ETA-Batasuna vuelve a los Ayuntamientos

Ya lo ha conseguido. El pasado sábado, ETA-Batasuna ha vuelto a recuperar una buena parte del poder municipal en el País Vasco y Navarra por obra y gracia de Zapatero y de sus “acólitos”, el Fiscal General del Estado, Cándido Conde Pompidu y el Ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. Concretamente, la “tapadera” de ETA-Batasuna, Acción Nacionalista Vasca (ANV) gobernará en un total de 47 Ayuntamientos: 39 en el País Vasco y 8 en Navarra.

Además, el clima que se vivió en muchas localidades vascas y navarras durante la constitución de los Ayuntamientos fue sencillamente deplorable. El entorno de ETA-Batasuna está crecido, muy crecido y así lo han querido plasmar a través de insultos, amenazas, desplantes, coacciones en bastantes ayuntamientos vascos y navarros. ¡Menos mal que TVE dijo en uno de sus telediarios que la constitución de los Ayuntamientos se había desarrollado en un clima de normalidad!

La Ley de partidos había expulsado de las Instituciones a ETA y ese había sido, desde el Estado de Derecho, un gran avance en la lucha antiterrorista. Pero como consecuencia del nefasto “proceso de paz” de Zapatero, es decir, de su proceso de negociación y apaciguamiento de la bestia etarra, esta ya está de nuevo en las Instituciones. Ya lo consiguió en las elecciones vascas de abril de 2005 cuando Zapatero permitió que se presentara una segunda marca de ETA-Batasuna, el Partido Comunista de las Tierras Vascas y ahora ha completado la jugada con esa otra tapadera que tenían preparada, Acción Nacionalista Vasca (ANV).

El hecho en sí es de una enorme gravedad. Supone un retroceso en la batalla que desde la ley y el Estado de Derecho se ha estado planteando en los últimos años y el mayor responsable de ello es el Presidente Zapatero. Todo el mundo sabe que ANV era una tapadera de ETA-Batasuna. Entonces, ¿por qué se ha consentido su presencia? Porque cuando hubo que tomar esa decisión –ETA no había roto oficialmente el “alto el fuego permanente”- Zapatero necesitaba tener ese gesto hacia la banda terrorista, convencido que con él podía seguir avanzando en su mal llamado “proceso”.

Y ahora que ETA ha hecho ya pública su decisión de volver a atentar, ¿por qué Zapatero no ha actuado a través de la Fiscalía General del Estado e impidiendo que los concejales electos de ANV hubieran tomado posesión de sus actas el pasado sábado? Pues porque en el fondo, Zapatero no acepta que el “proceso” esté roto. Sigue empecinado en seguir adelante con el de una manera o de otra, eso sí, procurando que le afecte lo menos posible desde el punto de vista electoral.

Mandar a De Juana Chaos de nuevo a la cárcel y que Otegui ingresara en prisión han sido dos gestos, dos señuelos para intentar desviar la atención de lo verdaderamente importante: la vuelta de ETA-Batasuna a las Instituciones. El siguiente paso de Zapatero será hacer un gobierno en Navarra con los nacionalistas independentistas de “Nafarroa Bai”, algo con lo que ETA también estará encantada.

Todo esto lo hace el Presidente del Gobierno al mismo tiempo que encima de la mesa está una amenaza en toda regla de ETA. La posibilidad de uno o varios atentados no es una alucinación, sino más bien una triste y probable realidad. Pero Zapatero sigue presa de un endiosamiento, de un empecinamiento que le lleva a seguir sin rectificar. De momento ha querido mostrar apariencias de firmeza. “Seré implacable con ETA” dijo en el Comité Federal de su partido el pasado día 9. Pues bien, a las primeras de cambio, esa “implacabilidad” ha quedado en nada. Como siempre, Zapatero dice una cosa y hace justamente la contraria. El personaje empieza ya a ser conocido.

 
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