De postzapaterismo, nada

Tomás Gómez (TG) ha tenido estos días su “cuarto de hora de gloria”, que diría Warhol. Pero de ahí a que Zapatero haya entrado en barrena hay una distancia considerable y que por ahora no se ha recorrido. Ni Z está acabado, ni TG es un nuevo barón del PSOE.

Lo que ha pasado este fin de semana en Madrid nos deja el siguiente análisis:

-- La derrota de Trinidad Jiménez (TJ) es un duro golpe a la línea de flotación del liderazgo de Z. Que su imagen está deteriorada, nadie lo duda. Ni en el propio partido.

-- Para solucionar este problema, los pesos pesados socialista han iniciado un ‘road show’ por televisiones y radios. Consigna a repetir hasta la saciedad: el partido es una piña.

-- El aparato federal, el mismo que se empecinó en impulsa a TJ, es el que tiene que arreglarlo ahora. Le queda año y medio por delante. Los que han operado desde arriba son los que tienen que bajar ahora a la arena.

-- El empecinamiento y obsesión de José Blanco con las encuestas han sido los motivos de esta estrategia. El ministro es un fanático de los sondeos y se basó en ellos para ponerle palos en las ruedas a TG.

-- TG ganó con el 51% de los votos. Pero eso no significa que Z tenga a las bases del partido en contra. Afirmar eso es hacer una extrapolación exagerada. Sólo ha sido un toque de atención. Y en Madrid, donde el PSOE siempre ha tenido una chinita. La pregunta sería: usted, votante socialista, ¿volvería a confiar en Z? Quizás ya no tenga tantos incondicionales, pero aún sigo conservando bastantes fieles.

Dicho esto, que Z lastra en las regiones es algo obvio en estos momentos. Pero Ferraz tiene su mira puesta en las generales. En 2012 es cuando se la juegan de verdad. Y creen aún en la victoria, empezando por el empedernido jefe de filas.

En el PSOE se agarran a un dato: Rajoy no está mejor valorado que Z. Creen que el descontento es global y transversal. Confían que 2011 sea el año de la recuperación y, ¡voilà!

 
Comentarios