Los paquetes del ‘paquete’

Aunque casi siempre es un término que se emplea en el mundo de los deportes, todos entendemos lo que significa calificar a alguien de ‘paquete’. Normalmente es un sujeto que te han ‘colocado’. Pues bien, los electores del Partido Socialista, que eligieron a José Luís Rodríguez Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno, en dura pugna con José Bono, nos colocaron un ‘paquete’ al resto de los españoles. Y lo peor de todo es que fue por tiempo fijo y que, salvo contingencias, lo vamos a tener que aguantar hasta el final del plazo establecido.

En política también hay ‘paquetes’ y a nosotros nos ha tocado el ‘gordo’ mal que les pese a algunos recalcitrantes. En ese mundo no hay paquetes que, como los del boxeo, se dejen pegar como si fueran un saco de arena de esos de entrenamiento. Al ‘paquete’ político, le da por hacer cosas y ahí es cuando es más peligroso y hay que tenerle más prevención.

A Rodríguez Zapatero, le da por anunciar paquetes, valga la redundancia, de medidas económicas y es ahí en dónde tiene verdadero peligro, incluidos los cabreos de Angela Merkel y demás compañeros europeos que, últimamente, no miran bien ni al ‘paquete’, ni a los paquetes del ‘paquete’.

Además son unos paquetes que nos pillan por sorpresa, si es que se puede decir que Rodríguez Zapatero ya sorprende a alguien. Basta que él o la vicepresidenta económica digan que ya no hay más paquetes para que a los diez minutos nos inunden las casas como si de ‘papanoeles’ se tratara.

Dicen los entendidos, que el último paquete de medidas -que deja tiritando a los parados de larga duración, a las cámaras de comercio e incluso a los militares sin graduación- van en la buena línea pero que son insuficientes y que además llegan tarde.

Todo hace pensar que esos paquetes llevan el remite de Bruselas con lo que da la impresión de que han sido puestos en marcha a regañadientes y sin demasiado entusiasmo.

Nada de lo anterior contribuye a que ganemos en confianza que, al parecer, es la premisa imprescindible para que la cosa económica funcione medianamente y es evidente que los paquetes, por sí solos, no generan esa confianza sobre todo si no la hay en quién los propone.

No resulta fácil analizar la conducta variable y poco fiable de un ‘paquete’, pero cuando ese ‘paquete’ es presidente del Gobierno, el análisis empieza a convertirse en miedo y entonces es cuando uno se hace un lío y ya no sabe a qué ‘paquete’ quedarse.

 
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