Algo falla

Cuando un país está un año sin gobierno.

Cuando cuatro políticos son incapaces de ponerse de acuerdo, mínimamente, para que alguno gobierne.

Cuando 350 supuestos representantes de los españoles, pueden estar un año sin hacer absolutamente nada, cobrando y viéndolas venir.

Cuando los propios políticos reconocen su fracaso y siguen en el machito.

Cuando son los líderes los que hablan de la necesidad de reformas, de la Constitución, de la ley electoral y de muchos más aspectos fundamentales en una democracia, y nadie mueve un solo dedo para intentar hacer lo que dicen que hay que hacer.

Cuando una y otra vez escuchamos las mismas vaciedades, los mismos tópicos, los mismos eslóganes, las mismas defensas y los mismos ataques, los mismos argumentos y hasta los mismos insultos, en campañas electorales, debates parlamentarios, tertulias y entrevistas.

Cuando llevamos años soportando y manteniendo ‘culiparlantes’ cuyo único mérito ha sido camelar a los líderes para que les coloquen en alguna lista electoral.

Cuando por estulticia, malicia o simple incompetencia, todo un país está en manos de una persona que, contra toda razón, impide el gobierno y paraliza las instituciones.

Cuando la tribuna parlamentaria de una nación sirve de altavoz a quienes no acatan las leyes de la democracia y pretenden desmembrar esa misma nación.

 

Cuando en un parlamento del siglo XXI se oyen diatribas y se ven gestos propios del XIX.

Algo falla en un sistema impotente para resolver los problemas que él mismo ha creado y da paso a inútiles y aprovechados que, por ende, constituyen un problema con su sola participación en la vida política.

Algo falla en un sistema que tras un año, dos elecciones y una tercera -si nadie lo impide- se muestra estéril, se cuece en su propia salsa y tiene a todo un país en el atolladero.

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