Mojitos a la tregua

Periodistas de todo el orbe acuden cada año a las universidades de este ilustre país amigo para cursar los estudios que imparten sobre ambas materias, siendo la asignatura sobre Sara Carbonero mucho más demandada que la que versa sobre el “grupo separatista”, por razones que se me escapan.

Hasta hace poco, la especialidad de la insigne casa británica eran las cocochas a la gibraltareña, pero ahora han aprendido a hacer el marmitako y están que lo tiran. Hasta nos dedican editoriales para decirnos lo que tenemos que hacer los españoles para terminar con el terrorismo. En el último ladrillo salmón, nos ofrecen las pautas a seguir para “resolver el conflicto”. Por lo visto, para estos sujetos, cuando estalla una bomba en España hay un “conflicto”, y cuando esa misma explosión se produce en Inglaterra hay un “brutal atentado terrorista”.

Según los observadores internacionales del Financial Times, el Gobierno de España debería legalizar a Batasuna, acercar los presos de ETA al País Vasco, y llevar a cabo otras tantas cesiones y gestos de buena voluntad con los terroristas. Amor, amor, amor. Algo parecido opina Gerry Adams en The Guardian, en un artículo en el que reconoce con alegría haber participado personalmente en el diálogo con los terroristas en el País Vasco, en Belfast y en Ginebra. Si nos guiamos por lo que dice el Gobierno de España, lo de Adams es un milagro, puesto que resulta realmente complicado participar en unas conversaciones que no existen. O tal vez el que no existe es el Gobierno de España. Sea como sea, parece que todos los malvados del mundo se han propuesto en los últimos días la misma cosa: darle otra vez la razón a Jaime Mayor Oreja. Y lo están consiguiendo. De momento, el único español que no se ha dado cuenta de esto es el líder de la oposición. A ver si alguien puede avisarlo.

No es justo condenar a los ingleses por su editorial. Al fin y al cabo, algunos medios españoles han publicado estos días artículos muy similares. Ingleses y españoles comparten la misma fuente oficial de información, y no es demasiado fiable. Hace tiempo que tenemos que enterarnos de forma extraoficial, por los periodistas de investigación y por Mayor Oreja, de lo que realmente se está cocinando. Y lo que se está cocinando es lo mismo de siempre. La prueba, una vez más, es que lo niegan. Escuche a un político negar y desmentir algo con insistencia, y podrá tener la seguridad de que está mintiendo. En nuestro país, la mentira se ha convertido en el principal obstáculo para la seguridad nacional.

Se ha escrito desde antiguo que los borrachos dicen siempre la verdad. Sospecho que el Ministro del Interior es abstemio. Más aún después de ver la mediática comparecencia del pasado lunes. Creo que Rajoy debería –de una vez- invitarlo a unos combinados de alta graduación. Que no se diga. Dicen que la política es el arte de lo posible. Así que es posible que el ministro acepte la invitación. Yo les recomendaría citarse en el bar Faisán, donde la especialidad es el Mojito a la Tregua. Una delicia. Se elabora con tres cuartas partes de mojito y un chorrito de tregua. Se bebe de rodillas. A partir del tercer mojito, las cosas empiezan a verse de otra manera. Y con seis mojitos encima, la verdad brota de tal modo, que incluso el ilustre editorialista del Financial Times podría llegar a comprender que las víctimas del terrorismo merecen el mismo respeto en Madrid que en Londres.

 
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