Apriétense los cinturones y aflojen las corbatas, vamos a despegar

El presidente Sánchez descubre la técnica para reducir la peligrosa inflación e incluso puede servir para ahorrar las familias y comprarse una casa en la playa

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.
Lo peor no es el 53 % que dice Pedro Sánchez haber cumplido durante estos cuatro años de su mandato. No, lo peligroso y avieso es ese 61 % que piensa cumplir antes de fin de año. Será tortuoso e insoportable el contenido de sus cuentas pendientes.

Es cierto que el daño que está sufriendo España supera todas las previsiones y habría que retrotraerse al año 1984 para reconocer, por ejemplo, el IPC a estos niveles del 10'8 % en julio. Se dispara la inflación, pero quién también está disparatado, carente y sin sentido común es el gobierno de Sánchez y su titular, que se apellida igual.

Durante su última comparecencia publicitaria pública, dijo cosas que ni Irene Montero - ya es nivel, eh- ha logrado plantearse. Ahora resulta que se trata de insistir atropelladamente que los españoles se aprieten el cinturón, pero que se aflojen la corbata. Lo primero nos es muy familiar, pero lo segundo es de nueva hornada. Pero, ahí está la clave, incluso para ahorrar y comprarse una casa en la playa.

Tras su alocución sobre los esfuerzos y logros alcanzados para el malestar del país, Pedro Sánchez con semblante cariacontecido, por fin, y sin venir al cuento, descubrió la clave para el ahorro de la ciudadanía. Hete aquí : '' Verán ustedes; me he quitado la corbata porque es una manera de ahorrar energía, basta ir a un centro comercial y observen que la temperatura está muy baja''. Y...? Pues se quedó tan pancho.

Claro, la opinión pública está que le echa chispa el cerebro. La potencia que se prentende ahorrar por un lado se va por el otro de tanto pensar. Sobre todo, puede producirles estrés a sus correligionarios, los votantes del PSOE, afiliados y hasta el conserje de la calle Ferraz se sorprende de no haber caído antes e ir al supermercado descorbatado. La chica del cajero ve un cliente pecho abierto y los precios son otros. El ahorro es sustancial y, además, fresquito y con la fórmula aprendida.

No crean que es nada fácil dar con la tecla. Para bajar la inflación, más o menos al 0'5, no utilice corbata, ni pajarita ni bufanda. A decir verdad, estas dos últimas prendas no sé si forman parte de la estrategia, pero cómo soy uno de los que le echa humo el cerebelo - sobre todo el bolsillo - permítame la licencia de recomendárselas, por si acaso, váyase que se le haya olvidado al Presidente y también es de obligado cumplimiento.

Al final Sánchez se inspira y con su lucidez toca el clic de la musa de sus iluminaciones - muy suyo- y manda a freír espárragos trigueros a tanto doctor en economía, a la ciencia deductiva que estudia las propiedades de entes abstractos - matemáticas -, tertulianos todo uso, incluso ya no valen ni las cuentas de la abuela ni el encaje de bolillos de la experta ama de casa que se precie.

Apriétense el cinturón y, si no lleva mascarilla, respire y afloje la corbata, aunque una vez traspase la esquina vuelva a desabrochar el cinto, y langostinos, chuletones de Ávila y buen vino va y viene. Más tarde, nuevamente la corbata al cuello y, así elegante, tome dirección al Audi A-8 L Security, helicóptero Súper Puma y el avión 'Air Force One' español con destino a Serbia donde le esperaba su homólogo Aleksandar. Ya el cinturón suelto y corbata a juego con el traje. Se volverá a repetir esta faena cuándo Sánchez acuda, otra vez, al supermercado, centro comercial y que la nevera la tenga vacia. ¡Donde no llegue el Presidente ...!

 

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