Desencuentros y decepciones

Ha tenido que ser precisamente ahora, en plena crisis y con las cifras del paro disparadas, cuando se produjera el descuerdo en la negociación entre la patronal y los sindicatos. Se ha roto la situación de aparente concordia y los ciudadanos están justamente preocupados.

Y terció el presidente del Gobierno. Y como se dice en ‘La venganza de Don Mendo’, terció e hizo mal tercio. A Rodríguez Zapatero, que está acostumbrado a arreglar las cosas al final y ‘como sea’, no le ha valido sacar a colación su calidad de presidente del Gobierno y se ha quedado con un par de narices. Un par de narices cabreadas, pero poco más.

Lo que dicen ahora algunos socialistas es que el enfrentamiento de Rodríguez Zapatero con el presidente de los empresarios no es tanto con una persona concreta, por más que nos lo quieran vender así, como una batalla frontal contra los poderes fácticos. Vamos eso que los antiguos sindicalistas llamaban el capital. Y eso es precisamente lo que hace que muchos de esos socialistas no las tengan todas consigo.

Los más optimistas hablan de una estrategia bien medida. Los pesimistas no ocultan su desazón y hablan de un paso en falso.

Está claro que esos poderes fácticos, grandes empresas, banca etc. Son quienes sostienen situaciones o quienes dejan caer estatus. Rodríguez Zapatero, siempre con prisas y viviendo en el cortoplacismo, puede no haber medido bien las consecuencias que para el país, para él y para su Gobierno puede tener el enfrentamiento.

Ambas partes han hablado de decepción mutua. Quizás no sea la palabra adecuada.. Posiblemente sea mejor hablar llanamente de fracaso en una negociación que en estos momentos es fundamental para los ciudadanos, para el Gobierno, y para el propio Rodríguez Zapatero.

 
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