Vale Music acierta de dos en dos

Les prometo que no he tocado nada. No he comenzado ni con la primera letra y ha empezado a tronar con una furia desmesurada. Y no entiendo la razón, porque hoy no traigo malas noticias sino todo lo contrario. Hoy les voy a intentar contar una historia bonita que tiene como protagonista a Vale Music. Esa discográfica que tantas habré criticado en esta Tribuna por ser la cabeza visible de un producto engañoso como es el de OT. No hace mucho tiempo, la gente de Vale Music decidió abrir un poco más las puertas de su catálogo y dejar pasar savia nueva a engrosar la lista de sus artistas. Y así fue como llegaron los Indras y La Guardia a su catálogo.

Les hablaré primero de Indras. Grupo alicantino, joven, pero con cierta trayectoria y prestigio, gracias a su primera maqueta, “Priscila”. Un tema efectivo y simpático, que convenció al público, a las bases, a los que mandan. Después sucedieron muchas cosas en las que no puedo entretenerme ahora hasta que llegó “Listos para ganar”, la canción que acompaña todos los anuncios de los patrocinadores de la Selección Española desde el pasado mundial. Un tema redondo, muy difícil de conseguir y muy elegante, a pesar de que su destino sea algo tan poco fino y tan poco elegante como tratar de sacar brillo a la casta deportiva nacional y levantar al graderío para que empuje a España a lograr victorias.

Vale Music, como decía, ha apostado por ellos. Y eso es, en cierto modo, una novedad, porque Indras no son un producto de usar y tirar, sino un grupo de pop valiente, herederos de lo mejor de nuestra música. Porque son admiradores de los mejores grupos que han salido de España en los últimos veinte, treinta años o cuarenta años y porque han sabido barnizar su creatividad con los mejores clásicos de la historia de la música internacional. No son “indies”, ni se van de nada, pero tienen cultura. Cultura, señores, cultura. Y llegan ahora con un nuevo disco lleno hasta la carátula de pop accesible, pero con buenas canciones, no con una colección de éxitos prefabricados. Alguno puede despistarse con el título, “Lejos del altar”, pero no estamos ante un disco de broma aunque a veces sus letras les conviertan en maestros de la ironía. Su misión es contar historias bonitas, reales, cercanas y normales, pero también alegrarle la vida a la gente. Divertir un poco, hacer reír y sonreír. Les gusta su profesión y no me extraña. Tienen muy claro que quieren, después de todo, transmitir un mensaje optimista, como dice, precisamente en su último disco, su “Canción optimista”. El álbum acaba de salir a la venta hace pocas semanas pero, por ejemplo, su segundo corte, “Amor fatal”, parece un clásico de nuestra música desde la primera escucha. En definitiva: Indras llegan con fuerza, con Vale Music detrás y se merecen lo mejor porque además llevan muchos trabajando humildemente en esto. Pero es que además de todo eso, son buena gente. Y no crean que esto tiene poca importancia en este mundillo tan pringoso y contaminante.

Sigue rompiendo la tormenta sobre mi casa y sigo sin comprender qué es lo que anuncia. Pero el último estallido me ha recordado que se me acaba el espacio y no quiero dejar de poner unas letras sobre el nuevo disco de La Guardia. Merecerían un artículo, o quizá un libro. La historia de La Guardia es mi historia y quizá la suya, porque muchos momentos clave y recuerdos viajan ligados a sus canciones. Ahora que vuelven todos los grupos y ahora que muchos fracasan, da gusto ver llegar de nuevo a La Guardia, tal y como han llegado: frescos, fieles y con un disco impresionante.

Es cierto que Los Ronaldos han puesto el listón muy alto -¡menudas “Cuatro Canciones”-, pero creo que de todos los grupos que se habían ido del panorama musical por un periodo prolongado y que he visto volver en los últimos años, La Guardia ha logrado probablemente el regreso discográfico más digno. Al menos en cuanto a su colección de nuevas canciones. Su nuevo disco, recientemente lanzado por Vale Music, “Sobre ruedas”, es una maravilla de principio a fin. Para los amantes del pop será una delicia escuchar canciones como “Tiene que haber alguien”, “Otros lunes triste” o “Pequeña lolita”. Y reservo finalmente un espacio de oro para el corte número 8 de este nuevo disco de La Guardia. Se trata de “El penúltimo rock”. Un rock and roll en el que Manuel España -¡cómo conserva esa voz, tan representativa de lo mejor del pop español!- comparte micrófono con dos mitos vivientes de nuestra historia: Johnny Cifuentes, de Burning, y Jaime Urrutia. Una delicia de rock que siempre será “el penúltimo”.

Felicidades Vale Music. Y espero no ser el único de los que hemos ladrado tanto –y creo que muchas veces con razón- contra esta compañía en reconocerles este acierto públicamente. Porque Indras y La Guardia representan, por un lado, la juventud y el futuro dorado de la música española y, por otro, la veteranía joven, la honestidad y el amor a la música como vocación. Lo que no tengo claro es qué grupo se lleva cada parte.

 
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