Sánchez Gordillo y las serpientes de verano

Algún analista repite estos días que los medios (y los comentaristas y tertulianos) estamos dando demasiado vuelo a Sánchez Gordillo y su impresentable asalto a los supermercados.

Hay quien afirma que el asunto no da para más, y no falta quien argumenta que, con los problemas que tiene este país, resulta improcedente centrarse en las charadas del alcalde de Marinaleda. Que es precisamente lo que él busca, añaden.

Es verdad que estamos en agosto. Es verdad que, en estos meses del año, la información puede escasear. Y es verdad también que a Sánchez Gordillo le entusiasman las cámaras de televisión.

Pero las hazañas del dirigente comunista andaluz son algo más que una serpiente de verano o producto de las carencias de los periodistas para llenar las portadas.

Estamos ante algo más que una patochada ridícula o una anécdota veraniega.

Primero, porque se ha recurrido a un procedimiento inadmisible por ilegal: apropiarse de artículos de un establecimiento privado.

Segundo, porque se hizo recurriendo a la violencia física: Mercadona ha presentado denuncia tras las agresiones sufridas por algunas de las dependientas presentes.

Tercero, porque el protagonista es un cargo público, alcalde, diputado regional en Andalucía, y a los cargos públicos se les debe demandar máximo respeto a las leyes. Y que sean especialmente motivo de ejemplaridad para el resto de los españoles.

Cuarto, por el posible efecto contagio, no descartable. Cabe que alguno o algunos, animados por el mal ejemplo recibido (mucho más aún si, al final, todo queda en nada, si no hay consecuencias legales y penales), se animan también a robar en supermercados, con el argumento de que España está en crisis y existen familias con dificultades económicas graves.

 

Quinto, porque su partido, Izquierda Unida, no solamente no se ha desmarcado, sino que ha defendido la actuación del dirigente andaluz. Con un diputado nacional, Gaspar Llamazares, en primera línea.

Sexto, porque Izquierda Unida no es un partido cualquiera. Se trata de la tercera fuerza política, y además en alza, según las encuesta. Pero, sobre todo, ostenta directas responsabilidades de gobierno: forma parte de un ejecutivo regional, donde ocupa la vicepresidencia y algunas consejerías.

Séptimo, porque lo último que necesita España son portadas en la prensa europea diciendo que en este país los sindicatos han empezado a asaltar las tiendas.

No estamos ante una serpiente de verano.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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