Del Rock and Ríos a la huelga

Miguel Ríos está que trina. Supongo que lo de no vender ni la sombra de lo que vendía en los años del ‘Rock And Ríos’ le irrita mucho y por eso ha decidido irse a la guerra –que me disculpe la expresión- de la polémica cruzada antipiratería. Lo ha hecho público a través de una carta publicada en el diario El País. Quiere dejar de tocar y hacer una gran huelga general musical. Y desea que todos los músicos españoles adopten la misma postura que él. Inaudito.

No han tardado las reacciones a su polémica carta, sobre todo las de los consumidores, parte fundamental en el negocio de la música. El grito parece unánime: En su misiva, Miguel Ríos, se ha excedido en las soluciones planteadas y en las formas. Pero la culpa la tiene el Gobierno. Sea socialista o popular. Y en eso coinciden Miguel Ríos y los consumidores.

Hagamos un planteamiento serio y realista de la problemática que trae loco al artista. La música no ha cambiado. Lo que ha cambiado es el negocio. Donde hay que trabajar y buscar soluciones es dentro de la industria, no en la música que, al fin y al cabo, es un arte libre, no un gremio de asociación sindical como pretende Miguel Ríos. Las buenas canciones no entienden de economía.

De momento el problema de la piratería en España se centra en el llamado ‘top manta’ y en el libre intercambio de archivos musicales entre usuarios de la Red. Sin embargo lo primero, bajo mi punto de vista, no tiene nada que ver con lo segundo. El propio Ríos en su polémica carta defiende la copia privada. Pero la Ministra de Cultura, la señora Calvo, no lo ve así y pretende meter todo en el mismo saco en su futura ley antipiratería. Una ley que, por otro lado, no es nada progresista.

Lo que nos interesa a todos erradicar –músicos, discográficas, Gobierno y consumidores- es el ‘top manta’, que en realidad es sólo una parte del complejo problema que de manera nada exitosa –de momento- está afrontando el Ministro Caldera.

Resulta claro que estamos ante una situación que nuestros gobernantes deben solucionar con celeridad. Pero la música no necesita que un superhéroe como Miguel Ríos, todo un símbolo del rock, haga llamamientos públicos proponiendo huelgas generales de artistas. Además el problema de Miguel Ríos no es la piratería. Quizá las causas de su descenso en las listas de ventas las pueda encontrar en sus propias canciones. Los años pasan, algunas fórmulas se agotan y no es fácil estar siempre en lo más alto. Del mítico ‘Rock and Ríos’ a su último ‘60mp3’ hay un precipicio que corta la respiración.

La represión policial que pretende Miguel Ríos no está nada acorde con su forma de pensar y hace sospechar que los ideales políticos de ciertas personas sólo son válidos mientras el bolsillo está lleno. El control policial –Ríos hace referencia al Ministerio de Interior en su carta- será probablemente la única salida posible para vencer a las mafias del ‘top manta’, pero pretender, como pretende la ministra, expandir e equiparar esas medidas al mundo de Internet y a los usuarios personales es una fatal ocurrencia de nefastas consecuencias.

Plantear el silencio de los músicos como medida de presión al gobierno, es el colmo del delirio del viejo rockero. Me consuela saber que muchos de los músicos con los que trato a diario no aceptarían jamás esta infantil propuesta. Pretender el silencio reivindicativo de los todos los grupos y artistas de este país es una niñería, una tontería simplona.

El único heroísmo al alcance de Miguel Ríos, es seguir haciendo rock en estos tiempos difíciles. Y la única huelga general que beneficia a la industria musical es la contraria a la que propone el viejo rockero: es no parar de tocar y hacer buenas canciones. Por suerte, aún quedan muchos músicos en España que no pueden acudir a la llamada de Miguel Ríos, porque si dejan de tocar se mueren. Y eso sí es rock, Mike. No sé si lo recuerdas.

 
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