Gracias a Dios

La Paralimpiada, recién concluida, ha sido también escenario, al igual que ocurrió con la Olimpiada, de una suma de gestos y expresiones de contenido religioso por parte de los atletas que a nadie han pasado inadvertidos.

Y han resultado algo más llamativos precisamente por que a alguien, del movimiento olímpico mundial, que demostró tener muy poca cabeza, a la vez que una enorme falta de respeto hacia los demás, se le ocurrió prohibir en los Juegos cualquier manifestación religiosa. Prohibir.

Como era de imaginar, por lo absurdo de esa imposición cerril, han sido muchos los deportistas que, de una forma o de otra, han dejado testimonio de que, además de atletas y competidores, son personas, y por tanto, al menos en su caso, abiertas a la trascendencia, al más allá, a la existencia de Dios, etc., etc.

Un momento singular en el que se comprobó más que esa prohibición era un disparate ha sido cuando muchos han querido celebrar una victoria, una buena clasificación o una marca. No pocos de ellos han dado gracias a Dios. De una forma evidente, pública, sin tapujos, sin ocultarse. Les salía de dentro.

Copio de una carta al director publicada en ABC, aunque resumiendo, algunas de esas expresiones religiosa durante la Olimpiada:

-Usain Bolt, campeón de 100, 200 y 4x100, se santiguaba antes de comenzar las pruebas, y con el índice apuntaba hacia la altura, hacia el cielo.

-La turca Cakir, ganadora de los 1.500 metros, al terminar besó el suelo como agradecimiento a Alá.

-La etíope Mesara Defar, vencedora de los 5.000, lloró como una magdalena mientras mostraba una imagen de la Virgen María que había llevado en su pecho. Y volvió a hacerlo en el podio.

-El keniata David Rudisha, que batió el récord en los 800 metros, llevaba un crucifijo.

 

-El entrenador mejicano de fútbol dio gracias al cielo tras vencer a Brasil.

Son solamente algunos ejemplos, de los muchos que se vieron

Resulta confortante comprobar que los radicales e intolerantes, como quien decidió prohibir manifestaciones religiosas en los Juegos, no logran imponer su ley.

Gracias a Dios.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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