“Geopolítica del día anterior” y nuevo orden

Vaya por delante que no presento unas consideraciones para expertos, ni las ofrece un titulado en la materia. Se trata de unas reflexiones básicas, que pueden servir a cualquiera. Si le despierta curiosidad el título, y desea comprobar si el texto se corresponde con las expectativas que genera; o no entiende por qué alguien sin cualificar se atreve a dar su opinión sobre el tema, continúe un poco más y lo comprenderá.

Es frecuente que nos desentendamos de ciertas cuestiones cuando pensamos que son para doctos, que nada podemos hacer y que poco nos afectan. Su trascendencia pasa desapercibida y terminan por ser de general desconocimiento. Sin embargo, es imposible desligarnos de lo “geo” y de lo político. Los gobernantes lo saben, y pronto aprenden a elaborar lo que quieren que adviertan o ignoren sus gentes.

Aquí dejo un botón, a modo de muestra, de lo poco que reparamos en algunas realidades por su discreción y que, sin embargo, tienen una importancia crucial para nuestra vida: Una vuelta y amanece. Damos gracias al sol que asoma, nos alumbra y nos calienta. Pero es solo por un tiempo. Luego se marcha. Todo se oscurece. Cae la noche. Cantamos la belleza de las estrellas. A la luz de la luna compone el enamorado su poema. Pasó el día. ¿Cuántos agradecen que la tierra que pisan, gira y gira?
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Hace ya bastantes años tuve el privilegio de asistir a las clases de la asignatura “Electrónica digital”, que impartía un profesor muy bueno, brillante. Tenías la sensación de que te contaba en directo lo que el estaba viendo. Como los electrones iban para aquí, los huecos para allá, que si “puertas lógicas”, que si “ventanas de transmisión”, “cavidades resonantes”,... Siempre comprobaba el efecto de sus palabras en los alumnos. El, típico divino que gustaba de frecuentar las nubes, mantenía sin embargo los pies en tierra, donde nos encontrábamos nosotros, los mortales. En una de esas sesiones, diría que intensas, al observarnos percibió en los ojos desencajados de unos, las frentes arrugadas de otros y en el intercambio de nuestras miradas de perplejidad y escepticismo, la confirmación de lo que se temía: que se encontraba ante un auditorio donde brillaba por su ausencia una elemental chispa de inteligencia. Fue entonces cuando soltó la frase lapidaria, que nunca olvidé, y que sonó como el epitafio a nuestra autoestima: “¿por qué ponen esas caras?. ¡Si la electrónica es la ley de Ohm y pensar!”... 

En fin, voy a quedarme con que su propósito era animarnos a hacerlo, y a no auto descartarnos para el conocimiento.

Así que, imbuido de esa motivación, me he dejado llevar por mis pensamientos a donde quisieran llegar. En mi descargo puedo decir que, cuando uno ha alcanzado la edad de peinar canas, los filtros comienzan a mal funcionar y sucede que dejan pasar lo que quizá debieran bloquear. Mis disculpas por anticipado.