Europa hoy: Le conocen

Eso es al menos lo que le dijo en el debate sobre la situación económica Mariano Rajoy a José Luís Rodríguez Zapatero: ‘El problema es que ahora a usted le conocen en Europa’. Pues qué bien.

Pero al que de verdad conocen en Europa es al Real Madrid y a lo mejor, como al presidente del Gobierno, hasta la han perdido el respeto. Al menos, y desde hace unos años, en octavos de final.

Tras el partido del pasado martes en Lyón, es claro que al Real Madrid le conocen demasiado bien en Europa y que el proyecto Florentino Pérez- Jorge Valdano hace aguas por todos sitios. Hasta hace aguas por el sitio de Iker Casillas, a quien el gol le pilló demasiado lejos de su puerta.

Y hace aguas por el lado de Kaká, que está rindiendo a menos de un 5% de lo que en él es habitual. Y por el sitio de Xavi Alonso, que poco o nada tiene que ver con el que jugaba en liga británica, y hace aguas por el lateral izquierdo y… Pero un equipo que maquilla los resultados siguiendo de cerca al Barcelona, con los arabescos de Ronaldo e incluso con actuaciones espectaculares del mismo Casillas, tiene poco que hacer en la Europa de los Liverpool, de los Milan, de los Oporto e incluso de los Olimpiques aún cuando se haga la machada de remontar el gol de los franceses en la vuelta en el Bernabéu.

Pero por donde de verdad hace aguas el Real Madrid es por el banquillo y lleva así desde la pretemporada. Un fútbol que consiste en montar un embudo en las inmediaciones del área enemiga en el que –valga como anécdota- hay tiros a puerta que son frenados por las posaderas de los propios madridistas; un fútbol que renuncia a las bandas, un fútbol en el que las alineaciones se hacen por estaturas y un fútbol que se parece demasiado a las selecciones americanas de los años 40, ni justifica el presupuesto, ni las ilusiones de los aficionados, ni las portadas de los periódicos deportivos y mucho menos la presencia de un entrenador impotente en el banquillo hasta para hacer los más elementales cambios que se le ocurren a cualquier aficionado desde la grada.

Le conocen en Europa. Es fácil. Se trata de contribuir al embudo, tapar el centro del área y esperar a los fallos en el medio campo, que los hay, y en la izquierda de la defensa, que también los hay.

No es fácil tomar decisiones drásticas, sobre todo cuando esas decisiones son el testimonio palmario de las equivocaciones que se han cometido en las alturas. Pero hay que tomarlas, y cuanto antes.

 
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