Ramoncín 1 – Sabina 2

Yo lo entiendo. Imagínense. Todo el día metido en casa. Ahora me viene la musa, ahora se va. Escribo cuatro garabatos en un papel. Lo tiro. Soy artista, pero no soy idiota: esto es una basura y no se puede publicar. Tal vez mañana se me ocurra algo mejor. Me abalanzo sobre la guitarra, tengo un riff que me hará triunfar de nuevo. Pero al final, lo de siempre, no me convence. Esperaré otra vez a mañana.   Me voy a la tele a buscar inspiración. Nada. Bajaré al bar, que allí con el calor, el amor y esas cosas que cantaba Jaime Urrutia seguro que surge algo interesante. Vuelvo a casa. O el Gin Tonic era muy malo o me estoy haciendo mayor. Además, no traigo ni una canción. Veremos mañana.   No salen bolos, no vendo discos y esos negritos de la manta ni siquiera intentan trapichear con mis canciones. ¡Cómo me aburro! Pensar en todo lo que fui y ya no soy... eso sí daría para una buena canción. O tal vez sí soy algo... saldré a la calle, a ver si firmo algún autógrafo.   Bueno, menos mal. Me llaman para un festival. Estará lleno de melenudos, pero yo también tuve el pelo largo. ¡Qué narices, si yo fui de los primeros en dejarme el pelo largo! Estos grupitos de punk de ahora parecen idiotas. Metrosexuales de botellón y cazadoras con chapitas. No tienen ni idea. Menos mal que me han llamado a mí, que por lo menos levanto el pabellón. Lo que no me mola tanto es lo de las connotaciones políticas y esa radicalidad desviada. Pero en fin, todos sabemos cual es el camino: se empieza jugando a transgredir y luego te eriges como intelectual y aquí paz... Ya madurarán.   Vaya desastre de festival. ¿Qué les pasa a estos insurgentes? Yo, que soy el rock and roll hecho persona, vapuleado de esta manera por esta panda de esquizofrénicos. Y todo por lo de la piratería, porque no soportan que ahora, en mi situación, como intelectual y, ojo, ¡como televisivo tertuliano!, decida que hay que respetar algunas normas. Que la trasgresión está muy bien, pero que con mi pan no juega nadie. Que bastante me cuesta vender discos, como para que vengan estos niñatos a auto ofertarse un cien por uno. A mi costa. En fin, me largo de este festival antes de que me revienten la cara. Con veinte años estaba en forma y podía esquivar las botellas y los mecheros, pero ya no estoy para jugarme el tipo en un escenario delante de estos caníbales. Y además, en mi época no había baterías de móviles, eso tiene que doler un montón. Si te da en la cabeza pierdes la cobertura de por vida. No me la juego, me largo: que os vaya bien, gentuza.   ¡Que alegría! Me llaman de la radio por todo el jaleo del festival. Se van a enterar. Al menos todo esto me ha servido para promocionar un poco mi imagen. Que desde que Sardá se fue de eternas vacaciones me encuentro mal, mal, mal. Mi popularidad roza ya la de Llamazares y por ahí no paso. ¡Aún hay clases en la progresía! Lo que no sé es a quién insultar. Porque después de todo lo que ha pasado tengo que meterme con alguien. La Ministra de Cultura está muy vista, pero mis problemas dependen de su ministerio. Pero bueno, justo ahora acabo de recordar el calentón que me agarré el otro día al ver que Sabina presentaba su gira con el título “Carretera y Top Manta”. Que desgracia de hombre. O sea, nosotros matándonos para defender el pan y romper la manta y viene este payaso a promocionar su gira haciéndole un guiño a los piratas. No al grupo, sino a los que roban música. Este engreído lo que tendría que hacer es bajar de su pedestal. Que se cree que está por encima del bien y el mal y que le da igual irse de juerga antes de un concierto, quedarse afónico y dejar plantados a miles de seguidores. Con entrada y sin novio. O compuestos y sin concierto. He dicho.   Oye, mira, Ramoncito. ¿Qué tal? Soy Sabina. El de ¡Eh!, Sabina!, ten cuidado con la nicotina. Me sobran los motivos para decirte cuatro cosas a la cara. Si quieres seguir dando la murga con lo de la piratería me parece de perlas. Pero te recuerdo que lo tuyo no cuela, si aún lo hiciera yo, que soy un superventas, pues vale. Pero tu, que ni siquiera sales en el Top Manta... Así que a mí déjame en paz. Que yo no tengo la culpa de que te hayan echado del festival rockero a la fuerza. Y no te cabrees tanto por el título de mi gira. Que llevo toda mi vida riéndome de quien me da la real gana –y eso que soy republicano de los pies a la guitarra- sin que nadie me diga ni mu. Y a estas alturas no va a venir ningún rey del pollo frito en horas bajas a envilecerme la mariscada. ¿De acuerdo, majo?   Se hizo el silencio, de momento.   Los veteranos Ramoncín y Sabina se han enfadado. Ramoncín está siempre enfurruñado. Y ahora más. Sabina está siempre vacilando. Y ahora más. Necesitamos que vuelvan las pancartas, las pegatinas y las manifestaciones o algunos acabarán pegándose, como vulgares macarras, por malentendidos infantiles de patio de colegio.

 
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