Una semana de psquiatra: Magdalena Álvarez con manía persecutoria, Sanz con síndrome de Estocolmo y las Bolsas alocadas

Ya hay Presidente en la Comunidad Foral y lo peor de todo es que Miguel Sanz se lo ha creído y hasta ofrece colaboración a sus “secuestradores políticos”. Este hombre o tiene el síndrome de Estocolmo o es víctima de un auténtico flechazo por los socialistas navarros, y parece que hasta por la cúpula de Ferraz. Y ya se sabe que los amores tardíos son los peores y los que invitan a hacer más tonterías. Por ejemplo, eso de pedir un grupo parlamentario a préstamo ahora que el “euribor” parlamentario está por las nubes.

Menos mal que Rajoy –en carne mortal- se ha aparecido en Pamplona, para decir esa frase tan mema de ahora no toca  y ha zanjado el asunto, o al menos eso es lo que se cree él, porque el enamoramiento de Sanz por los socialistas solo se le va a pasar cuando, tras las elecciones generales, le pongan los cuernos con Nafarroa Bai; y mientras dure el noviazgo, Rajoy va a tener que hacer de carabina de forma permanente para parar los pies a los enamorados no sea que lleguemos a las elecciones embarazados, políticamente hablando.

Metáforas aparte, no se entiende muy bien el afán del flamante Presidente navarro por congraciarse con lo socialistas. No tiene más explicación que los de UPN también quieran ganar tiempo de cara a las generales y llegar a las urnas en la mejor posición posible. Y parece que Sanz, cree que la posición más ventajosa es aparecer lo más alejado posible del Partido Popular.

La jugada –además de arriesgada- es bastante tonta y con muy poco futuro. Todo pasa porque Miguel Sanz llegue a las elecciones siendo Presidente y eso lo tiene absolutamente en el aire o, si se quiere, según vengan los aires de Ferraz. Y en medio un calvario parlamentario.

Para calvario el de la Ministra de Fomento. Y no porque tuviera que interrumpir sus vacaciones –no se sabe si merecidas- para ir a Madrid a dar la cara ante los parlamentarios -que también estaban cabreados por cambiar el bañador por la corbata- que la tomaron con Magdalena Álvarez, sino porque a esta pobre señora la están creciendo los enanos y sin necesidad de poner ningún circo.

No gana para disgustos y encima van y la llaman señorita andaluza y por ahí no pasa una mujer de izquierdas de toda la vida. Le dijeron de todo y aguantó estoicamente y hasta hacía y dibujaba gracietas, en sus papeles, referidas a sus señorías,  pero cuando le mentaron a la madre, que toda andaluza de izquierdas lleva dentro, se tiró al cuello de Joan Puig. Y el catalán, que, se había dejado el bañador -de piscinas ajenas, naturalmente- en la Cosa Brava, no llevaba el carné de parlamentario en la boca y casi tiene que volver a recurrir a la guardia civil.

El caso es que de dimisión nada y que Rodríguez Zapatero no se da por aludido, que parece que a Álvarez la nombró Ministra de Fomento José María Aznar, aunque lo más probable es que fuera Don Antonio Cánovas del Castillo, que era paisano y muy de derechas, y tenía un acento parecido al de la dimisionaria “in péctore”.

Y es que Rodríguez Zapatero -a pesar del derrumbe de las Bolsas, que algo significará, digo yo, en la economía- está que se sale de simpático, de sonriente y de buen color, que Doñana da para mucho. Para tanto como para poder pasearse por Jerez, hacer pintadas poéticas en las “botas” de una bodega, dar el mitin sobre la Ley de Educación para la Ciudadanía –que inculca valores de ciudadanía y de respeto a la legalidad internacional- y permitirse el lujo de no aludir, ni siquiera por equivocación, al “asunto Delphi”, que está ahí, a la vuelta de le esquina, y además conseguir que en primera fila del mitin  -con la mirada traspuesta de emoción- estuviera el “baranda” del comité de empresa que se considera “un parado con futuro”.

¡Qué tíos los dos, el de Delphi y el de La Moncloa!. Y es que lo que no consiga una bodega jerezana no lo consigue ni Llamazares , por poner un ejemplo de alguien que se mantiene - mejor dicho, le mantenemos- sin que nadie se explique por qué.

 

A otro que mantenemos es al Director General de Tráfico. Es como esas sociedades de entierro que se pagan durante toda la vida, para que los herederos no se tengan que gastar parte de la herencia en enterrarnos.

Pere Navarro nos regaña, nos amenaza, nos multa, nos pone unos anuncios que nos cortan la digestión y además, no solo no baja la cifra de los accidentes mortales, sino que los aumenta. Es la Dirección General de Tráfico, pero de tráfico para el otro barrio. Y es que la culpa es de Magdalena Álvarez que nos tiene unas carreteras que no son de recibo y así no hay quién haga campañas de persuasión, ni nada de nada.

Esta semana el enfado preceptivo de Rodríguez Ibarra ha sido con el Fiscal General del Estado -porque Conde Pumpido permite que se digan cosas sobre las conexiones extremeñas de “El Solitario”- que ya es enfadarse ahora que va, poco a poco, muy poco a poco, abandonando la Presidencia de Extremadura.

Y Rajoy que, lejos de Doñana, ni siquiera aparece en alguna romería de su tierra galaica comiendo pulpo y degustando una taza de ribeiro. Es de suponer que se está reservando para la auténtica liga política que se nos avecina y no quiere saber nada de los “bolos” de pretemporada, esos a los que se dedica Zapatero.

Lo mismo que Schuster, que tampoco da importancia a los partidos de preparación. Pues hace bien –el entrenador, no el politico- sobre todo a la vista de los resultados, porque si con esos marcadores se los tomara en serio, igual hacía lo de Camacho y ni siquiera esperaba al comienzo de la competición.

¿Y si los trastornos generalizados de la semana, también le hubieran atacado al entrenador del Real Madrid y Bernd Schuster se creyera que es Bernd Schuster, igual que Sanz se ha creído que preside Navarra? Preocupante, muy preocupante aunque ahora no toque.

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