Guardar y hacer guardar la Constitución

Los españoles estamos demasiados acostumbrados a los juramentos y a las promesas de los políticos. Demasiado acostumbrados a su incumplimiento, se entiende. Por eso no deja de ser extraña la preocupación de algunos sectores por el antes y el después del juramento o la promesa de Artur Mas como presidente de la Generalitat de Cataluña. ¿Y qué más da?

El anuncio de en qué va a quedar su juramento o su promesa, lo ha hecho el político separatista antes y después de la ceremonia formal. Ya desde el inicio de los rumores de la convocatoria de elecciones se sabía perfectamente y, precisamente esa convocatoria, se hizo para llevar a cabo una serie de proyectos o intentonas que poco tienen que ver con el juramento o promesa del presidente de la autonomía catalana.

Porque hay que recordar que el juramento o promesa hecho en la anterior legislatura estaba absolutamente en vigor cuando Artur Mas hablaba de secesión,, cundo aludía a una consulta para separarse de España, cuando se refería a un futuro estado catalán y mientras firmaba con la Esquerra Republicana de Cataluña, el acuerdo que le ha mantenido en el palacio de la Plaza de San Jaime.

Por eso no tiene la menor importancia lo dicho el día 24.

A partir de ahora lo que tendrá trascendencia es lo que haga el presidente de la Generalitat. Y mucha más importancia lo que le responda el gobierno y cómo le responda y, de momento, las respuestas no pueden ser más ambiguas y más timoratas.

Rajoy y sus asesores han dado en desplegar esas respuestas mediante lo que se ha llamado un perfil bajo. Una táctica vieja la de no dar a las cosas demasiada importancia, pero una táctica que tiene su punto débil en el momento en el que hay que acertar cuándo y de qué manera hay que darles importancia.

Dice Mariano Rajoy, entre otras cosas, que 'sería bueno que el gobierno y el PSOE fijaran posición común sobre Cataluña'. No es que sería bueno, sino que es absolutamente imprescindible y fundamental para España. Además esa posición lleva fijada y está diáfanamente clara, desde que se promulgó la actual Constitución.

Lo único que tienen que hacer PSOE y gobierno es cumplir y hacer cumplir la Constitución.

No vaya a ser que ahora en lo que tengamos que fijarnos sea en el juramento o promesa del presidente del Gobierno.

 

Pero, en definitiva, ¿qué más da?

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