La semana ha vivido una de las campañas electorales más pobres de nuestra democracia.

Aunque en todos los partidos aprovechan la reseña en los medios de los últimos mítines de campaña para transgredir la jornada de reflexión, LA SEMANA no va a hablar más de las elecciones en Galicia y en Euskadi. Tiempo habrá.

La actualidad ha dado más de sí, aunque sea una actualidad trufada de brumas, secreteos judiciales y desconciertos en las cúpulas de los partidos. El periodista piensa que por el teletipo va a saltar la noticia de que un partido se querella contra Penélope Cruz por prevaricación y que otro va a entregar un Oscar al juez Baltasar Garzón. Pero enseguida llega la aclaración y nos enteramos de que la querella no ha sido admitida por defecto de forma –aunque esto en Pe no es pensable- y que Woddy Allen cree que el juez no merece el Oscar porque en las últimas escenas se ha venido un poco abajo.

Todo es brumoso en la política española. El Partido Popular presenta una querella por prevaricación y resulta que tiene defectos de forma, Esperanza Aguirre hace bromas con la presuntaposiblesupuesta trama de corrupción y con Angelina Jolie y el consejero de Sanidad, y Ruíz Gallardón hace ‘manitas’ dialécticas con José Blanco en Lugo.

Rato tira por la calle de en medio y se marcha de compromisario de su partido –el Popular sigue siendo su partido- a San Sebastián. Ese simple hecho ha desatado, sobre todo en Génova, todo tipo de especulaciones. Las elecciones gallegas, en las que Rajoy, lo quiera o no, se juega mucho, están demasiado cerca como para que la ‘reaparición’ de Rato no levante todo tipo de suspicacias. Esperar y barajar. Y hay que esperar y barajar al analizar la casi continua presencia de Alberto Ruíz Gallardón en la campaña de Núñez Feijoo.

En las campañas dicen tanto las presencias como las ausencias. Por ejemplo, es fácil pensar que a Magdalena Álvarez la ‘han ibernado’ en Siberia durante la campaña y allí se ha ido a jugar con el scalextric y con el tren eléctrico que imita al Transiberiano. Pero así está entretenida y no aparece en los medios en fechas tan señaladas. Y está casi ausente Solbes, y está casi ausente la ministra de Educación, y Aído ni está ni se la espera.

Pero ya veremos cómo el lunes reaparecen todos –incluida ex Maleni- y la cosa continúa como casi siempre.

Y es que la envidia es muy mala, y habrá ministros del PSOE, a los que tienen ‘guardados’, que se ponen celosos de los pocos ministros que no están en el armario –dicho sea sin ánimo de señalar-, y hablan y opinan durante la campaña. Aunque opinen lo que Solbes, que sin el menor sonrojo afirmó que tenía envidia de un ex ministro.

Envidia, que algo queda. O prevarica, que algo queda también. Lo que pasa es que en las Leyes de Enjuiciamiento eso de ‘donde dije digo, digo diego’ no es fácil de conjugar. No es fácil, salvo que uno sea juez y cazador y conferenciante y viajero y reivindicante y martillo de herejes y azote de dictadores y desenterrador en las horas libres. Claro, que luego a uno le sacan la foto en los mítines de Felipe González o en el escaño del Partido Socialista, y pasa lo que pasa, y hay que inhibirse por muy desinhibido que se esté en otros campos lejos de la judicatura.

Crecen los rumores sobre la banca. Recapitalizaciones, fusiones, absorciones y –la bicha- nacionalizaciones. Y Fernández Ordóñez no contribuye a eso que los economistas llaman generar confianza, y con esto de los sumarios y de los secretos pues todos están mirando para otro lado. Y eso da pie a que Cayo Lara –Llamazares sector renovado- diga que ‘el capitalismo es incompatible con la democracia’. Y si no, pues va Moratinos y se lo pregunta a Obama.

 

Porque, ¡quién le iba a decir a nuestro ministro de Exteriores que iba a ganar Obama y que Obama iba a nombrar a la señora Clinton Secretaria de Estado, y que la señora Clinton le iba a recibir, y que de buenas a primera le iba a colocar los presos de Guantánamo! Que ya ha dicho Rubalcaba que mucha calma, y que antes lo tiene que consultar con el jefe de la Policía Judicial que está también, como Garzón, nominado para el Oscar.

Y así pasa la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero, que ahora se ha enamorado –políticamente, por supuesto- de Patxi. Que antes era ‘Patxi nada’ y ahora es Patxi a secas. En un discurso normal, el Secretario General del PSOE ha podido pronunciar el vocablo Patxi a secas entre un millón y dos millones de veces. Y es que se tienen mucha confianza.

Lo mejor es que Zapatero ha confesado, entre risas, que él es un especialista en Ibarretxe y, ante esa especialidad, uno no sabe qué pensar.

Claro que si la política española consiste en que lo que le va bien a Blanco le va bien a Ruíz Gallardón, tampoco importa demasiado que el presidente del Gobierno se declare un experto en Ibarretxe.

Y ahora, el domingo, como siempre, todos a ganar. Vamos, que ni Boluda el presidente ‘chorreante’ del Madrid.

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