Y además, contaminan las fuentes (por supuesto los curas y las monjas)

Religiosos.
Religiosos

Parafraseando a alguna de las comunistas, ministras de Podemos, podría decirse que es impensable que en la España democrática de hoy y en pleno S.XXI se siga atacando a la Iglesia con argumentos trasnochados y rancios.

La insistencia en juzgar y “rejuzgar” a la Iglesia, por las abominables acciones de algunos de sus miembros y hacer del 0,2% que suponen los casos de pederastia entre los eclesiásticos de todos los habidos en otros ámbitos, además de injusta y sectaria es la demostración palpable de que en España siguen proliferando los “comecuras” de finales del XIX y todo el XX, en su faceta más rancia y trasnochada.

Aquello de que los curas contaminaban las fuentes para envenenar a los hijos de los obreros, se queda en nada si lo comparamos con las informaciones, con las noticias y con las portadas que, día tras día, aparecen en algunos medios de comunicación que pasan por serios, sesudos y bien informados.

La insistencia en juzgar una mínima parte de los abusos y obviar la inmensa mayoría de los que se produjeron y se siguen produciendo, demuestra un odio ancestral que solamente refleja la catadura de quienes lo protagonizan, de quienes los airean y de quienes aprovechan la nobleza del arrepentimiento, de la solicitud continua de perdón y del afán por investigar y reparar, de la propia Iglesia, para sus ataques.

Parafraseando a alguna de las comunistas ministras de Podemos, podría decirse que es impensable que en la España democrática de hoy y en pleno S.XXI se siga denigrando a toda la Iglesia y a todos sus miembros, con argumentos trasnochados y rancios. Pues en esa España democrática, progresista y moderna, se persiguen con saña solamente los delitos de unos delincuentes y no las mismas aberraciones en otros malhechores igualmente canallas.

Y debe de ser porque los curas y las monjas en las mentes de estos retrógrados de la justicia, además de ver en curas y monjas quienes envenenan las fuentes, descubren también a quienes queman herejes, persiguen a supuestas brujas, torturan a los indios de las tierras que conquistan y roban en los confesionarios las herencias de viejecitos abducidos por las sotanas.

Todo muy moderno, muy del S.XXI, muy en defensa de las víctimas, pero oliendo a podrido, a rancio y a sectario.

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