Los peligros del homenaje a Radio Futura

Se ha hablado mucho del negocio de los homenajes. Cuando un músico relevante fallece, otros artistas y grupos afines se reúnen para realizar versiones de sus canciones en lo que se conoce como ‘disco tributo’. La iniciativa parte unas veces de una discográfica y otras de amigos, admiradores o familiares del fallecido.

Hay quien ve el ‘disco tributo’ como una forma de aprovecharse del éxito de las composiciones del homenajeado y quien lo ve como un gesto sincero, imprescindible e inolvidable. En realidad, cada ‘disco tributo’ tiene su historia. Y casi todos están envueltos de polémica.

Quienes lo organizan deben decidir los grupos que participarán en el disco. Tienen que valorar desde su amistad o cercanía con el desaparecido hasta su afinidad musical. Es complicado. Si el homenajeado debe estar vivo o no es otra discusión frecuente de elevada temperatura. Antonio Vega, Hombres G, Los Flechazos o Los Nikis recibieron sus ‘discos tributo’ en vida, mientras que Enrique Urquijo o Antonio Flores ya habían desaparecido cuando se publicaron sus tributos. El problema de realizar un ‘disco tributo’ a un artista vivo está claro: El polémico homenaje a Antonio Vega, por ejemplo, se ha quedado completamente desfasado ya. Desde la salida del disco el artista ha ampliado considerablemente su discografía, realizando nuevas y extraordinarias composiciones que hoy deberían  estar presentes en ese ‘disco tributo’.

Al margen de todas estas complejas –y discutibles- cuestiones, algunos de estos homenajes han llegado a tener consecuencias abominables. No hace tanto que ‘Voy a pasármelo bien’, el tributo a los Hombres G, salió a la venta. Numerosos artistas actuales y de los años 80 participaron en el disco. El hecho de que grupos de moda como El Canto del Loco o Alex Ubago colaboraran en el disco fue un arma de doble filo. Nuevas generaciones se acercaron a la música del grupo de David Summers. Pero también muchos jóvenes creyeron que ‘Temblando’ –una de las canciones de desamor más famosas de la historia del pop español- era una excelente composición del último disco de Alex Ubago. Y eso no puede ser. En primer lugar porque sería horroroso que Alex Ubago hubiese escrito en el siglo XXI una canción así y en segundo lugar, porque ‘Temblando’ es una historia que sólo la podían hacer los Hombes G. Porque son los mismos que escribieron ‘Te Quiero’, ‘Dos imanes’ y ‘Un par de palabras’. Lleva su sello, su marca y la inconfundible voz de David Summers. Y por muy acertada que sea la interpretación de Alex Ubago nada justifica que algún besugo crea que ‘Temblando’ es obra suya. Eso ya no es homenaje, es robo. Sin mala intención, sin querer, pero robo al fin.

Y por estas cosas que a veces suceden en los ‘discos tributo’ es por lo que tiemblo cada vez que se anuncia uno nuevo. Estos días hemos conocido que pronto saldrá ‘Arde la calle’, el homenaje a Radio Futura. Me cuentan que entre el reparto de canciones y grupos podremos encontrar a Calamaro cantando ‘Veneno en la piel’, a Rosario interpretando ‘Corazón de tiza’ o a Bunbury con ‘Annabel Lee’. Otros participantes serán Fito & Fitipaldis, Pereza, El Canto del Loco o Rosendo. Particularmente asustado me ha dejado la figura de Carlinhos Brown en la lista de ‘convocados’ para este disco... ¿’Divina Caipirinha’ tal vez? Sorprendente.

Así que ahora que estamos a tiempo de meditar sobre este disco pacientemente, ahora que aún faltan unos meses para que vea la luz, aprovecho para advertir sobre una de las canciones de este ‘Arde la calle’: ‘La estatuta del jardín botánico’. Es una de las primeras canciones de Radio Futura, y, en consecuencia, uno de los primeros éxitos de la Edad de Oro del Pop Español. Todo un símbolo nacional en lo musical. Un emblema que brilla con luz propia en lo más alto de la carrera de éxitos del grupo liderado por Santiago Auserón. En este disco tributo a Radio Futura, esa formidable canción la versionará Alex Ubago, pero no es suya. No es suya, ni lo parece. Así que seamos cautos.

Lamentablemente y a pesar de estos esfuerzos esclarecedores, siempre corremos el riesgo de que algún fanático de Calamaro, alguno de estos que fue capaz de comprar y hasta escuchar entero ‘El Salmón’ -el disco más largo de su carrera con 103 canciones nuevas-, será capaz de admirar sin sonrojo al artista argentino por la precisión y belleza de la letra de ‘Veneno en la piel’, mientras pensará que las palabras ‘Radio Futura’ sólo hacen referencia a lo que acontecerá en el mundo radiofónico el día de mañana. Y Santiago Auserón, homenajeado en vivo, se sentirá, más que nunca, completa y absolutamente ‘metálico en el jardín botánico’. Y no es para menos.

 
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