El bueno (Rajoy), el feo (Acebes) y el malo (Zaplana)

Il buono, il brutto, il cattivo”. Así se llamaba el spaghetti western de Sergio Leone, que se estrenó hace ahora 40 años y reunió, por tercera y última vez, al mítico director italiano y a un brillante Clint Eastwood. Los protagonistas eran tres cazadores de recompensas lanzados a la búsqueda de un tesoro que ninguno de los tres truhanes podía localizar sin la ayuda de los otros dos. Los tres hombres colaboraban en apariencia, pero estaba claro que al final intentarían eliminarse mutuamente.   Hace sólo unas semanas, me cité con un destacado personaje que, a pesar de no figurar diariamente en la primera plana de los periódicos, goza de mando y plaza en el Partido Popular. Él me hizo recordar la película de Leone. “La estrategia que está siguiendo el PSOE –me vino a decir aquel día- es una política, lenta pero implacable, de acoso y derribo a nuestros líderes”. Y se explicó:   “Fíjate cómo se empeñan desde Ferraz en marcar bien los perfiles. A Mariano Rajoy, el presidente, lo presentan, una y otra vez, ante la opinión pública como el ‘hombre bueno’ de la formación, el más sensato, pero sometido siempre a mil presiones desde la extrema derecha de su propia organización. Tan bondadoso… como irrelevante”.   En este cuadro –continuó explicándose mi interlocutor-, Ángel Acebes es el personaje grotesco, atroz, al que hay que ‘ningunear’ por sistema. Cualquier oportunidad es aprovechada para ‘derrocarle’ de su papel de secretario general del PP. Se le llama ‘facha’ o, directamente, se le silencia: Zapatero le ha dejado más de una vez en el Congreso con la pregunta en la boca.   Y por último, está Eduardo Zaplana. “El PSOE ha ungido ahora a Zaplana como el hombre de la corrupción”, afirmaba mi confidente ‘popular’, mientras ponía fin a su charleta. Y la verdad es que, siguiendo la selección de temas que realizaba esta semana El País, parece que el “cañón Berta” de Jesús de Polanco está metido, de hoz y coz, en esta operación. El martes, noticia: “Terra Mítica sabía que pagaba facturas falsas”. El miércoles, editorial: “Lo mítico y lo real”, con el nombre de Zaplana en danza. Y lo que está por venir.   Pero hoy la obra de Sergio Leone sirve a las mil maravillas para presentar otro insigne trío, muy de moda al otro lado de las trincheras. Las cercanas elecciones municipales y la “espantada” de doña Trinidad Jiménez –que por fin logró convencer a su mentor de que le alejara de la municipalidad madrileña, que tan poquito le atrae- han puesto el foco de atención sobre una tripleta socialista.   Según cuenta hoy este medio, tres son los candidatos que manejan en La Moncloa y en la sede nacional del Partido Socialista para suceder a ‘Trini’ en la lucha por arrebatarle el puesto a Alberto Ruiz Gallardón. En primer lugar, el bueno de Federico Mayor Zaragoza. Muchos le dieron por “retirado”, por aquello de la edad y por lograr una salida discreta de la dirección general de la UNESCO. Sin embargo, desde que Zapatero llegó al poder, Federico ha vuelto a la palestra a través de fundaciones, estupendas manducatorias, y las páginas del diario El País. Ahora asesora a la Alianza de Civilizaciones. Qué bueno.   El segundo, el feo, es Gregorio Peces Barba. Aquel Peces Barba de “la Iglesia es uno de los ‘obstáculos’ para que España esté bien cohesionada”. Él, que se empeñó en una singular cruzada desde la rectoría de la Carlos III para impedir que un significativo grupo de alumnos de su universidad dispusiera de una capilla en el centro. Eso sí es poner obstáculos a la libertad de culto. Un ex Alto Comisionado que actuó de apoyo a “unas” víctimas del terrorismo: su primer acto público fue la conmemoración del quinto aniversario de la muerte del dirigente socialista Fernando Buesa, asesinado por ETA, despreciando previamente a los caídos de la derecha: Gregorio Ordóñez y Alberto Jiménez Becerril. Qué feo.   El tercer aspirante socialista por Madrid es José Borrell, el desmesurado. Aquel que se excluyó de la carrera por el liderazgo del PSOE y la presidencia del Gobierno por su propia ambición. El reivindicador europeo de un homenaje universal a la II República desde un discurso trasnochado y rancio. El responsable de suspender en Estrasburgo la tramitación del manifiesto de la Cadena COPE, avalado por 700.000 firmas, que reclama una investigación sobre los motivos por los que la Generalitat de Cataluña no renovó licencias de radio a la emisora. Qué malo.   A uno le sigue gustando el western tradicional, el que se hacía sin reparar en gastos desde los Estados Unidos (con perdón). Pero parece que los españoles tendremos que conformarnos con este spaghetti western de pacotilla. Pues qué pena.

 
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