¿Talante? ¡Pum! (II)

A José Luis Rodríguez Zapatero le ha estallado en la cara. Y, claro, ha quedado hecho unos zorros. Penita da verlo, intentando recomponer su figura, midiendo mucho las palabras, prisionero de ETA como está. Por avisos no habrá sido. Y si no, recuerden.

Hace casi tres años, el recién llegado a La Moncloa se presentó al Debate sobre el Estado de la Nación anunciando que la negociación política –y no tanto el frente policial, judicial o penitenciario- iba a contribuir al final de la violencia. En esa fase de su discurso estaba cuando en el madrileño barrio de San Blas, una bomba colocada por ETA con unos 20 kilos de explosivos hizo pum. La banda se hizo un hueco en el hemiciclo como suele, a su manera: con medio centenar de heridos, edificios parcialmente en ruinas, coches quemados y crisis de ansiedad.

Sin embargo, por extraño que parezca (y parece) aquello no sirvió de escarmiento. El jefe del Ejecutivo tiró mano de argumentario y espetó eso de “estamos ante un proceso que va a resultar largo, complicado, difícil”. Y carretera. Los chicos de la serpiente, mientras tanto, en su salsa, ante tanta pleitesía: olían el aliento inconfundible que emana la sed de poder a cualquier precio. Y comenzó el juego.

El pasado viernes, el político leonés se trasladó a Madrid desde Doñana, donde había decidido pasar el solsticio laico de invierno con sus hijas y la progenitora B de su “solución famitacional”. Se puso ante los micrófonos y clamó a los cuatro vientos las maravillas de un mundo feliz, ideal, en tonos de negro, verde y grana, la bandera de Euskadi.

La respuesta pareció milimétricamente calculada: ¡Pum! El parking de la remozada Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas saltó por los aires. Y, con él, el carcajeo de este ZP de la mano tendida y los ojos vendados.

Aquella bomba de San Blas de hace casi tres años fue un anuncio del perfil característico de los pistoleros. Irrumpió por sorpresa en medio del Debate sobre el Estado de la Nación y le estalló a Zapatero en mitad de la sonrisa, en medio del talante. ¡Pum!

Ahora, en pleno desarrollo de este singular “alto el fuego”, nos topamos de lleno ante la segunda versión, aumentada y corregida, del folletín. Y Zapatero, erre que erre: suspensión y no ruptura, dale a la matraca.

¿Y no podría alguien con un poco de sentido común (nada más hace falta) elaborar un episodio de lo que podríamos llamar algo así como “C.S.I. Izquierda Abertzale”, a ver si nuestro presi se da por enterado de una puñetera vez?

Pues parece que no.

 
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