Tontos a tiempo parcial

Podrían serlo a tiempo completo, pero no, son tontos a tiempo parcial y, lo que es peor, nos toman por tontos al resto de los españoles. Ahora los políticos catalanes, los mismos que pactan con ETA, los que montan el tinglado de los productos, de las etiquetas y del cava, los que dicen en qué idioma hay que hablar en los patios de los colegios, los que van a Roma a gimotear, los que hacen burla de la corona de espinas en las calles de Jerusalén y los que hablan de nación catalana delante del Príncipe de Asturias, han decidido que el Rey tiene que ampararles. Hasta ahí todo es normal dentro de la anormalidad de la vida política catalana donde ahora quieren implantar las denuncias anónimas de unos ciudadanos contra otros. Lo que ya no es normal es que el portavoz de Esquerra Republicana en el Parlamento Catalán, Joan Ridau, haya pedido el amparo del Rey para poner fin a "la dinámica de enfrentamiento territorial emprendida por el P.P". Y dice el parlamentario que puede ser paradójico que un partido republicano pida la intervención del Rey, pero que "contribuimos con nuestros impuestos al sostenimiento de la Institución". Y añade: "si el Rey, en quien no creemos, pero sí pagamos, no cumple su función, estamos ante una inhibición que puede interpretarse como un silencio cómplice". No caben más tonterías en menos espacio. Risible que los separatistas, los que están chantajeando permanentemente al Gobierno de la nación española con una cifra ridícula de votos, los que reniegan de España, de su Constitución y de sus instituciones, lloriqueen ante esas mismas instituciones. Si además examinamos la actuación de ciertos políticos en eso de la "dinámica de enfrentamiento territorial", la cosa es de aurora boreal.  Y a más a más -que dicen en Cataluña-, el razonamiento en el que basan su exigencia a la Corona: "¡Eh!, que yo pago", es más inadmisible aún. Ahí es donde no son tontos a tiempo completo. Se reservan su capacidad intelectual para pedir dinero, para decir que ellos pagan, para pretender obtener sin dar nada a cambio. El razonamiento está escasito de inteligencia, es maleducado y grosero, y convierte al Rey en una especie de asalariado de los ciudadanos. No esese el camino porque la Corona, si es y si la queremos, es precisamente para que esté por encima de una serie de refriegas y de batallas. Si la Corona es, y si los españoles queremos que esté, es algo muy alejado del sueldo que pagamos a los políticos, que esos sí que son asalariados de los ciudadanos, entre ellos el portavoz de la Esquerra Republicana de Cataluña a quien mantenemos todos los españoles a pesar de que él no se sienta español y pretenda separase de España. Joan Ridau apela al Rey y a la Constitución y hay que preguntarle: ¿A qué Rey y a qué Constitución?

 
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