José Apezarena

¿Armas a Ucrania? ¡No, por Dios: tiritas!

Militares rusos.
Varios militares viajan en un vehículo blindado por una carretera cerca de la frontera entre Rusia y Ucrania en la región de Belgorod, Rusia.

Pedro Sánchez comparece hoy en el Congreso con el fin de hablar sobre la posición de España en la grave crisis de Ucrania. Tiene previsto anunciar medidas para tratar de contener los efectos del conflicto... en la economía española.

Una vez más Sánchez va a tener suerte, porque no es previsible que la oposición que ahora forma el ‘nuevo PP’, el de Núñez Feijóo (que ya manda en la sombra), le vaya a sacar los colores. Y, por supuesto, tampoco la izquierda que respalda a su Gobierno.

Como mucho, habrá que estar atentos a lo que plantee Vox, más bien por curiosidad tras lo ocurrido con el patinazo de su presidente en Ceuta, Juan Sergio Redondo, y el portavoz parlamentario, con esas manifestaciones en Twitter a favor de Putin en el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Lo que va a exponer hoy el presidente quedó bastante claro el lunes, en la entrevista de TVE.

Sánchez anunció un aumento de los efectivos españoles en Letonia, Rumanía y en las misiones marítimas para reforzar a los países bálticos, y el envío de material ‘defensivo’: cascos, chalecos antibalas, detectores de minas y efectos sanitarios y de campaña. Pero no armamento militar.

Se trata de una posición que contrasta con la que han adoptado la mayoría de países de la UE, con Alemania al frente, que han apostado fuerte por el envío de armamento.

El canciller Scholz ha mandado a Zelenski 1.000 lanzacohetes y 500 misiles tierra-aire. Así que un gobierno alemán socialdemócrata con verdes ha tomado la decisión histórica de remitir armas a Ucrania, y otro socialdemócrata, en Portugal, ha acordado lo mismo. Pero el Gobierno que preside Pedro Sánchez, no. Se queda en la estacada.

¿Qué está ocurriendo? La respuesta resulta bien sencilla. Que el presidente es rehén de sus socios podemitas. Ni más mi menos. Hasta ha llegado a publicarse que Ione Belarra amenazó a Sánchez con dimitir si España enviaba armas a Ucrania.

Carlos Franganillo preguntó a Pedro Sánchez, en la entrevista de TVE, si se trataba de una imposición de Podemos y eludió dar una respuesta. "El mayor regalo que podíamos dar a Putin es la división, la no unidad", contestó. Como suele decirse en ámbitos castizos, “la gallina”.

 

Así pues, en vez de armas, tiritas. No vamos a ayudar a los ucranios a combatir, pero les garantizamos asistencia sanitaria si resultan heridos. Un detalle.

Tiritas y camas, porque el Gobierno ha habilitado en 48 horas 4.000 plazas de hospital, incluidas UCI’s, para atender a víctimas de la guerra de Ucrania, en Madrid, Andalucía, Galicia, Murcia, Castilla y León, Aragón…

Lo dicho, no les vamos a defender, pero, si resultan heridos, tenemos dónde hospitalizarles. A pesar de que nos encontremos a más de tres mil kilómetros.

Y ¿qué me dicen del ínclito Pablo Iglesias, aconsejando a Ucrania que se rinda, con una frase que va a ser histórica? “Los civiles armados -ha dicho- enfrentándose a un ejército profesional bien armado es el preámbulo de una tragedia. Hay que tener cuidado con esto del heroísmo”.

¡Vaya con el revolucionario! Aquel que quería conquistar el cielo por asalto.

El chantaje de los morados es, en fin, un clamor. Los de Podemos, los socios, han amenazado con votar en contra del aumento del presupuesto militar.

España, no el Gobierno o Pedro Sánchez, España, está pagando, como país, altos precios, de presente y de futuro, por una decisiones adoptadas únicamente para mantenerse en el poder al precio que sea.

Costes en prestigio, en crédito internacional, en presencia, influencia y capacidad de decisión. Ya lo he dicho en otro momento: No pintamos nada.

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