La crispación de los socialistas

“Tenemos un modelo”, ha dicho María Teresa, la del “Vogue”, en una clara muestra de asunción del vocabulario de pasarela. Aunque viendo el panorama, entre los modelos de vestuario y los territoriales, el PSOE debe tener el armario lleno. No es extraño que haya tenido que salir del mismo Amenábar, gritando “mar afuera”.

Van para cinco meses en el gobierno, y son incapaces de despejar la nebulosa de confusión y de imprevisión que les rodea. El único guión que saben seguir es el de la crítica al adversario. El “todos contra el PP” continua siendo el Corán socialista. Rubalcaba y Garrido, esos muecines de Ferraz, llaman permanentemente a la oración para el aniquilamiento de Aznar, y mientras descuidan los intereses generales: el paro que sube y el terrorismo etarra y la “kaleborroca” que siguen incordiando.

Todo ello es consecuencia de ocupar el poder sin tener preparado un programa y sin esperarlo. La trayectoria del PSOE rompe todos los cánones de la política. Y si no, recordemos lo que decía Churchill:  “se puede estar sin ideas en el poder, pero es imposible llegar al poder sin ellas”; claro, que el primer ministro inglés ignoraba el efecto tan detonante que originan los trenes-bomba.

La crispación entre los dirigentes socialistas a causa de la cuestión territorial no sorprende. Cuando habitaban en la oposición era constante el talante crispado por la disparidad de visiones sobre España. El Manifiesto de Santillana del Mar firmado el pasado año, trataba de esconder las discrepancias, pero se ha demostrado que fue una farsa. Qué se podía esperar al escenificarlo en el pueblo de las tres mentiras (ni santa, ni llana, ni tiene mar).

Todo el desconcierto socialista se origina por el modelo, otro más, de los gobiernos de “prestado”; Zapatero, ese bachiller de la política, es deudor de Maragall, Maragall lo es de Carod, luego Zapatero debe su patrimonio a ERC. Y como buen deudor, ha de ser servicial. No es extraño que el mejor verbo que conjuga Zapatero sea “complacer”, además, con sonrisa incluida. El endeudamiento político del leonés está permitiendo que una minoría gobierne España. Y lo más grave es que se trata de una minoría enemiga de todo lo español.

Eso es la subversión de la democracia, y a la larga, es la corrosión del Estado de Derecho. Y mientras, una paridad del gobierno posando, y la otra, reposando.

 
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