PPodemos, política y marketing

            Aunque se presente como novedad absoluta, el eslogan “podemos” es antiguo; entre otros precedentes está el “We can” de la campaña de Obama. En realidad es una aburrida y obvia vuelta de tuerca a “con nosotros el cambio”, que dicen todos los partidos cuando no están mandando y ansían hacerlo.

            Lo Iglesias/Monedero/Errejón, en lugar de exquisteces universitarias, siendo profesores, vomitan trucos lingüísticos que prenden en la gente no crítica. Así, apenas puede entrar en una conversación la palabra “podemos”, porque enseguida hay un guiño, “sí, lo de Podemos”. O “valga la redundancia”.

            He sido durante décadas profesor universitario y si mis alumnos me hubieran salido con esas simplezas les hubiera aconsejado que volvieran a hacer mejor el bachillerato.

            Porque son simplezas. Es como si yo me hubiera vuelto loco y fundase un partido al que llamase, por ejemplo, “Andar”. Cada vez que se pronunciase la palabra – en “me gusta andar”, “andar es bueno para salud”- estaría trayendo agua a mi molino.

            Ya han dicho los de ese partido que en las elecciones generales solo contarán ellos y el PP, dando por muerto al pobre PSOE. Por eso el PP debería inventarse eslóganes y frases que queden en el imaginario colectivo y llenar de gente joven y simpática suya, si la hay, los programas de televisión. Yo tengo algunas buenas ideas pero no pienso darlas porque esa no es mi guerra o, mejor, mi paz.

            Lo único que deseo para la vida social es que no haya fanáticos, ni siquiera del bien y que no prevalezcan los supuestamente puros, como Robespierre, que suelen llevar o a un baño de sangre o, en el mejor de los casos, a acabar con las libertades.

 
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