arrepiente de no haber querido más…

¿A usted le importa lo de las cabalgatas?

No. Absolutamente nada. Yo soy antiguo, y a mí las cabalgatas me gustan como las que viví en mi infancia, con los Reyes Magos vestidos de Reyes Magos y todo eso. Soy muy mayor, y ver a esos que no parecían Reyes, sino astronautas… Pero tampoco me gustan los dibujos animados, y no por eso soy un tipo raro… A mí me gustan las personas reales.

Las críticas a la cabalgata de Madrid pueden tener su razón, igual que pueden tenerla los que la han promovido. No todos los maestros tienen el mismo método docente… ¡Habrá que ir acostumbrándose a cosas nuevas!

¿Qué opina sobre los que critican la canonización de la Madre Teresa de Calcuta?

¡Que no la han conocido! Yo no he encontrado a nadie que le haya criticado, pero si existe, debo decirle que critica sin conocerle y que no tiene ninguna razón.

¿Usted ha conocido a muchos santos?

Sí, he conocido a unos cuantos. A algunos, si me hubieran preguntado igual no les hacía santos, porque les he conocido siendo muy humanos, y yo pensaba que los santos meaban leche y miel… He conocido santos canonizados por la Iglesia, pero también los he conocido que no han sido beatificados. Son hombres y mujeres que para mí son santos, porque querían, buscaban la verdad, y han dado la vida por los demás. La mayor parte de la gente descartada que usted ve aquí, además de ser mártires, son santos.

Como líder de Mensajeros por la Paz: ¿cómo ve las batallitas dentro de la Iglesia… o a lo mejor son cosas de periodistas?

Las batallitas son síntoma de vida… Lo contrario demostraría que estamos muertos… Lo malo es cuando nadie batalla. En la nueva batalla que lidera el Papa Francisco estamos ganando todos: los que traen savia nueva, y los que están renovando la que estaba vieja. Las transfusiones de sangre cuestan, pero hay que hacerlas.

¿Quién no le quiere?

No he encontrado a nadie que no me quiera. Que me critiquen, unos cuantos. Pero creo que no he hecho nada para que no me quieran. Aunque la verdad es que tampoco he hecho muchas cosas para que me quieran… No he sentido nunca la soledad de no ser querido.

En esta Iglesia de San Antón caben todos: ¿también los que creen que esto es un desmadre?

Sí… Hace varios días vino uno y me criticó mucho: que cómo estaban aquí tomando café por la iglesia... Nosotros cuidamos el templo: ponemos unas cortinas entre el café y el resto de la Iglesia para que el Santísimo no se enfade, aunque yo creo que está encantado… Uno de los sacerdotes que estaba aquí le dijo a este señor: pues fíjese, aquí, en esta iglesia, pueden entrar los que, como usted, no están de acuerdo con lo que hacemos… Lo que pasa es que, igual que a mí no se me ocurre ir a un prostíbulo, no sé por qué viene gente aquí si no están de acuerdo con la labor pastoral y social que realizamos… Aquí entran todos: los que creen y los que no creen. Y los que vienen a criticar.

¿En qué lugar del mundo debe recluirse a los ególatras?

Lo que hay que hacer es curarles. Y hay medicamentos para eso: uno de ellos es el dicho de los gitanos, en versión cristiana: ojalá no te pase a ti lo que le sucede a las personas que sufren…

¿Qué dice a los que creen que cuando usted predica “amar y dejarse amar” entienden “barra libre de sexo”?

¡Tonterías! ¡Son cosas que no tienen nada que ver! ¡Hasta querer y amar son cosas distintas! Hay gente que a veces te quiere coger en algún renuncio…

Le han intentado convertir en bandera de muchas causas. ¿Cuál es su causa?

Mi causa es la normal y corriente: ser feliz. Además, cuando te haces cura, tu vida se convierte en una ocasión estupenda para bendecir, no para maldecir. Un obispo está para bendecir, no para maldecir. A veces he encontrado a gente que ha llegado a maldecir…

¿Alguna vez ha dudado de su vocación sacerdotal y ha pensado que hubiera sido más fácil ser "sólo" un activista social?

Soy sacerdote porque quería imitar al cura de mi pueblo, que era muy social. Sin querer ofender a nadie, ser cura te da algo especial frente a un trabajador o un asistente social. Yo quiero seguir siendo siempre cura. Nadie me ha invitado nunca a dejarlo, y si lo hicieran les diría que se fueran ellos.

Yo cuando veo a un cura, me emociono. Sobre todo si es un cura joven. Como ver a un político joven y bueno, tipo Errejón o Pablo Casado, que dan la vida por los demás, aunque después les den bofetadas… 

Ver a un cura ancianín con sotana también me emociona mucho.

¿Cómo reza el Padre Ángel?

Me levanto temprano, y ya estoy con la radio escuchando lo que se cuece en mi país. Hago una visita al Santísimo. Hago la oración. Leo la prensa. Digo la Misa. Y durante el día a veces tengo que rezar demasiado, porque hay cosas para las que me siento muy impotente, y los que creemos pedimos ayuda al de arriba. Los que no creen también suelen pedir ayuda, quizás no al Dios de los católicos, pero como dice el Papa Francisco, Dios no es católico, es el Dios de todos.

Rezo el rosario. Claro que sigo rezando padrenuestros y avemarías, pero no soy un hombre encasillado de oraciones. Vivimos en un mundo en que, a veces, la oración es estar en silencio, llorar o cabrearte por dentro…

Celebro la misa todos los días, ¡hasta con lavabo de manos! Y confieso mucho. El aguante de confesar y hacer tuyo el sufrimiento de la gente me encoge mucho el corazón, pero la paz que das y el poder que tiene el sacerdote, en el buen sentido, de perdonar los pecados, eso no lo tiene ni un ingeniero, ni el ministro del Interior, ni el presidente del Gobierno. Llevo casi 60 años de cura y esta grandeza es algo a lo que espero no acostumbrarme nunca.

¿Qué diferencia hay entre una conciencia en paz y una anestesiada?

Que una es real y la otra es artificial.

¿Qué es la ortodoxia?

Algo que no se debe cumplir siempre. El Papa Francisco dice que vale más pedir perdón que… pedir permiso… Tiene que haber unas normas, pero a veces se pueden incumplir…

¿Y el relativismo?

La filosofía que cada uno se fabrica para hacer lo que le da la gana.

Con Monseñor Osoro llegó la Iglesia de San Antón para Mensajeros de la Paz: ¿sintonía total?

Sintonía con él, pero no porque haya llegado esta iglesia de San Antón, que para mí ha sido una bendición de Dios y un sueño realizado. Había sintonía ya de sus años en Oviedo y en Valencia. Eso no quiere decir que él tenga que estar de acuerdo con todo lo que yo hago, porque a veces, sin querer, le complico la vida, y le tengo que pedir perdón.

¿Recibe muchos mensajes de gente rica pero humanamente pobre y sola?

Sí. Que dan más los que menos tienen, sigue siendo verdad, pero con una particularidad: los que tienen mucho empiezan a ser más generosos. Quizás porque tienen miedo a que se lo quite Hacienda, o los que no tienen nada, pero, he visto gente muy rica que es muy generosa.

¿Ir a por el rico sirve al pobre?

No. Por desgracia. Cuando lo hace el Estado, muchas veces no es para dárselo al pobre, sino para tener más alfombras en el Congreso, pagar a más políticos, o hacer aeropuertos que después no sirven para nada… La Iglesia ha sido ejemplar y pionera en el ámbito de la justicia social, que no es quitar a uno para darle al otro. La justicia social es compartir.

Decía Cantinflas, al que he conocido y para mí es otro santo, aunque no esté oficialmente canonizado: "Yo no quiero que se acaben los ricos. Lo que quiero es que se acaben los pobres". Pues yo, lo mismo.

Usted se decidió a ser sacerdote gracias a un don Dimas de su pueblo. ¿Moviliza usted vocaciones sacerdotales?

Sí, gracias a Dios. Sé que a más de diez o veinte que hoy son sacerdotes les influí, sin saberlo. No lo digo con ningún tipo de orgullo, es simplemente una realidad que me sorprende.

Dígame qué es un sacerdote en el lenguaje de español crítico y sin fe.

Un hombre bueno y un hombre de paz. Cuando un cristiano se bautiza, el rito le dice que será rey, profeta y sacerdote. De rey tenemos poco. De profeta, sí. Todos adivinamos cosas. Y de sacerdote, lo mismo. El sacerdocio es compartir el bien con los demás.

¿Cuándo a usted le dicen que la crisis ya ha pasado, qué piensa en voz baja?

Parte de la crisis ha pasado, pero sigue habiendo crisis, sin duda alguna. Aún hay gente que no tiene qué comer ni dónde dormir. Si esto no es crisis, que venga Dios y lo vea.

¿Es justo hacer pagar el IBI a la Iglesia como en modo revancha?

Si es como revancha, no es justo. Si es por justicia, para que ONG, partidos e iglesias sean iguales ante la ley, claro que sí.  Si Pepito paga el IBI, ¿por qué el resto no? Ahora: revancha, no. Nunca.

Si Iglesia y Estado fueran una pareja, ¿cómo ve esa relación en esta nueva España de la nueva política?

¡No sé quién sería la madre y quién el padre! ¡Espero que la Iglesia fuera la madre y el padre, el Estado! Llevarse bien es bueno para todos, y necesario. El compadreo, no. Yo soy muy de “dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. La Iglesia no puede hacer leyes, ni el Estado puede meterse en nuestras conciencias y decirnos si el aborto sí, o el aborto, no. Ellos tienen su ley, y si dicen que dos se pueden casar y eso es matrimonio, eso hay que respetarlo. Y si la Iglesia dice que eso no es matrimonio, sino una unidad parental, pues igualmente hay que respetarlo.

¿Qué le dice a los que creen que un Dios que permite el hambre no puede ser Dios?

Es una pregunta muy difícil de contestar. Se la preguntaron al Papa, y si él no supo responder… Yo sólo digo que, si Dios fuera malo, no merecería la pena creer en Él. La respuesta a quién es Dios hay que dejársela a los teólogos.

¿En esta iglesia confiesa usted más de lo que podría imaginar la gente?

¡Muchísimo más! ¡De lo que se puede imaginar la gente, y de lo que me podía imaginar yo!.. Muchos también vienen a desahogarse, aunque no sea lo mismo.

¿Usted cuándo se jubila?

Yo me jubilé de mi relación laboral a los 65 años. Pero a nadie se le ocurre morirse a los 65 años…  A lo que yo hago no se le llama "trabajar", a esto se le llama "estar".

¿Hay relevo?

No me preocupa. Cuando se muere uno, viene otro.

Y perdone esto así, de sopetón, pero, ¿cómo le gustaría que fuera su funeral?

Cada vez que me hacen un homenaje me dicen las cosas buenas. Al principio te hace gracia. Después, cada acto de esos parece un funeral en cuerpo presente. Si dijeran lo que soy de verdad, igual me podría poner colorado. Los que me conocen de verdad saben que tengo cosas buenas, pero también tengo un montón de defectos…

 

REBOBINANDO

El Padre Ángel es un cura. Y, además, es el alma de Mensajeros por la Paz: una prueba más de que los católicos no están en las catacumbas sociales, ni son atrezzo en una sociedad con personas que sufren.

Ni rojo, ni morado. Ni del Antiguo Régimen. Ni teórico. Ni místico. Un cura que habla de un Dios que no está perdido en el cosmos, sino en las aceras, muy cerca de los sin techo, sin casa, sin familia, sin trabajo… pero con futuro. Porque siempre hay alguien que estrecha la mano.

Es un Príncipe de Asturias de andar por casa.

Para muchos, un padre. Para algunos, un dilema. Para nadie, un burgués. Buena persona. Eficaz. Católico sin casilla. Libre, pero conectado a cada Papa.

Si los que le ven como rojo-rojo-casi-tinto vieran su capilla, su rosario, su alba, y sus sentadas delante del sagrario, entenderían mejor al padre.

Si los que le ven como un activista pancartero en exclusiva bucearan en su alma, encontrarían un sacerdote volcado, y no un sacerdote disidente.

Al final, ¿por qué tantos juicios de intenciones, tantas equis, tantas etiquetas?

¿No ven? ¿No oyen?

Si los que critican la acción y la contemplación de un mensajero en danza las 24 horas del día son de los suyos, que se arremanguen la conciencia, porque hay fugas.

Y ahora, las trinchera.