El planeta de los simios

No he podido resistir la tentación de comentar el proyecto Gran Simio por el que se quiere convertir a los monos en ‘doctor honoris causa’ por derecho propio. Parece ser que uno de los puntos del surrealista documento es evitar que los primates protagonicen spots en televisión. Como era de esperar vuelve a pagar el pato la publicidad.   Los monos y orangutanes siempre han prestado un gran servicio al mundo del cine (véase, por ejemplo, ‘King-Kong’) y de la publicidad (podría citar decenas marcas que han usado monos en sus anuncios).   La propuesta legislativa en defensa del chimpancé puede suponer a partir de ahora un coste inasumible para agencias de publicidad y productoras. Imagínese el coste que puede suponer la cesión de derechos de imagen al primate, ponerle una limusina para el rodaje, o pagarle su estancia en el Hotel Palace (incluidas dietas).   Sinceramente, creo que estamos llegando a unos niveles de estupidez supina. Dejemos a los monos, loros, perros o osos que anuncien productos aunque no firmen los contratos con su pata o con su garra. ¿Acaso no tienen ‘derecho’ a sus 20 segundos de gloria en la tele? Pues nada, que no. Y punto pelota.   Estamos ante un debate tan absurdo como estéril por más que algún diputado crea que los humanos somos medio simios (quizá le influyó la reposición de la serie “El planeta de los simios”). De verdad, no tengo nada ni contra el Gran Simio ni contra Copito de Nieve (qed). Lo que ya me parece que raya la estupidez es convertir en debate nacional semejante chorrada. De risa.

 
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