Ni Otegi ni Puigdemont: Sánchez

Archivo - Arnaldo Otegi.
Rueda de prensa de Arnaldo Otegi para valorar la reforma laboral

Se dice y se repite el mantra (o sea el latiguillo para manipular a la opinión pública) de que la gobernabilidad de España, el futuro de España y hasta la unidad de España, por gracia o por desgracia (que con Pumpido nunca se sabe) está en manos de Otegi y de Puigdemont.

Ahora que, con la excusa de eso del G20, Sánchez pulula por la India, puede ser oportuno hablar de los mantras (dicho sea con permiso de los indúes) que circulan por la sociedad española.

En una de sus acepciones, más de uso común, mantra sería un latiguillo que se repite con cierta profusión para manipular a la opinión pública.

Se dice y se repite el mantra (o sea el latiguillo para manipular a la opinión pública) de que la gobernabilidad de España, el futuro de España y hasta la unidad de España, por gracia o por desgracia (que con Pumpido nunca se sabe) está en manos de Otegi y de Puigdemont.

Ese mantra/latiguillo, puede estar consiguiendo manipular a la opinión pública, pero es mentiroso y falso.

La gobernabilidad de España, el futuro de España y la unidad de España, está,  única y exclusivamente, en manos de Sánchez.

Sin pensar en la gran coalición entre el Parido Popular y el Partido Socialista -porque ya se sabe que el “no es no”- Sánchez tiene todas las bazas en su mano para evitar las pretensiones de Otegi y los desvaríos de Puigdemont.

 Si según Rodríguez (la de la portavocía) lo que pide Puigdemont y lo que opina el Gobierno de lo que pide Puigdemont, están en las antípodas, nada más fácil y más clarificador que el “no es no” dirigido a Otegi y a Puigdemont.

Si Puigdemont pide lo que pide y Otegi pretende una república con siete provincias (ojo a los franceses que no se andan con miramientos y no tienen a Pumpido en París) y si eso queda infinitamente lejos de lo que está dispuesto a conceder Sánchez, todo lo demás sobra porque uno y otros dicen que no van a ceder. Pero como la credibilidad de semejantes interlocutores está, desde tiempo inmemorial, en horas bajas, hay que fiarse poco.

 

Porque las negociaciones, sobeos y arrumacos (Díaz presente) entre Sánchez y Puigdemont, no son entre partidos y ni siquiera entre un gobierno y un partido, sino que lo que se traen entre manos Puigdemont y Sánchez es un gran cambalache de intereses personales, un chalaneo entre dos personas y un negociete manejado por dos individuos que van a lo suyo, y lo suyo es el afán de poder del uno y el pavor del otro a enfrentarse con la justicia. Y en esas condiciones los cálculos y las previsiones se hacen imposibles, por más que muchos se malicien que uno y otro, en defensa de lo suyo, pasarán por el aro y abrirán de par en par las respectivas tragaderas.

Y además, es muy posible que ya hayan abierto las tragaderas y hayan pasado por el aro.

La carcajada: Dice Bolaños: “Lo que vamos a hacer los socialistas es lo que hemos hecho estos últimos cinco años de gobierno de Pedro Sánchez y lo que hemos hecho siempre que hemos gobernado que es apostar por la convivencia, que es cumplir la Constitución, que es velar porque haya más afecto entre los españoles que es por supuesto construir diálogo que es construir mayor cohesión territorial y desde luego tratar de cerrar las heridas de la Cataluña de 2017”

(Claro, que lo dijo antes de la entrevista de Alfonso Guerra con Carlos Herrera)

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