Por la boca… La fruta madura
Lo ha dicho con su acento andaluz Fabián Picardo, ministro principal de Gibraltar: ‘El Gobierno español se comporta con Gibraltar igual que Franco’. Y por lo visto eso es una especie de insulto al actual Gobierno, por decir que no le gustaba nada la visita del príncipe Eduardo de Wessex y su esposa. La visita del cuarto hijo de la reina de Inglaterra, en pleno contencioso de los pescadores españoles, era cuando menos inapropiada.
Que un Gobierno español, sea el que sea, exprese su malestar por esa visita y que afirme, sea de la ideología que sea, que la colonia no tiene aguas territoriales, no es nada nuevo lo diga Franco o lo diga el más democrático de los Gobiernos.
Es pura historia. Es puro Tratado de Utrecht y por eso ningún Gobierno de España, sea el que sea, ha dejado de reivindicar la soberanía española sobre el Peñón. Unos lo harán con más énfasis que otros pero todos lo han hecho. Y no fue precisamente la dictadura del general Franco quien actuó con más contundencia, salvo en las manifestaciones callejeras que se organizaban desde el entonces ministerio de la Gobernación. Franco, gallego él, acuñó la frase de ‘Gibraltar era una fruta madura’ y, como tal, tendría que caer más tarde o más temprano.
Evidentemente ni ha caído ni tiene visos de caer en un plazo más o menos medio.
Por todo eso la afirmación del gibraltareño ‘de Despeñaperros para abajo’ es una solemne tontería. Ya está bien de llamar a la gente franquista a las primeras de cambio. Lo que ha hecho el Gobierno de Mariano Rajoy, al igual que todos los Gobiernos desde que la situación de Gibraltar es la que es, es afirmar la españolidad de la Roca, reiterar que no hay aguas territoriales, que el acoso a los pesqueros españoles es inadmisible y que la visita del hijo de la reina Isabel es una metedura de pata, o peor aún, una metedura de dedo en el ojo de los españoles.
Y, tras lo ocurrido, tampoco estaría de más que el actual ministerio de Asuntos Exteriores español pusiera un poquito más de carne en el asador.
