El bochorno de un campeón

Eto´o es de raza negra. Yo soy de raza blanca. Eto´o es camerunés y juega en el Barcelona. Yo soy madrileño y madridista. Eto´o cobra por jugar en el Barcelona y por decir "visca el Barça" y "visca Catalunya". Yo nunca he cobrado por decir "viva el Real Madrid" y "viva Madrid". Yo no soy ni racista ni xenófobo. No se si Eto´o lo es. Solo sé que me ha insultado por ser de Madrid y del Real Madrid.

El Barcelona ha ganado la liga con todo merecimiento por la sencilla razón de que ha sido el mejor a lo largo de los meses y Eto´o ganará, posiblemente, el "Pichichi" de máximo goleador, porque ha sido el mejor de cara a la portería contraria. Pero, es un tópico, hay que saber ganar y la fiesta del flamante campeón ha dejado flecos que no son dignos de un gran club como  el Barcelona.

Ha sonado demasiado a fiesta de nuevos ricos; a fiesta de alguien que llevaba muchos años sin ganar nada y se le ha atragantado el festín en una mezcla insidiosa de nacionalismo catalán, antiespañolismo, barcelonismo absurdo y antimadridismo enfermizo. Siempre se ha dicho que es más dificil saber ganar que saber perder. Basta cotejar las declaraciones de los subcampeones de liga, felicitando sin reservas al campeón y las que han hecho algunos protagonistas del equipo ganador.

Carlos Puyol, un  magnífico futbolista que tanto en el Barcelona como en la selección española da lecciones de hombría de bien y de entrega y es ejemplo de deportistas, ha confesado que "me he quitado una espina que me hacía mucho daño". No sería para tanto. Además de que jugar al fútbol, tan bien como lo hace Puyol, con una espina clavada -si es en un pie debe de ser insoportable-  no es nada fácil, es bueno dejar las cosas en su sitio. Lógico que duela no ganar nada año tras año, pero ahora que se ha ganado y con toda justicia, hay que saber llevarlo con grandeza.

Esa grandeza faltó en el estadio del Club de Fútbol Barcelona. Posiblemente es lógico que unos futbolistas se desmadren sobre todo con el ambiente que les rodeaba, pero de ahí al insulto, al afán de venganza o al odio contra otro equipo y otros compañeros va un abismo.

Enhorabuena al Barcelona. Ha sido el mejor durante toda la liga y es campeón por derecho propio. No es el momento de recordar actuaciones arbitrales o hipotéticos cierres de campos por un "quítame allá una cabeza de cerdo".

Tenemos un magnífico campeón de liga que, con toda seguridad, hará un gran papel en Europa la próxima temporada, pero a ese equipo y a esos jugadores les ha sobrado algo de una fiesta que debió de ser de otra manera.

 
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