Escraches a los ministros a la puerta de sus despachos

Los funcionarios se han cansado. Se les ha acabado la paciencia, al ver que, de nuevo, el país se ve abocado a elecciones, con lo que ello supone de aplazamientos, retrasos y paralizaciones en asuntos que les afectan muy seriamente a ellos, y, de rebote, al conjunto de la ciudadanía.

Para empezar, el calendario se va al 10 de noviembre, día de la repetición de las elecciones. Después vendrán la proclamación del resultado, constitución de las nuevas Cortes, formación de los grupos parlamentarios, consultas de Felipe VI para designar candidato a la investidura, negociaciones del candidato, pleno de investidura en su caso, votación de nuevo presidente del Gobierno, formación del Gobierno, tomas de posesión de los ministros...

Siendo optimistas, nos situamos prácticamente en febrero. Es decir, otros cuatro meses de paralización política y administrativa.

Todo lo cual supone, entre otras cosas, que ha quedado en el aire la prometida subida salarial de 2020 para 2,5 millones de funcionarios. Además, seguirán sin convocarse plazas en las administraciones públicas, donde están sin cubrir más de 100.000 puestos.

Consideran los sindicatos, y así se lo han hecho saber a Pedro Sánchez, que se está impidiendo el normal funcionamiento de la Administración, lo que provoca una merma en la calidad de los servicios públicos que castiga directamente a los ciudadanos.

Total, que el hartazgo ha provocado que los tres sindicatos principales de la función pública, CSIF, CCOO y UGT, se hayan puesto de acuerdo en protagonizar juntos una serie de movilizaciones, más contundentes que nunca.

Ahora ya no se limitarán a salir a las calles para trasladar sus quejas a los ciudadanos. Están dispuestos a montar las asambleas en los pasillos de los ministerios, incluso a la puerta del despacho del titular del Departamento. Dicho en otras palabras, escraches a los ministros.

Es que están muy enfadados con lo que viene pasando. Y con el Gobierno, claro.

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