Por la boca… Sánchez es un efecto no deseado

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, interviene durante un acto de precampaña en Zaragoza.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, interviene durante un acto de precampaña en Zaragoza.

A la vista de sus acciones de gobierno, de las leyes que ha perpetrado y de las claudicaciones permanentes ante sus chantajistas, podría parecer que Sánchez está ahí –pura y simplemente- porque hace juego con la tapicería de los sofás de La Moncloa. 

Utilizando las palabras del propio Sánchez, cuando calificaba  la ley del sí es sí y decía que se quedaba corto, puede llegarse a la conclusión de que así como esa ley ha dado lugar a efectos no deseados, Sánchez es un efecto no deseado de la democracia.

Dicen que Churchill, dijo aquello de que “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos” y aunque es evidente que no lo dijo pensando en Sánchez -porque este aún no había exhumado a Franco y no había pasado a la historia- algo se cocía, porque está claro que una de las causas por las que la democracia tiene “cosas peores”, es que Sánchez está en La Moncloa.

Puede que las urnas (que no dejan de ser algo material y no susceptible de pensar o de tomar iniciativas salvo que Belarra las meta en la ley esa de los animales) no se equivoquen, pero sí se equivocan quienes introducen la papeleta con su voto en esas urnas. Se equivocan y tienen todo el derecho a equivocarse como ciudadanos libres que son. Pero se equivocan. Y de esas equivocaciones vienen lodos, polvos y hasta coaliciones de gobierno.

A la vista de sus acciones de gobierno, de las leyes que ha perpetrado y de las claudicaciones ante sus chantajistas, podría parecer que Sánchez está ahí –pura y simplemente- porque hace juego con la tapicería de los sofás de La Moncloa.

Cuando un gobernante ayuno en su gestión de logros económicos, de mejores sociales, de hacer más próspera la vida de los ciudadanos, de unir a sus compatriotas o de aumentar el prestigio internacional de una nación, y lo único que parece que sabe hacer es jugar a la petanca, es que algo va mal en el país que gobierna. Y entonces, a lo más que puede aspirar es a que le inviten a café. 

Si Sánchez siguiera gobernando (Tezanos mediante) tras las próximas elecciones generales, estaría claro que “alguienes” se habrían vuelto a equivocar.

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