Partida de cartas y valium

Después de la foto del cuerpo del empresario Ignacio Uría tendido en la calle tras recibir varios disparos realizados por un terrorista de ETA, la otra imagen mas impactante y significativa de esas luctuosas horas vividas en Azpeitia ha sido la de sus compañeros de partida de mus siguiendo con esta a escasos metros del lugar donde se había producido el asesinato. El único “problema” era encontrar un sustituto a Ignacio Uría para completar las dos parejas. Pero una vez solventado ese “pequeño” inconveniente, la partida se jugó y no iba a ser un obstáculo para ello, que uno de los integrantes habituales hubiese sido abatido a tiros minutos antes.

La foto de la partida de cartas en Azpeitia refleja a la perfección la grave crisis moral que asola a gran parte de la sociedad vasca desde hace bastantes años. Una crisis que tiene muchas y diversas manifestaciones: miedo, indiferencia, falta de solidaridad con el amenazado, mirar para otro lado, escaso compromiso en la lucha por la libertad y en la exigencia a ETA que deje de matar; un relativismo que durante mucho tiempo ha llevado a pensar y a decir, tras un asesinato, lo de “algo habrá hecho” o incluso, peor aún, aceptar en la práctica que el fin justifica los medios.

Todo eso y mucho más está condensado en la foto de la partida de cartas en Azpeitia. ¿Cómo es posible que esas personas que se sientan alrededor de la mesa puedan permanecer un minuto dándole al naipe mientras que su, supuestamente, amigo y compañero diario de partida, yace en el suelo a consecuencia de las balas de los terroristas? Pues si, En Azpeitia y en muchas otras localidades del País Vasco ha sido y desgraciadamente sigue siendo posible.

Mientras que la sociedad vasca no reaccione, no se sacuda el miedo y/o la indiferencia que invade sus conciencias y sus conductas, ETA y todo lo que la banda terrorista representa seguirá estando muy presente en sus vidas. El Estado de Derecho, los jueces, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado podrán quitar a los terroristas de la circulación y meterlos en la cárcel, pero si no hay una reacción profunda desde el propio seno de la sociedad vasca, la erradicación del terrorismo no será total.

Si a nivel de imagen gráfica, la citada foto ha sido lo mas impactante, en el capítulo de declaraciones, merece una mención especial la realizada por el que fuera gran pope del PNV, Xabier Arzalluz, sin ninguna responsabilidad actualmente en la dirección de su partido, pero con gran predicamento en sus bases. Arzalluz dijo al día siguiente del asesinato de Ignacio Uría que había que lo que tocaba era “aguantar” para demostrar a ETA que la gente no está dispuesta a que siga la violencia y ante la pregunta de un periodista que le replicó que había gente que decía que ya no podían aguantar, la respuesta de Arzalluz fue muy concreta: “que se tomen un valium”.

No se conocen intereses personales del ex –presidente del PNV en la industria farmacéutica, por lo que más bien habrá que pensar que el subconsciente le ha traicionado y ha resumido la actitud que siempre ha mantenido su partido respecto a ETA: “aguantar” y no combatir; “aguantar” y no empeñarse de verdad en acabar con la banda terrorista. Ha habido otros partidos políticos –al comienzo de la transición, UCD y AP; desde hace unos años, el PP y el PSOE- o colectivos muy diversos: militares, policías, guardias civiles, jueces, periodistas, empresarios, ciudadanos de a pié, que no solamente han “aguantado” a ETA, sino que han sido objetos directos de sus atentados, algo que no se puede decir del PNV.

Si Arzalluz piensa que la forma más eficaz para acabar con ETA es tomarse un valium y si hay muchos ciudadanos en el País Vasco que están dispuestos a seguir jugando su partida de cartas minutos después de que hayan asesinado a un ciudadano, habrá que concluir que lo que los nacionalistas llaman el “problema vasco” tiene muy difícil solución, porque el problema radica en la propia sociedad vasca. En cualquier caso, descanse en paz Ignacio Uría y sepan su mujer y sus hijos que todas las personas de bien estamos con ellos en estos momentos de inmenso dolor que están sufriendo.

 
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