Ser mariposa

Hay dos clases de animales en vías de extinción. Los que merece la pena salvar y los que no. Cuando Dios creó el mundo no dotó a todos los bichos de la tierra de la misma belleza y simpatía. Así, hizo al canario muy hermoso pero un poco pijo, y a la mosca Dobsonfly la hizo más recatada pero con un rostro desaliñado y espeluznante, circunstancia que le ha servido para situarse en el primer puesto del ranking de los animales más feos del mundo. A la Dobsonfly le pisan los talones la Tortuga Matamata y el pez Monkfish. Con Matamata no me voy a meter, porque estamos en Navidad y porque, excepto las pesadísimas Ninja, el resto de las tortugas del mundo me parecen unos seres entrañables. Pero sobre Monkfish no puedo ahorrarme un comentario: ¿qué eslabón genético se rompió para dar lugar a semejante cosa? Monkfish, además, es un pez comestible. O sea, quiero decir que hay gente que se lo come habitualmente. Muerto, gracias a Dios. En los restaurantes sirven el pez tronchado, aliñado y cocinado, porque de lo contrario nadie hincaría el diente a algo así.

Además de los animales feos, también existen los molestos. A los feos se les puede combatir cerrando los ojos. A los molestos, no. Son cansinos casi todos los insectos voladores, pero de manera especial las moscas. Las moscas, en cualquiera de sus variantes, son una verdadera tortura para el amante de las tardes tranquilas de café, salón y periódico. Son irrespetuosas. Malvadas. Sucias. En fin, moscas. Tienen una sola virtud, y no es un apunte menor: no pican. No suelen hacerlo. Es cierto que en ocasiones sueltan algún que otro mordisco, pero nada grave. Casi nunca emplean la violencia para lograr su objetivo, que no es otro que atemorizar y espantar al personal y hacerse con el café, con el periódico y con el salón. Y si les das confianza, con la casa.

Hay bichos que además de molestos son feos. Tal vez en esta reducida categoría deberíamos situar a la “Hormiguera oscura”. No debe confundirse con su prima  la “Hormigonera oscura”, que trabaja en las obras del AVE. La “Hormiguera oscura” es un animalito que está en vías de extinción. Por esta trágica circunstancia en el Ministerio de Fomento se han visto obligados a cambiar el trazado del AVE, para no herir la sensibilidad de la “Maculinea nausithous”. Consideraron más oportuno excavar un túnel de dos mil metros que atravesar la zona donde pone los huevos este lepidóptero. Me consta que hubo un intento del Gobierno por llegar a un pacto con las hormigueras. Fue imposible. Se mantuvieron firmes en la negociación de principio a fin. Incluso llegaron a amenazar con cortes de tráfico en la futura vía. Los representantes del ministerio se asustaron mucho al imaginar a cien mil mariposas nocturnas cortando el tráfico de trenes en un mismo punto quilométrico y en plena campaña electoral. Las mariposas todavía no votan en España, pero puede resultar decisivas en caso de empate técnico.

Los políticos han tratado de conmover a la opinión pública diciendo que el túnel siniestrado se está haciendo para evitar atravesar un espacio natural protegido en donde habita una tierna mariposilla que está en vías de extinción. Lo que hace pensar a cualquiera en una animalito de colores vivos y exóticos, con un vuelo simpático y primaveral. Todo muy de anuncio de Dodotis. Pero nada más lejos de la realidad. La “Hormiguera oscura” es un bicho bastante normalito y nada primaveral. Es una mariposa nocturna, de color marrón clarito, con unas pintitas negras. Quizá son familia lejana de las que se nos cuelan en casa en las noches de verano y se golpean torpemente contra todo. Su extinción no sería una buena noticia, pero tampoco provocaría tres días de luto nacional en ningún país normal, que por supuesto no es el caso de España.

Lo peor no es el túnel, ni la protección de la mariposa, ni del arbusto donde pone sus huevos, que se llama “pimpinela”. Lo peor es que aceptamos tranquilamente que podemos arriesgar vidas e invertir una millonada extra -en plena crisis económica- para no perturbar la paz de una mariposa nocturna de aspecto feo y de existencia más bien inconsistente, pero luego somos incapaces de mover un dedo para evitar el asesinato “legal” de cien mil bebés no nacidos al año, que es el número de abortos anuales que se practican en España. A veces pienso que esos niños debieron haber nacido mariposa nocturna, pez Monkfish o mosca Dobsonfly. Serán bichos despreciables, cansinos y lo que ustedes quieran, pero al menos cuentan con la protección, el respeto y el cariño del Gobierno. Otros no pueden decir lo mismo.

El futuro es ser mariposa.

 
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