Zapatero se la juega en Madrid

No había mas que ver el “careto” del líder –es un decir- de los socialistas madrileños, Rafael Simancas, el pasado miércoles, cuando tuvo que comparecer en Ferraz junto a Zapatero y al conejo que éste se ha sacado de la chistera como candidato a la Alcaldía de Madrid, para comprender el duro calvario que ha tenido que pasar el ninguneado y puenteado dirigente del PSOE en la capital de España.   El dedo de Zapatero se ha depositado en su asesor económico, Miguel Sebastián, para intentar arreglar lo que tiene muy difícil arreglo. Después del fiasco producido por la negativa del ex –ministro de Defensa, José Bono, para enfrentarse a Gallardón; después de que durante tres semanas, desde el propio PSOE y desde los aledaños del “comando Rubalcaba” se alimentaran todo tipo de especulaciones y rumores sobre la conveniencia de que la candidata fuera la mismísima Vicepresidenta Primera del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, al final, resulta que el candidato va a ser un perfecto desconocido para los madrileños, sin ningún peso político y con una más que probado currículo de enredos desde su poderosa oficina en la Moncloa, opas incluidas.   Pero Zapatero lo ha tomado como una cuestión personal. Cuentan las crónicas de quienes estuvieron en la sede socialista de Ferraz el día de la presentación del candidato, que incluso llegó a manifestar en corrillos que estaba emocionado. No se alcanza muy bien a entender que tipo de emoción se puede sentir o tener cuando uno es el responsable de haber organizado un follón de muy padre y señor mío; cuando uno se ha saltado a la torera todos los cauces internos de elección de candidatos; cuando has ninguneado hasta límites insospechados a la dirección del PSOE en Madrid, y todo para, al final, tener que presentar un candidato perdedor, un candidato que es un absoluto desconocido por los votantes madrileños.   La única explicación plausible a tanto despropósito es que el Presidente haya aprovechado este “viaje” para quitarse de al lado, a un personaje que empezaba ya a resultarle incómodo por los problemas que le creaba a consecuencia de sus nefastas intervenciones en delicadas operaciones económicas y financieras. En eso, Zapatero es un maestro, y sino que se lo pregunten a Pasqual Maragall o al propio José Bono.   Pero sea lo que sea, al final Zapatero se ha implicado hasta los tuétanos tanto en la designación como en la presentación del candidato y todo apunta que se volcará en la campaña electoral en Madrid. Por eso, estuvo hábil e inteligente el que va a ser el rival político de Miguel Sebastián, Alberto Ruiz Gallardón, cuando nada más conocer el nombre del candidato dijo que el que se presentaba por Madrid era Zapatero y que era con este con quien iba a competir. De esa forma, el actual Alcalde de Madrid mataba dos pájaros de un tiro: desacreditaba a su rival, presentándole como un candidato absolutamente tutelado y de paso, mandaba un mensaje a la dirección del PP: si yo gano en Madrid –dejaba traslucir Gallardón- lo habré hecho derrotando a Zapatero y se demostrará que yo puedo volver a ganarle en unas generales. ¿Verdad que estuvo sutil el actual regidor del Ayuntamiento de la capital?   Para el PP, para Rajoy, es vital volver a ganar en Madrid, tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad. Con el ticket Gallardón-Esperanza Aguirre y, sobre todo, comparándolo con el del PSOE, Simancas-Sebastián, no parece probable que ni Pepiño Blanco ni toda su maquinaria de agitación y propaganda sean capaces de darle un vuelco a la situación de clara ventaja con la que parten los candidatos populares.   De donde no hay no se puede sacar, pero en cualquier caso, el último domingo de mayo está a la vuelta de la esquina y ahí sé veran las fuerzas de unos y de otros. Pero uno tiene la impresión que al conocerse el nombre de Sebastián, algunos de los ocupantes de los principales despachos de la calle Génova y de la Puerta del Sol han dormido muy tranquilos.

 
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