Algo olerá a podrido en Madrid

Ya lo dijo Shakespeare, solo que Marcelo, el personaje de Hamlet, se refería a Dinamarca. Quizás por eso la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, nos quiere vender la burra de la recogida de basuras contándonos lo que ocurre en otras ciudades de Europa y del mundo.

Con independencia de que se le podía dar a la señora alcaldesa una lista ingente de cosas, aspectos y circunstancias por las que Madrid no se parece a ‘otras ciudades europeas o del mundo’ –entre otras lo que recibimos los madrileños por los impuestos que pagamos- no parece acertado que con el verano ya entrando por la puerta se haya tenido la ocurrencia de sacar el ahorro en la recogida de basuras.

Con la capital con una temperatura por debajo de cero o con nieve o con lluvias, a lo mejor hubiera sido más ‘olible’ la iniciativa. Porque no es lo mismo retener la basura en un chalet en una zona apropiada o apartada del jardín o en un piso de doscientos metros cuadrados, con dos terrazas, en la zona norte o en una casa con un mínimo balcón, que en una vivienda de 60 metros cuadrados con ventanas pequeñas que además den a un patio de vecindad y en Madrid –imagino que en otras ciudades de Europa y del mundo- de ese tipo hay muchas.

La oposición se ha apresurado a criticar la idea que, de momento, no es más que eso, pero que ya verán ustedes que está al caer.

La próxima será volver a los carros de los traperos antiguos para no gastar combustible en esos camiones que –también hay que reconocer que huelen mal- circulan por nuestra ciudad a cualquier hora de la madrugada, de la mañana, de la tarde o de la noche. Al menos nos ahorraremos el ruido infernal que hacen… Es de suponer que al igual que ocurre en otras ciudades de Europa y del mundo.

Pero no hay nada seguro.

Lo único seguro, conociendo a nuestros políticos –aunque sean municipales- , es que si reducen los días de recogida de basuras, reducirán, ¡faltaría más!, la tasa correspondiente.

 
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