¡Que oportunidad!

Una de las frases más enigmáticas de Franco la pronunció poco después del asesinato de Carrero Blanco, cuando aludió al conocido dicho “No hay mal que por bien no venga”.

Tomo el rábano por las hojas de esa frase para expresar una convicción: esta tremenda crisis, que nos acogota y de la que aún no hemos conocido las últimas consecuencias, puede ser una oportunidad. Como suena.

Ya sé que el latiguillo de convertir los problemas en una oportunidad es un viejo consejo-eslogan de las escuelas de negocios a ejecutivos de empresas, pero en esta ocasión puede tener fundamento.

¿Qué quiero decir? Que hemos de aprovechar la crisis para arreglar tantos desaguisados como se han cometido estos últimos años.

No nos queda otra que aplicar medidas de caballo y proceder a drásticos recortes de gastos, reducción de estructuras administrativas hinchadas, rebajas de sueldos a altos cargos, supresión de empresas públicas que han proliferado como hongos, racionalización de gastos disparatados, eliminación de televisiones autonómicas deficitarias… Y todo eso me parece bastante saludable de cara al futuro.

Este país se había montado en un tren de vida (de gastos) propio de unos nuevos ricos despreocupados, que se ha demostrado que no podíamos sufragar.

La crisis nos va a devolver a la realidad. Y puede dejar como resultado la eliminación de tanto ‘michelines sociales’ como habíamos acumulado.

Por ejemplo, a la vista del desaguisado del déficit autonómico, nos empieza a entrar un poco de sentido común en cuanto a la eliminación de duplicidades entre administraciones, la supresión de coberturas inadmisibles, los gastos injustificables como las famosas ‘embajadas’…

Y es que la actual estructura autonómica tiene que ser repensada.

 

Los consejeros de Sanidad del PP, o sea, de 14 comunidades autónomas, reunidos ayer, han dado los primeros pasos para una coordinación de esfuerzos y medios, que provoque un ahorro sustancial a las arcas públicas.

Se ha abierto camino a un posible Pacto por la Sanidad, que comprenda un calendario vacunal único, compras unificadas de medicamentos, y la revisión y armonización de los servicios básicos que debe prestar el Sistema Nacional de Salud.

Es un paso, todavía corto pero decidido, que tiene toda la lógica del mundo. Como ése habrá que dar muchos más, en todos los ámbitos.

Eso sería sacar provecho de la crisis para implantar en este país otros comportamientos y actitudes, de los cargos públicos, pero también en la ciudadanía.

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