Demasiados ‘mesías’

Los ‘mesías’ son peligrosos. Hay que tenerles ciertos reparos y mantenerlos a distancia prudencial. Los ‘mesías’, por definición, no solamente se meten y se entremeten en nuestras vidas sino que además pretenden arreglarnos los problemas

Hasta hace pocos meses el único ‘mesías’ era Obama. Pero más o menos ha resultado un pufo y ya ni los americanos le adoran. Para algunas de las ministras de su Gobierno, Rodríguez Zapatero también tuvo su puntito de ‘mesías’, pero su estrella no es que haya declinado es que se ha estrellado –valga la redundancia- contra el suelo de las encuestas y de las desafecciones propias y, por supuesto, ajenas. Apenas a algunos les quedaba Lionel Messi y poco más.

Pero he aquí que en menos que canta un gallo los ‘mesías’ proliferan y se nos aparecen por todas partes con Angela Merkel a la cabeza. La señora Merkel se ha echado el equipo europeo a la espalda y se ha autonombrado ‘mesías salvadora’ de la propia Europa, una Europa que se pone en primer tiempo de saludo aunque Sarkocy –quizá por la emoción de la próxima paternidad- relaje un poco el brazo. Si a Manuel Fraga –ya de despedida- le cabía el Estado en la cabeza, vistas las fotos de la canciller alemana es como si le cupiera Europa en el bolso y ahí estamos todos, incluidos los otros ‘mesías’, porque es que hay muchos, unos con más narices que otros, pero siempre demasiados.

Por ejemplo Artur Mas, narices incluidas, se ha erigido en ‘mesías’ del catalán. González Pons se dedica a soltar cifras de puestos de trabajo que dejan frío –que ya es dejar- hasta a Rajoy. Son `mesías` -pocos, eso sí- los sindicalistas en las manifestaciones y Elena Valenciano que, arrobada, se hace fotos ante el cartel de Rubalcaba. Lo son los entrenadores de fútbol y no digamos nada los presidentes de algunos clubes que se quieren cargar de un plumazo las plantillas del Barça y del Madrid.

Se sienten ‘mesías’ jueces y fiscales que se hacen unos líos tremendos entre ellos. Y ejerce su mesianismo particular también Esperanza Aguirre, aunque esta vez por intermedio de Lucía Figar que le sopló lo de las 20 horas de los profesores. Y los presidentes autonómicos y los financieros, que en su mesianismo no dan reposo –ni siquiera el del guerrero- al ministro de Industria que les ha tenido que pedir que le dejen en paz y que hagan de su Sacyr un sallo.

En fin un, overbooking de ‘mesías’ que nos van a volver locos entre todos.

El único que ya no ejerce de nada es Rodríguez Zapatero, entre otras razones porque en cuanto abre la boca, aunque sea en tierras turcas, José Blanco se le traspone.

 
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