Adriana… lastra

Adriana Lastra (PSOE) en el Congreso de los Diputados el pasado 20 de mayo.

Ya tenemos un chivo expiatorio. No de puertas afuera, donde se defendió abiertamente su papel en la negociación con Bildu sobre la reforma laboral para obtener un puñado de abstenciones. En público, no. Pero en privado, sí.

Adriana Lastra ha sido señalada como la responsable del guirigay de la semana pasada, que provocó un terremoto político de campeonato y que acabó con medio mundo rasgándose las vestiduras: la Unión Europea, varios importantes ministros, gran parte del socialismo, el PNV y Ciudadanos, empresarios y sindicatos, relevantes inversores…

Quizás por eso, Adriana Lastra ha sido apartada del nuevo pacto que se bosqueja en sede parlamentaria para la aprobación del último estado de alarma que Pedro Sánchez pretende aprobar, con el objetivo de cubrir toda la desescalada bajo el manto de este instrumento que permite restringir la circulación de los ciudadanos.

Según confirman desde Moncloa, Pedro Sánchez ha pilotado personalmente estos contactos. Para empezar con ERC y con Ciudadanos. Los republicanos de Esquerra requieren una cocción a fuego lento, mimos y carantoñas, y el presidente logra conectar con ese estado de ánimo. Y con la formación naranja ya se había apalabrado, de forma discreta pero firme, el apoyo a esta última prórroga. Pero el presidente ha querido implicarse también con este grupo.

Carmen Calvo se ha encargado del PNV y José Luis Ábalos se ha centrado en Nuevas Canarias y Coalición Canaria.

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Como ven, Lastra no aparece en la foto. La portavoz parlamentaria se ha quedado fuera de las negociaciones. Es –insisto- lo que cuentan desde Moncloa.

Adriana puede ser un lastre pero estará tranquila. Porque el presidente del Gobierno es sobre todo un hombre de lealtades. Sufrió tantas traiciones y una travesía del desierto tan dura hasta lograr liderar el PSOE, que quién le es fiel no será abandonado en una cuneta. Puede confiar en su apoyo.

Por eso Lastra sólo tiene que esperar a que el suflé vuelva a bajar. Todo se olvidará y a lo siguiente.

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