José Apezarena

Sospechas sobre el juez Ruz

Prácticamente desde que se hizo cargo de la instrucción del sumario sobre el ‘caso Gürtel’, el juez Pablo Ruz ha estado en boca de muchos, casi nunca para bien.

Desde determinados ámbitos de la propia Audiencia Nacional se lanzaban críticas sobre si estaba o no instruyendo bien, sobre si mantenía o no lo que algunos llamaban el ‘estilo’ de la casa, sobre si preguntaba demasiado al fiscal antes de cualquier providencia…

Más aún, ha tenido que aguantar las maniobras de su colega Miguel Carmona, que pretendidamente pugnaba por recuperar la titularidad en el juzgado, cuando en realidad buscaba un salida en el extranjero, como se ha mostrado aceptando el nombramiento como juez de enlace ante el Reino Unido.

Entre personas de los partidos de la oposición se lanzaban sobre Pablo Ruz insinuaciones acerca de la hipotética blandura con la que estaba tratando el Partido Popular, principal implicado y damnificado en ese tremendo escándalo de corrupción política.

En el entorno del Gobierno y del Partido Popular repetían últimamente el mensaje de que todo estaba ‘controlado’, y de que el sumario se cerraría en diciembre sin más imputaciones que la ya inevitable de Luis Bárcenas. Ahora que el magistrado acaba de citar a una decena de empresarios para tomarles declaración, no parece que el cierre se vaya a ocurrir.

Los hechos han ido laminando, uno a uno, estos y otros caldos de cabeza semejantes. Las decisiones y providencias que tomado el juez instructor estas últimas semanas hablan por sí mismas y echan por tierra insinuaciones y suspicacias.

A la vista de lo que está ocurriendo, la conclusión es que Pablo Ruz está haciendo su trabajo. Su trabajo como lo que es: un juez. Y basta.

Como creo que nadie lo va a decir, lo digo yo, que, por cierto, no conozco de nada al magistrado ni le visto en mi vida.

 
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