Por la boca… Una ley para la educación antifraude

No está el horno de los fraudes, robos y mangancias varias, para muchos bollos. Tampoco está para tafetanes la cosa de la enseñanza en España.

Cada día surge un nuevo fraude, una nueva mangancia o un nuevo robo y hasta se dan cifras globales –de escalofrío por supuesto- del montante al que llegan los delitos dinerarios de toda laña.

Cada día hay nuevas cifras del fracaso escolar y universitario que nos deja a la altura de países que –también por supuesto- los estudiantes, protagonistas del desaguisado, no sabrían señalar en mapa.

Así las cosas, el Partido Popular pone en circulación la idea de una nueva asignatura. Se trataría de una 'cosa' llamada, más o menos, 'educación para la fiscalidad'. A este respecto el Grupo Parlamentario de dicha formación política, ha presentado en el Congreso una proposición no de ley, para instar al Gobierno a 'asegurar a los alumnos una formación financiera'. Proponen que entre los 11 y los 18 años los españolitos y las españolitas se familiaricen con lo que es un cuenta bancaria, un fondo de pensiones, préstamos e hipotecas' etc.

Hasta ahí la cosa puede parecer normal sobre todo si tenemos en cuenta aquello de que 'cuando el diablo no sabe qué hacer con el rabo mata moscas'.

Pero lo bueno viene en la exposición de motivos: 'la introducción en el curriculum educativo de conocimientos tributarios reporta ventajas para el cumplimiento de las obligaciones tributarias en la edad adulta y constituye un elemento esencial en la prevención del fraude fiscal'. O sea, que se trata de que cuando preguntemos a un niño eso tan socorrido de qué quiere ser cuando sea mayor, no nos responda: 'yo quiero ser defraudador fiscal'. Muy al contrario el niño bien educado responderá: 'yo quiero ser un probo gerente de partido político'. Y claro vendrá la confusión de sus progenitores que no sabrán qué es peor.

Así pues, una vez desaparecida la 'educación para la ciudadanía' tendremos, si Dios no lo remedia, la 'educación para la fiscalidad'. Claro que todo es empezar y habrá que atarse bien los machos con el profesorado que se elige por aquello de la ley y la trampa, aunque el Grupo Parlamentario del Partido Popular, que está en todo, propone que la asignatura de marras se imparta de forma 'equitativa, transparente e imparcial'.

No se sabe si la 'educación para la fiscalidad' impartida a los 11 años mantendrá su fecha de caducidad –ahora que los yogures están tan de moda- hasta la edad adulta en la que el ciudadano se enfrenta con sus obligaciones fiscales, pero que los padres estén tranquilos porque en esa asignatura, al menos, no tendrán que gastar en libros de texto.

No hará falta ni tomar apuntes en clase. Con la simple lectura de los periódicos nuestros de cada día, el alumno tendrá más que suficiente.

 
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