Periodistas mudos y silentes

Esta estrategia se puso en marcha hace unos cuatro años. Se convocaban actos a los que sólo se permitía el acceso a reporteros gráficos. Entonces, los protagonistas realizaban declaraciones institucionales blindadas. Unos difundían un vídeo, otros distribuían una pieza grabada en la radio. Todo menos verse obligados a responder a cuestiones que no debían estar en el orden del día.

Poco después, se dio un paso más: las ruedas de prensa sin preguntas. Acudían los reporteros a la sede del partido o ministerio, el político de turno pronunciaba su intervención escrita, bien calibrada y razonada, y hacía mutis sin permitir que nadie le pidiera explicaciones. El enfado de los profesionales de la información ha ido en aumento.

El asunto no es baladí. Para muchos se está deteriorando el propio sistema democrático. Los políticos evitan de este modo rendir cuentas ante los ciudadanos de la tarea que se les ha encomendado. Se dedican a difundir propaganda y a escurrir el bulto. Una estrategia dirigida a convertir su tarea en algo más cómodo.

Desde entonces, ha habido algunas iniciativas de los periodistas para manifestar su desacuerdo. En abril de 2008, los directores de los diarios nacionales, el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid y el decano del Col.legi de Periodistes de Catalunya emitieron un comunicado de protesta. Firmaron el director de El País, El Mundo, ABC, Público, La Razón, La Vanguardia, 20 Minutos, ADN… No sirvió de nada.

En el verano de 2009, un periodista de laSexta, Carlos Hernández Echevarría, puso en marcha una plataforma en la red social Facebook, que se llamó: “Que los medios no cubran más ruedas de prensa sin preguntas”. La plataforma cuenta en estos momentos con 6.260 adhesiones y contiene hasta un Manifiesto de protesta dirigido a los directores de prensa, radio y televisión.

De poco ha servido. Los periodistas siguen siendo citados para que se comporten como simples copistas o amanuenses.

El pasado mes de marzo entró en escena el propio presidente del Gobierno. Zapatero inauguró una nueva modalidad: la rueda de prensa con sólo dos preguntas. Hasta por tres veces en ese mes convocó a los periodistas con esa limitación expresa: en la comparecencia extraordinaria por la catástrofe en Japón, tras reunirse con el secretario general de la ONU y en París, al anunciar la participación de España en la operación militar en Libia.

¿Qué sucedió? Que los periodistas reaccionaron adoptando una estrategia defensiva: se reunieron con anterioridad y pactaron entre ellos. Se consensuó qué temas resultaban prioritarios, el tono que se iba a emplear y el responsable de formular la cuestión. Resuma usted la actualidad en sólo dos cuestiones: menudo desafío.

Pero hay otros dos protagonistas que han tomado parte activa en esta nueva modalidad de boicot silencioso: Francisco Camps y Carme Chacón.

 

El presidente valenciano afrontó en 2009 la fase inicial del caso Gürtel que instruía Baltasar Garzón convocando a los periodistas a ruedas de prensa silentes, donde no había posibilidad de preguntarle por cuestiones concretas. Habló de filtraciones interesadas, del estado de indefensión en el que se encontraba, pero nadie le pudo inquirir por algunas derivadas o hechos concretos.

Por aquel entonces, hubo hasta una queja formal de la Federación Española de Sindicatos de Periodistas que dejó claro que Camps tenía “todo el derecho a dar su versión sobre las informaciones difundidas en torno a su persona, y a negarlas como ha hecho. Pero, si no está dispuesto a que los periodistas le pregunten, puede hacerlo mediante un comunicado”.

Otra declaración que no sirvió de nada.

La ministra de Defensa también se ha hecho muy aficionada a las declaraciones ‘enlatadas’, sin la intervención de periodistas. Como ya se publicó por extenso en estas páginas (véalo aquí), Chacón está muy preocupada. Los distintos frentes de guerra en los que España participa (Afganistán, Somalia, Libia) no deben suponerle ahora ningún desgaste de cara a la carrera sucesoria que va a poner en marcha para convertirse en candidata del PSOE en 2012.

De ahí que la táctica que haya adoptado la ministra sea la ya citada: no dar opciones a los periodistas a que le puedan preguntar. Chacón no quiere ruedas de prensa, ni declaraciones. Ni siquiera tolera ya los habituales ‘corrillos’ de periodistas a su lado en el Congreso o en cualquiera de sus actos.

Una profesional que cubre Defensa para un diario nacional describía hace unas semanas “el colmo del esperpento” al que había asistido cuando, tras una intervención de Chacón en la Cámara Baja, la ministra salió de la sala y se encontró con la prensa.

-- “Se puso tan nerviosa que solo acertó a pronunciar una ridícula frase: ‘Yo también tengo vida propia’. Toma, y yo también, pero al Congreso se viene a trabajar”, remachaba la periodista.

Aquel día, una ‘oportuna’ llamada a su móvil personal (se dijo que la llevó a cabo uno de los miembros de su gabinete) la salvó del apuro.

Como vemos, los políticos se están aficionando a este modo de proceder. Evitan dar la cara y huyen de los informadores. Una amenaza al derecho básico a recibir una información veraz, completa y relevante, una estafa a los ciudadanos y otro modo de censura.

Comentarios